24 de octubre de 2005

El extraño caso de la demanda aparecida (6. Fantasmas)

En la misma línea que los apartados anteriores, el Hecho


SEXTO


de la demanda nos vuelve a narrar las intolerables vejaciones de las que Javier Cavanilles hace objeto al pobrecito Pedro Amorós. Así, en primer lugar hace referencia a dos artículos titulados "Estas Navidades regale cáras de Bélmez" y Cómo se descarta la explicación científica" (no, no he repedido el enlace por error; los artículos están reproducidos uno a continuación del otro en Editorial Bitácora). Para el demandante, en estos artículos Cavanilles

ratifica su línea de acción consistente en manifestaciones insultantes conjugadas con ausencia de verosimilitud razonablemente indagada.


Lo cual, francamente, me parece un pelín exagerado.

Para empezar, resulta bastante difícil encontrar insulto alguno. Todo lo más hay alusiones al papel que Amorós y la SEIP han jugado en todo este asunto, alusiones que a veces tienen un cierto tono jocoso, incluso de simpatía, pero que no resultan en modo alguno insultantes. Ciertamente, Cavanilles dice que, simplemente usando agua y aceite,

Pedro Amorós y su Sociedad Española de Investigaciones Parapsicológicas (SEIP) han vuelto a poner de moda la localidad de Bélmez de la Moraleda (Jaén) mediante la falsificación de nuevas teleplastias


Y dice también que el llamado "Método Máñez", que expone en el artículo, es

El procedimiento utilizado en el engaño


A eso debe referirse la demanda, ya que añade a continuación que

En esta entrega, al igual que las anteriores, se califica a Don Pedro Amorós Sogorb de falisificador y se le acusa de comercializar "su engaño", afirmaciones todas ellas que pueden ser pertrechadas mediante los derechos de la comunicación para exonerar la vulneración de los derechos constitutivos de la personalidad.


¿Cómo? ¿Que no lo entienden bien? Bueno, es que creo que hay un pequeño error de transcripción. Eso de que las afirmaciones de Cavanilles "pueden ser pertrechadas mediante los derechos de la comunicación", etc., es una forma un tanto retorcida de decir que Cavanilles está amparado por las libertades constitucionales de información y opinión. Lo malo es que eso lo podemos decir ustedes o yo, pero nunca el redactor de la demanda, así que supongo que la frase original decía hablaba de "afirmaciones todas ellas que no pueden ser pertrechadas...". Vamos, que Cavanilles se pasó tres pueblos al decir estas cosas.

Cosa que en mi opinión resulta bastante discutible. Recordemos que este artículo no está solo y aislado: forma parte de una serie en la que el propio Cavanilles ha puesto de manifiesto un montón de datos que apuntan a que, en efecto, lo que hicieron Amorós y la AEIP/SEIP fue eso y de esa manera. Así que no hay insultos, sino sólo conclusión que cualquiera con dos dedos de frente (incluso con uno y medio) aceptaría como la más razonable a la vista de toda la información que Cavanilles ha ido facilitando sobre el asunto. Tanto es así que de nuevo ocurre lo que ya hemos visto en otros apartados de la demanda: que el subconsciente traiciona al redactor y le hace decir cosas como que Cavanilles

acusa de comercializar "su engaño"


al pobre Amorós. Bueno, yo he leído de cabo a rabo los artículos varias veces, y no he encontrado que tal cosa se diga o siquiera se insinúe. Pero claro, es que en vista de todo lo que hemos ido sabiendo sobre este asunto resulta inevitable que cualquiera -incluido el redactor de la demanda- piense eso, ¿no?

Aunque también puede ser que el redactor de la demanda se haya adelantado un poquito a su propio ritmo. Y es que a continuación hace referencia a otro artículo de Cavanilles titulado "La SEIP ha ido modificando su teoría de las caras de Bélmez para mantener vivo el negocio". Para el demandante, el artículo

presenta una noticia plagada [de] expresiones descalificadoras tales como "...basa su hallazgo en falsas investigaciones..., "las últimas falsificaciones..., entre muchas más. Asimismo se concluye, al amparo del periodismo de investigación cuando nos encontramos ante una reelaboración de Javier Cavanilles, que mi representado genera los fenómenos paranormales a fin de lucrarse económicamente, acusándolo de interponerse en el desarrollo del iter sucesorio abierto tras el fallecimiento de Doña María Gómez Cámara.


