30 de enero de 2010

Mi placebocidio homeopático

Nada, que sigo por aquí.

Les decía yo hace un rato que, si mientras tanto no me venía de una vez la espantosa muerte que sería de esperar, les iba a contar algo acerca de mi experiencia con esto del suicidio homeopático. Y como resulta que los síntomas de la sobredosis siguen brillando por su ausencia, para entretener la espera voy a contar cómo me ha ido.

El principio, lo reconozco, no fue muy brillante. Ya sé que si uno echa un vistazo a las webs del ramo se topará con comentarios y más comentarios sobre el creciente auge de la homeopatía. De hecho hasta lo ha reconocido la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados, aunque habrá que matizar que Sus Señorías fusilaron al pie de la letra el contenido de esas páginas web, de modo que más que un reconocimiento sería... bueno, una intertextualización, creo que lo llaman ahora. Pero en fin, a lo que iba: que supuestamente la homeopatía experimenta tal tasa de crecimiento que al paso que vamos en unos añitos toda la población mundial estaría consumiendo sus remedios, lo cual podría dar lugar a problemas de suministro de sustancias activas si no fuera porque la peculiar naturaleza de estos "medicamentos" hace que, ya puestos, tampoco es que sea del todo imprescindible utilizarlos.

Eso dicen, en todo caso.

Pero quizá no sea para tanto. Hombre, ya sé que no es un estudio demoscópico, pero esta entrada de Eugenio Manuel Fernández Aguilar parece sugerir que lo del auge es como mínimo discutible. Y, en fin, esta entrada de la BBC también parece indicar que la curva de crecimiento de la homeopatía va más bien para abajo.

Entrada y noticia a la que uno un par de anécdotas, que evidentemente no son un dato, pero si los vendedores de paparruchas las usan con tanta alegría tampoco vamos a hacerles nosotros ascos.

A lo que iba. Ya sé que la mayoría de las farmacias españolas muestran unos enormes cartelones que dicen HOMEOPATÍA y que para los creyentes en ella son indicio de una cierta respetabilidad medicamentosa, aunque a un lado otro cartel igual diga PRODUCTOS DE HIGIENE ÍNTIMA (para los angloparlantes, es algo que se llama igual que último producto de Apple, pero sin la i. O, si lo prefieren, algo así como esto), y al otro el mismo tipo y tamaño de letra proclame que también venden toda clase de productos de ESTÉTICA, es decir, vaselina aderezada con unos cuantos ingredientes de nombres exóticos y efectividad como poco improbable, pero que justifican que el botecito cueste más que si estuviera relleno de oro en polvo.

Y tanto que lo sabía, que ni corto ni perezoso me planté en la primera farmacia que me pilló a mano y pregunté

"¿Tienen homeopatía?"

Y, para mi sorpresa, la respuesta fue

"No, ya no tenemos. Ahora ya no tiene casi salida."

Con algunas variantes, esta fue también la respuesta que obtuve en cuatro tiendas de productos dietéticos, naturistas y santos, digo, naturales. Y también en la segunda farmacia que probé. En la tercera la respuesta también fue negativa, pero al menos más esperanzadora:

"No, no tenemos. Solo vendemos medicamentos científicos."

Asombrado, conté a la chica lo del suicidio homeopático. Sonrió y me deseó suerte, no sé si para suicidarme o para encontrar el producto con el que hacerlo.

Que localicé, por fin, en la cuarta farmacia. Solo que también con ciertas dificultades: las letras que anunciaban la homeopatía en el escaparate eran enormes, pero el surtido era bastante pequeño, también, según la dependienta, por la caída de ventas. Finalmente me decanté por el oscillococcinum, que me ha permitido experimentar con ciertos aspectos de la homeopatía que tal vez interesen incluso a algunos homeópatas de mente abierta (con lo cual, obviamente, no me refiero a estos encantadores especímenes). Pero eso, en cualquier caso, quedará para otro día. Hoy me quedo con lo que se desprende de mi experiencia en las tiendas y, sobre todo, de los enlaces que comentaba al principio (y algún otro que no incluyo por no aburrir): parece que el negocio de la homeopatía no ya no crece, sino que incluso va decreciendo. El hecho de que, teniendo en cuenta lo que me respondieron en seis de los siete intentos infructuosos, este declive probablemente se deba a causas económicas y no a una mayor información de los consumidores/víctimas de esta pseudoterapia es una pena, pero en todo caso saber que este timo en concreto está de capa caída no deja de ser una buena noticia.

