4 de marzo de 2009

La vidente

Reconozco que el lunes pasado, cuando me propusieron participar en el programa Esta mañana para un debate sobre videncia, me llevé una gran alegría. 

Y no porque esperase gran cosa del debate, la verdad. Para empezar, como estos programas están tan ligados a la actualidad del día acaba faltando tiempo para todo, y lo que se preveía como una discusión de, pongamos, un cuarto de hora, acaba siendo de cinco minutos amenizados con los gestos desesperados de alguien tras las cámaras que no para de señalarse el reloj para meterte aún más prisa. Por si esto fuese poco, el tema era la videncia y adivinación, una creencia tan disparatada que resulta especialmente complicado intentar tratarla con un poco de racionalidad. Podemos añadir, además, que me llamaron el lunes por la tarde y el debate se iba a celebrar el martes por la mañana, es decir, que no había tiempo para preparar gran cosa o, sobre todo, para designar a algún otro "voluntario" de Círculo Escéptico para que fuese en mi lugar. Vamos, que supongo que coincidirán conmigo en que la cosa no era especialmente apetecible.

Salvo por un detalle: mi contrincante.

En cualquier afición o deporte hay duelos a los que uno no se puede negar. ¿Qué aficionado al tenis diría que no a la posibilidad de jugar un par de sets con Rafa Nadal? ¿Cuántos fanáticos de la Fórmula 1 rechazarían competir en una carrera contra Fernando Alonso (sobre todo si no la comenta Antonio Lobato)? Y eso es más o menos lo que me ocurrió a mí: me proponían debatir contra alguien que en el mundillo de la videncia debía ser tanto como Iker Casillas en el fútbol, Pau Gasol en el baloncesto o Michael Phelps en la natación y sin papel de fumar a mano.

Nada menos que con Estrella Santos, presidenta de la Asociación Mundial de Videntes, Tarotistas y Parapsicólogos.

¿Cómo podía yo negarme?

Lo malo es que el entusiasmo me duró poco. Para empezar, yo no sabía quién era la tal Estrella Santos, aunque por su cargo supuse que sería algo así como Albus Dumbledore, pero en señora. Y sin barba. Y, en efecto, tras googlear un poco comprobé que barba no tiene, pero tampoco es que tenga la prestancia elegante y la apariencia misteriosa del director del Colegio Hogwarts, ni siquiera cuando Michael Gambon sustituyó en el papel al difunto Richard Harris. No sé qué pensarán ustedes, pero para mí que esta señora tiene una pinta bastante normalita. Quiero decir, bastante normalita dentro de la imagen tópica de una vidente. Por tener, hasta tiene su bolita de cristal y su teléfono 806...

En fin, que me llevé una pequeña desilusión con la tal Estrella Santos. Algo muy distinto a lo que ocurrió con la Asociación Mundial de Videntes, Tarotistas y Parapsicólogos: aquí la desilusión fue enorme, de las que hacen época. 

Vale, la asociación, desde luego, existe, como pueden comprobar en el Registro de Asociaciones de Ámbito Nacional (sí, me temo que aún no hay ningún Registro de Asociaciones de Ámbito Mundial). Pero, aparte del Registro, no lo podrán comprobar mucho más allá. Con semejante nombrecito uno esperaría que tuviera cierta resonancia internacional. Al menos, alguna resonancia internacional. Aunque sea pequeñita. Quiero decir que ya sabemos que en el ámbito de la parapsicología -por no hablar del tarot o la videncia- no abundan demasiado los Premios Nobel (todo lo más, algún que otro Premio Pigasus), pero al menos el mundillo tiene sus revistas de apariencia más o menos científica, y arrastra una larga tradición, más que centenaria, de sesudas investigaciones con las que alguna vez esperan poder demostrar que su objeto de estudio existe realmente, y es de esperar que esas publicaciones estuviesen repletas de artículos cuyos firmantes proclamasen a los cuatro vientos su pertenencia a la Asociación Mundial esa, ¿no? Sin embargo, la literatura, ejem, "científica" parapsicológica tampoco hace la más mínima referencia a ella.

De hecho, prácticamente las únicas referencias que Google encuentra acerca de semejante asociación consisten en varios centenares de anuncios de cursos, que casi invariablemente remiten... a la web de Estrella Santos. Sólo tras mucho persistir uno puede encontrarse con un pequeño espacio dentro de la web de la vidente, en el que además del onmipresente anuncio del dichoso teléfono 806 se nos ofrece un formulario para asociarnos y un sucinto comentario acerca de las ventajas de hacerse socio, que consisten básicamente en obtener un 15% de descuento en la compra de cursos y materiales esotéricos. Cursos y materiales, se sobreentiende, adquiridos a Estrella Sánchez.

Vamos, que a primera vista esto de la Asociación Mundial de Videntes, Tarotistas y Parapsicólogos (o de Tarotistas, Videntes y Parapsicólogos, porque a veces lo escriben de una manera y a veces de la otra) parece simplemente una excusa para tener un nombre rimbombante con el que avalar títulos, diplomas y cursos de pacotilla, darse importancia y, de paso, promocionar un poco las ventas del chiringuito esotérico de Estrella Santos. Es más, reconozco que a segunda y tercera vista también lo parece. Pero también cabe la posibilidad de que se trate de algún tipo de error; al fin y al cabo el anuncio del teléfono 806 en la web tampoco incluye la información obligatoria que establece el Código de Conducta para la prestación de los servicios de tarificación adicional y no por eso vamos a pensar que Estrella Santos los ha omitido a propósito, ¿verdad?

¿Cómo? ¿Que sí? ¡Pero qué malpensados!

En cualquier caso tampoco es que me preocupase demasiado. Recordemos que estábamos aún a lunes por la tarde, y al día siguiente, durante el debate, sin duda habría oportunidad para despejar estas y otras muchas dudas.

O bueno, no. Este era el aspecto que presentaba la mesa del programa. El tipo de la izquierda de la imagen soy yo, a la derecha está la presentadora, la simpática Inmaculada Galván, y en cuanto a Estrella Santos...



...pues nada, que no vino. No sé por qué. Según me dijeron en el programa, cuando se enteró de que iba a haber un debate dijo que no vendría, pero a mí me suena a excusa. Al fin y al cabo Estrella Santos es una vidente, y encima presidenta de la Asociación Mundial de tal y cual, así que sin duda debía haber adivinado desde un principio que se trataba de debatir y no de hacerse propaganda a gastos pagados. Digo yo, ¿no?

En fin, que aquello me descolocó un poco. Y otro poco que, tras haberme dicho que ante la huída... digo, la sin duda justificadísima ausencia de Estrella Santos (¿se habrá puesto malita o algo? ¡Pobre!) al final nos limitaríamos a comentar el reportaje en vídeo. 

Y justo cuando íbamos a empezar nos dijeron que habían localizado a otro vidente, Eugenio de Diego, pero el hombre va y, tras advertir que tampoco quería polemizar sobre este tema, se descuelga diciendo poco menos que él tampoco cree en la adivinación del porvenir y que su papel es más bien el de saber escuchar y ofrecer algo de conversación a sus clientes. 

Total, que al final lo más interesante del programa fue, con diferencia, el reportaje de vídeo. Échenles un vistazo (a partir del minuto treinta y tantos). Lo mío fue un papelón, con tanto cambio de planes, de personajes y de debates o no debates. 

Pero claro, ¿cómo iba yo a adivinarlo? ;-)



Actualización casi inmediata: Y si quieren verlo con más comodidad pueden hacerlo en el post que Luis Alfonso Gámez acaba de colocar en Magonia.