Lo del iter sucesorio lo dejaremos correr; no creo que nadie con una mínima capacidad de comprensión lectora haya llegado a pensar que Cavanilles esté acusando a Amorós de meterse con los problemas que tenga o deje de tener la herencia de María Gómez. Supongo que se tratará de una especie de licencia literaria, algo así como cuando un mal novelista nos explica que el malo, además de malo, es albino, o cojo, o asquerosamente rico...

En realidad, la acusación apunta más bien a las "expresiones descalificadoras" y a las horribles conclusiones de Cavanilles. Apunta, pero vuelve a fallar. Por lo mismo de siempre: a lo largo de su artículo, Cavanilles da datos más que suficientes (y perfectamente contrastables) para comprobar que, en efecto, la SEIP ha ido modificando sus afirmaciones acerca de las caras de Bélmez conforme se han ido desarrollando los acontecimientos. Así, tras haber resaltado el importantísimo papel de María Gómez en la aparición de las "caras", resulta que la pobre señora se muere, de modo que en buena lógica el fenómeno también hubiera desaparecido. Pero no: las nuevas "investigaciones" de la SEIP muestran que las "caras" siguen apareciendo tras la muerte de la que antes consideraban como su causante. Y cuando los herederos de María Gómez se ponen duros en cuanto a la explotación del fenómeno, otras "investigaciones" hacen aparecer nuevas "caras" en una casa mucho más accesible para la SEIP (y más barata para el Ayuntamiento).

Y claro, con todos esos datos en la mano Cavanilles viene a concluir que los "descubrimientos" de la SEIP son la mar de oportunos de cara a mantener el negocio. Negocio que, por otra parte, existe: el artículo cita a Pedro Fernández, Delegado de la SEIP en Murcia, quien asegura que "la gran mayoría" de los investigadores que han pasado por la casa ha "sacado tajada" de él. Y si tenemos en cuenta que, por lo que dice la SEIP, nadie ha investigado allí tanto y tan intensamente como ellos mismos... En fin, que de nuevo estamos ante una conclusión poco menos que inevitable: o uno acepta que estamos ante un monumental cúmulo de casualidades, o bien habrá que aceptar que los cambios de actitud de la SEIP se orientan a mantener en auge el negocio.

A no ser que aceptemos una tercera posibilidad: que sean esas energías del Más Allá las que agradezcan los desvelos de la SEIP reorientando el fenómeno según convenga. No sé, a lo mejor les cae muy bien Amorós, y temiendo que dejase de aparecer por allí cuando murió María Gómez se empeñaron en seguir pintarrajeando las dichosas caritas. Y luego, cuando vieron que la ambición económica de los herederos podía dejar las "caras" originales lejos del alcance de la SEIP, tuvieron incluso la bondad de mudarse de casa.

Una posibilidad esta última que puede resultar difícil de aceptar para los escépticos, pero que en realidad es la más probable. Como hemos visto a lo largo de las entradas, Amorós y Cavanilles pueden mantener criterios muy distintos, pero tanto de los artículos de Cavanilles como de la documentación que ha proporcionado Amorós junto con la demanda se deduce que con toda seguridad las "caras" han sido pintadas por unos fantasmas. Queda por dilucidar si son del Más Allá o del Más Acá. Pero de lo que no cabe ninguna duda es que son eso, unos auténticos fantasmas.

2 comentarios:

  1. Es que se me han adelantado, Jose:

    http://www.editorialbitacora.com/bitacora/parademanda/parademanda.htm

    De todos modos no se trataba de la vista del juicio, sino de las medidas cautelares que piden en la demanda (y para llegar a ellas me faltan aún dos o tres capítulos)

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  2. Anónimo12:33

    ¿No os dais cuenta que todos vuestros mierdas de blog tratan siempre de lo mismo? Ja, ja, ja... después hablarán de esos a los que desprestigian. INUTILES

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