Y ya ven, Gabriela, "valeroso" anónimo: sigo vivo ;-)

El pacebocidio homeopático

Bien, como a estas alturas debe saber todo el mundo, hoy se ha producido el famoso placebocidio homeopático, expresión que por cierto se debe toda todita a PZ Myers. Y en espera de que los miembros de Círculo Escéptico que, como cuenta Ricardo Campo, se han ido a la Puerta del Sol de Madrid a ver si allí estiraban la pata nos cuenten cómo les ha ido el evento (pista: gozan de buena salud pero no pueden hablar de momento porque tienen la boca llena), por mi parte les resumo cómo ha ido la jugada a nivel mundial.

A primerísima hora comenzaban a llegar los avisos de que en Nueva Zelanda no se habían producido víctimas mortales. O no mortales. Vamos, que los suicidas gozaban de la misma buena salud que antes de tragarse el potingue homeopático de turno. Era de esperar, por otro lado, si tenemos en cuenta que el New Zealand Council of Homeopaths hizo público un pasmoso comunicado en el que decía lo que aquí copio y pego para su instrucción y jolgorio (las negritas son mías):

The concept of “ overdosing” is one that is peculiar to conventional medicine where material doses are used. In homeopathic remedies above the 12th potency no molecule of the material substance remains. Therefore overdosing cannot happen.


Claro que, a continuación, los homeópatas neozelandeses matizan esa píldora de azúcar tangible con estas gotas de ciencia homeopática (o sea, diluida hasta desaparecer):

Just because there is nothing material in the homeopathic remedy it does not mean that there is no “active ingredient.” Recent research has shown that it could be the electromagnetic property of the homeopathic remedy that is instrumental in its
effectiveness.


O sea, que ahora no es ni la memoria del agua ni algo cuántico (utilícese la expresión en sentido puramente pratchetiano), sino unas propiedades electromagnéticas de las que hablaremos en el otro momento pero que, les adelanto, tienen unos cimientos tan sólidos como el resto de las ideas homeopáticas. En fin...

Tras las de Nueva Zelanda llegaron las noticias de Australia, en la misma línea: las únicas bajas registradas fueron dos señoras que pasaban por allí cargadas de remedios homeopáticos y que, al ver el panorama, dieron media vuelta y se fueron. Por lo demás, ni muertos, ni moribundos, ni siquiera una uña rota o una carrera en las medias.

Y después, claro, llegó Gran Bretaña (y bueno, nosotros) con noticias similares. Al parecer, el principal síntoma que padecieron los participantes en los actos repartidos por todo el país fue el frío, pero en vez de reconocer que sería cosa de la sobredosis, los muy recalcitrantes se empeñaban en achacarlo a unas temperaturas que rondaban los cero grados. Por lo demás todos parecían felices y contentos, como pueden comprobar con las fotos y vídeos que poco a poco van subiendo a la web de la campaña. De hecho hay quien le ha tomado gusto a la cosa y cuando escribo esto aún anda tomando gránulos homeopáticos como el que come caramelos. Lo cual, por otra parte, tampoco es una comparación demasiado descabellada.





En fin, aún se desconoce el número total de participantes en los actos o la repercusión que han tenido. De hecho, lo único que puede asegurarse con rotundidad es el número exacto de moléculas de sustancia activa que hemos ingerido entre todos: cero patatero.

Pero, en fin, como siempre hay que conceder el beneficio de la duda, no descarto que los perversos efectos de la sobredosis vayan apareciendo conforme pasen las horas. Bueno, sí lo descarto, pero lo tenía que decir, sobre todo porque así, con la excusa de ir informando si sigo vivo, puedo dejar aquí esta entradita y seguir más tarde con otras cuestiones enjundiosas acerca del suicidio homeopático en general, y de las vicisitudes del mío particular.

Hasta entonces

...sigo vivo todavía

Estoy empezando a sospechar que quizá la homeopatía no funcione...

Aún vivo...

...y son las 11,55. Las 10:55 en Gran Bretaña.

29 de enero de 2010

Reforma de la Ley de Libelo

Como ya hemos comentado en alguna ocasión (por ejemplo aquí, sin ir más lejos), la legislación inglesa sobre el libelo es una auténtica losa para la libertad de expresión. A nivel mundial, porque cosas como sus costes astronómicos o la posición casi insostenible en la que dejan a los demandados no son algo que padezcan solo los ciudadanos ingleses, ni mucho menos. Para la Justicia británica cualquier vinculación, por mínima que sea, con Inglaterra o con algún ciudadano inglés es suficiente para extender su jurisdicción a cualquier ciudadano de cualquier país.

Una legislación que atenta tan evidentemente contra la libertad de expresión es algo que merece el rechazo de cualquier persona con un mínimo de consideración hacia este derecho tan básico y fundamental.

Como cuenta Luis Alfonso Gámez en Magonia y Círculo Escéptico, la Libel Reform Coalition ha organizado una campaña para solicitar la reforma de esta legislación.

Su objetivo inmediato es reunir 100.000 firmas para impulsar esa en el Parlamento Británico, y como pueden comprobar ya tienen muchas, algunas bastante ilustres y otras mucho más modestitas (como la mía, aunque puedo presumir de ser el primer español que firmó), pero hacen falta más. Así que ya están tardando ;-)


P.S.: Ya que estamos, les cuento un par de cosillas:

- Respecto a la demanda de la BCA, el próximo mes de febrero se celebrará la vista de la apelación del Dr. Singh. Bueno, suponiendo que Simon Singh sobreviva al suicidio homeopático del próximo sábado. La Sala estará compuesta por los principales magistrados de la Corte de Apelaciones, lo cual da una idea de la expectación que ha levantado este caso no ya entre el público en general, sino también en el mundillo de la judicatura británica.

- Y, hablando del suicidio homeopático, ya tiene convocatoria oficial en Madrid.

- Y hablar de Simon Singh y la BCA nos lleva a hablar sobre la quiropráctica. Más pronto que tarde habrá alguna fuente de buena información sobre esa pseudoterapia en nuestro idioma, ya lo verán. Pero mientras tanto no se pierdan esta. Merece la pena.

27 de enero de 2010

Cómo funcionan los remedios homeopáticos

Y ya que estamos con esto de la homeopatía, me he topado con una forma muy clara y precisa de explicar cómo funcionan los remedios homeopáticos. Hela aquí:

















No sé quién es el autor de la tira original (que está aquí, así que reconozco humildemente, ahora que aún no está en marcha la SS, que la he tomado y traducido sin permiso. Y he procurado traducirla tal cual, a pesar de un pequeño detalle en el que se ha quedado desfasada: después de todo, el agua sí que conserva una "memoria" de las sustancias que tuvo disueltas... durante cincuenta millonésimas de nanosegundo. Para que luego digamos...

Fin de semana escéptico en Madrid


Como supongo que ya sabrá todo el mundo a estas alturas, el suicidio homeopático no es el único acto escéptico que tendrá lugar el próximo fin de semana. Antes y después tendran lugar otros dos que creo que merece la pena reseñar.

El primero, el viernes por la tarde, es la presentación en Madrid de La conspiración lunar, ¡vaya timo!, editado por Laetoli y escrito nada menos que por Eugenio Fernández Aguilar, lo cual es toda una garantía.

Y el sábado por la tarde, también en Madrid, tendrá lugar la primera edición española de escépticos en el pub, una ingeniosa idea de origen británico que ahora trae a España ARP-Sociedad para el avance del pensamiento crítico. En esta primera edición Ismael Pérez Fernández pondrá los puntos sobre las íes acerca de la astrologia, una de las supersticiones más populares y al mismo tiempo más ridículas.

En fin, que ya lo saben: si andan ustedes por Madrid aprovechen el viernes para asistir a la presentación del libro, que sin duda pasarán un buen rato; el sábado por la mañana suicídense con una sobredosis de algún mejunje homeopático de su elección, y el mismo sábado por la tarde acerquense a The Clover House para disfrutar de una estupenda velada escéptica.

Y en cuanto al domingo... bueno, juega el Atlético de Madrid. No sé si eso vale...

26 de enero de 2010

El remedio homeopático de la semana (I): rayos X.

A lo largo de estos días hemos citado algunos ejemplos de remedios homeopáticos francamente estrafalarios. Quiero decir, más estrafalarios aún de lo normal. Aquí, por ejemplo, mencionábamos el imponente Muro de Berlín a 30C, que según dicen es mano de santo contra los sentimientos de opresión y angustia. Aquí les hablaba yo de Luz de Saturno a 3C, que por lo visto va muy bien contra los picores femeninos (y no me refiero a esos picores femeninos, sino a que en las "pruebas" a que fue sometido el invento las mujeres experimentaron picores por todas partes), el dolor de cabeza y la incontinencia urinaria. Y aquí, en fin, mencionaba la Luz de Venus a 12C y el Canto de delfín, que puede adquirirse en potencias desde 3C hasta 10 M.

Pero no son, ni mucho menos, los únicos remedios estrambóticos que nos brinda el apasionante mundo de la homeopatía. De hecho hay tantos que he decidido dedicar a estos monumentos a la imaginación y la candidez humanas una pequeña sección semanal, que durará mientras el cuerpo aguante (que a lo mejor no es mucho, claro), y que declaro solemnemente inaugurada con la mención a un potingue que, sorprendentemente, es mucho más corriente de lo que yo creía: los rayos X homeopáticos.

Con lo de homeopáticos no quiero decir que te hagan una radiografía emitiendo una radiación de la cual los rayos X hayan sido cuidadosa y sucusivamente eliminados, no. Me refiero a lo que esta página denomina (sin que me conste que estén de coña) "una maravillosa medicina homeopática". Y maravillosa debe ser, por lo visto, teniendo en cuenta que sirve para dolores de diverso tipo, náuseas, pérdida del deseo sexual, picores (femeninos y masculinos) y hasta pieles secas y quebradizas.



¡Ah!, y también, traduzco literalmente,

reestablece la gonorrea suprimida



Lo cual la verdad me suena bastante mal, pero supongo que en el feliz mundo de la homeopatía esto será una cosa buena y deseable.

Por otra parte, no crean que esto es una cosa marginal, ni mucho menos. Como pueden comprobar con una simple búsqueda googlera, lo venden incluso los más, ejem, prestigiosos laboratorios homeopáticos.



Reconozco que no sé a ciencia cierta cómo se prepara el mejunje, aunque teniendo en cuenta el "modus operandi" de otros casos parecidos, supongo que será más o menos así: se irradia con rayos x una pequeña cantidad de lactosa y a continuación se diluye y empieza el consabido proceso de dilución, dinamización, dilución, dinaminación, etc, asegurando de la manera más eficaz posible que de la lactosa original no quede ni el menor rastro (y no les digo ya nada de los rayos X, claro). De todos modos eso no es problema: ya sabemos que el agua tiene memoria (y si no lo creen echen un vistazo a este artículo, que es probablemente el intento más serio y riguroso de explicar las propiedades cuánticas del agua dinamizada), así que seguro que se acuerda de todo perfectísimamente.

De modo que se echa el agua en unas pildoritas o gránulos y se dejan secar. Con lo cual, en resumidas cuentas, ni queda rastro de los rayos X, ni de la lactosa que los recibió, ni del agua en que fue disuelta. Lo único que queda es, según los homeópatas, "memoria", y según cualquiera que analice el proceso con un poquito de sentido común, pura y simple fe.

Fe que incluso ha dado lugar a que aparezcan aspectos colaterales del negocio. Por ejemplo, el hecho de que los rayos X sirvan para preparar potingues homeopáticos implica que también pueden afectar, de la misma forma mística, a los remedios ya preparados. Afortunadamente, como ya sabemos, en el mundillo de las creencias paranormales, cuando surge un problema imaginario siempre aparece una solución imaginativa. Y lucrativa, claro. Tal como esta:



En fin, si este remedio les ha parecido estrafalario, esperen a ver el de la semana que viene (que da hasta miedo). Y recuerden, si a pesar de todo deciden comprar productos homeopáticos, háganlo en tiendas de toda confianza. Les recomiendo encarecidamente esta:



Y no, no me llevo comisión, pero visítenla y comprenderán por qué la recomiendo. De nada.

25 de enero de 2010

Más sobre la homeopatía: un par de cartas


La cosa se presenta movidita. Tras el apoyo a la campaña 1023, Círculo Escéptico ha iniciado la recogida de firmas en apoyo de dos cartas, y que de nuevo tienen que ver con el muy acuoso tema de la homeopatía.

La primera de ellas ha sido enviada a la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados, y naturalmente tiene que ver con la aprobación de una moción no de ley por la que se insta al Gobierno a considerar la homeopatía como "acto médico". Ya hemos hablado del tema por aquí, y por cierto decía yo, de forma bastante sorprendente (al menos, a mí mismo me sigue sorprendiendo) que estaba de acuerdo con la medida. No del todo, en realidad. Me parecía y me sigue pareciendo evidente que las intervenciones sobre la salud deberían dejarse a los médicos, que aunque a veces sean partidarios de las pseudoterapias al menos parecen ofrecer algo más de garantía que tantos y tantos "alternativos" cuya formación médica es nula, disparatada, o nula y disparatada a la vez. Pero, por otro lado, también me parece evidente que una resolución como la de la Comisión de Sanidad supone dotar de una aparente legitimidad a algo que en el fondo no deja de ser una pamplina pseudocientífica. En ese sentido, la solicitud de Círculo Escéptico me parece más que razonable, así que ya tienen mi firma ahí colocada.

La otra carta tiene más miga. O no, pero el caso es que habla sobre una cuestión que no he tratado en el blog, así que, con su permiso, me extenderé más sobre ella.

Se refiere al comunicado de la Organización Médica Colegial anunciando que su Asamblea General ha aprobado también considerar a la homeopatía como "acto médico". Se trata de un comunicado como mínimo bastante chocante, en primer lugar por el hecho mismo de existir: no sé a ustedes, pero al leerlo a mí me ha venido a la mente cierto latinajo. La verdad, si la OCM ha aprobado semejante cosa, le bastaba con decirlo y punto redondo, sobre todo teniendo en cuenta el precedente de los muy dignos y no poco despistados miembros de la Comisión de Sanidad. Sin embargo, la OCM no se limita a dar cuenta del acuerdo, sino que lo acompaña con lo que la propia OCM llama "puntos", alguien mucho más benevolente que un servidor llamaría "justificaciones", y yo, francamente, encuentro que son simples excusas. Veámoslas.

Dice la OCM que

- Es una realidad social la progresiva implantación y aceptación de la Homeopatía como terapia entre la población, pero, con excesiva frecuencia, realizada por personas sin ninguna o, en el mejor de los casos, una mínima formación sanitaria.

- La OMC asume el papel que le corresponde en defensa de la sociedad y de la salud de los ciudadanos, partiendo de la premisa fundamental de que toda terapia, convencional o no, alopática, holística u homeopática, es en sí misma un ACTO MÉDICO que precisa de un diagnóstico previo, de una indicación terapéutica y de una aplicación de la misma, y que debe ser realizada, necesaria y obligatoriamente, por una persona cualificada y legalmente autorizada para ello. Es decir, UN MÉDICO.

- Independientemente de sus resultados, todas las actividades desarrolladas en torno a la salud de la persona son entendidas como actos sanitarios. Si, además, las mismas precisan de un DIAGNÓSTICO, se convierten en un ACTO MÉDICO. Según la legislación vigente, para poder hacer un correcto diagnóstico es imprescindible un marco de conocimientos acreditado que sólo posee el médico.


Tres interesantes puntos que en realidad se contestan con uno solo: ni uno de los argumentos sirve para justificar la consideración de la homeopatía como "acto médico".

Supongamos que no hablamos de homeopatía, sino de alguna pseudoterapia aún más disparatada (y hay que reconocer que los homeópatas, con inventos como este o este lo ponen cada vez más difícil). Hablaremos, por ejemplo, de la "digitonasopatía", según la cual el origen de las enfermedades se encuentra extracción semivoluntaria de la sustancia en la que se deposita la energía vital, es decir, los mocos, nos hurgamos la nariz con el dedo al pararnos en un semáforo. Su método terapéutico consiste en la ingestión de "remedios" fabricados mediante la dilución de la sustancia extraída durante la citada operación, pero para que no nos acusen de plagio (y para que a nadie le dé mucho asco), el método de dilución no será el de Samuel Hahnemann, sino el del Dómine Cabra.

Hala, pues ya que tenemos la digitonasopatía en marcha, vamos a ver si se le aplican las "justificaciones de la OMC":

- Es una realidad social la progresiva implantación y aceptación de la digitonasopatía como terapia entre la población, pero, con excesiva frecuencia, realizada por personas sin ninguna o, en el mejor de los casos, una mínima formación sanitaria.


Bueno, esto no es cierto porque aún no se ha popularizado, pero teniendo en cuenta la rapidez con la que se implanta cualquier disparate pseudomédico, es solo cuestión de tiempo.

- La OMC asume el papel que le corresponde en defensa de la sociedad y de la salud de los ciudadanos, partiendo de la premisa fundamental de que toda terapia, convencional o no, alopática, holística o digitonasopática, es en sí misma un ACTO MÉDICO que precisa de un diagnóstico previo, de una indicación terapéutica y de una aplicación de la misma, y que debe ser realizada, necesaria y obligatoriamente, por una persona cualificada y legalmente autorizada para ello. Es decir, UN MÉDICO.


Aquí ya vamos mejor. Evidentemente la digitonasopatía, como terapia que es, precisa de un diagnóstico previo (el análisis de la dirección del dedo, su temperatura, la profundidad alcanzada y el aspecto, peso, densidad y volumen de la sustancia vital extraída), de una indicación terapéutica (la exacta composición, en pases de olla Caprinos, del remedio digitonasopático), y de una aplicación de la misma (es decir, tomarse el mejunje). Por lo tanto, y siguiendo la argumentación (por llamarla de alguna manera) de la OMC, deberá realizarla un médico. Perdón, UN MÉDICO.

- Independientemente de sus resultados, todas las actividades desarrolladas en torno a la salud de la persona son entendidas como actos sanitarios. Si, además, las mismas precisan de un DIAGNÓSTICO, se convierten en un ACTO MÉDICO. Según la legislación vigente, para poder hacer un correcto diagnóstico es imprescindible un marco de conocimientos acreditado que sólo posee el médico.


Y aquí también damos en el clavo: la intervención digitonasoterapéutica se desarrolla en torno a la salud de la persona. Vale, sí, se desarrolla en torno a ella en plan órbita, es decir, girando y girando pero sin tocarla jamás. Pero bueno, eso mismo pasa con la homeopatía.

De hecho, eso mismo (todo eso mismo) pasa con cualquier pseudoterapia que nos imaginemos, sea vudú, santería, imposición de manos, oración a San Blas para que nos quite la carraspera, o lo que queramos. En todos los casos se cumplen los tres puntos con más precisión que en un triple de Pau Gasol. Y en todos los casos, evidentemente, que se cumplan los tres puntos no implica que la terapia en cuestión tenga el más mínimo efecto sobre la salud.

La OCM sigue ilustrándonos sobre su decisión diciendo que

- El médico homeópata está formado en Medicina Tradicional y en Homeopatía, y sólo su DIAGNÓSTICO y, dentro de éste, un diagnóstico diferencial, va a proporcionar al ciudadano la garantía necesaria de un correcto enfoque terapéutico, evitando, sobre todo, el error por omisión y la demora en el tratamiento preciso que, independientemente de su eficacia, pueda poner en riesgo su vida. Ello, en contraposición a las personas que ejercen este tipo de prácticas sin titulación, sin formación suficiente, sin control y sin ninguna garantía.


Lo cual es correcto solo en apariencia. El problema no es la formación del médico, sino la terapia que aplique, y en ese sentido da igual si el médico es además homeópata, culomántico o brujo arapahoe. Es cierto, como decía más arriba, que el hecho de que quien aplique la pseudoterapia sea médico aporta un mínimo de garantía (aunque solo sea la de su seguro de responsabilidad civil como colegiado). Pero también es cierto que el hecho de que un médico aplique una terapia cuya eficacia es nula o como mínimo muy dudosa no dice gran cosa en favor de su criterio profesional. En este sentido, sinceramente creo que la OCM haría un mejor servicio a la profesión médica (y, sobre todo, a los ciudadanos) insistiendo en la formación y en la aplicación de terapias probadas y con respaldo científico comprobado, en lugar de respaldar el uso de pseudoterapias.

Pero la traca final es el último punto. Leamos, leamos:

- La Homeopatía, al igual que otras terapias médicas, sobre la que persisten “grandes incertidumbres” (ISCIII), aunque aceptada en sistemas sanitarios de diversos países europeos, debe estar sometida a los mismos CRITERIOS ÉTICOS Y CIENTÍFICOS que cualquier otra actividad médica. Así, deberá demostrar, científicamente, su efectividad y eficiencia a través de la realización de los estudios pertinentes, elaborados con el suficiente rigor y la adecuada metodología.


Y ahí es donde está el meollo de la cuestión. Si, según el benevolente criterio de la OCM, persisten "grandes incertidumbres" sobre la homeopatía, habrá que considerala como, digamos, insuficientemente probada (en caso contrario las incertidumbres serían medianejas, pequeñas o inexistentes, digo yo). Lo malo es que los procedimientos médicos insuficientemente probados son, según el artículo 22.1 del propio Código Deontológico de la OCM, prácticas no éticas, de modo que antes de empezar a aplicarlas (y, por tanto, antes de reconocerlas como "acto médico") lo que habría que hacer es acreditar ese respaldo científico del que habla la OCM.

O eso, al menos, pienso yo, así que ahí tienen también mi firmita.

Com decía al principio, estos están siendo unos días moviditos con lo de la homeopatía. Y aún se prevén más chubascos. Así que permanezcan atentos a sus pantallas...

23 de enero de 2010

10 23: suicidio homeopático


Por si alguien aún no lo sabe: el próximo 30 de enero un buen número de escépticos de todo el mundo nos suicidaremos. A las 10,23 UTC, para ser precisos.

Claro que los vendedores de misterios no deberían echar las campanas al vuelo. Se trata de un suicidio por sobredosis homeopática.

Pueden leer los detalles aquí, puesto que desde Círculo Escéptico nos hemos sumado a campaña organizada por la Meyerside Skeptics Society. Pero de todos modos resumo la jugada: el próximo día 30, a las 10,23 horas (las 11,23 hora peninsular española), varios centenares de escépticos, divulgadores científicos y defensores de los derechos de los consumidores ingeriremos (cada uno) de una sola vez el contenido completo de un frasco del "medicamento" homeopático que escojamos. Así, con un par de narices.

O bueno, en realidad con una sola nariz, porque la cosa no es para tanto. Vamos a reconocerlo: las posibilidades de sufrir algún tipo de complicación por sobredosis son nulas. Siempre y cuando el potinque que tomemos sea homeopático, que en eso hay que andar con mucho ojo: muchos fabricantes de "medicamentos homeopáticos" no se contentan con saltarse las leyes de la física, la química o la biología, sino que también se saltan las mucho más mundanas leyes del Estado Español y la Unión Europea, y no tienen el menor reparo en vender como homeopáticos productos en los que se mezclan el agua milagrosamente dinamizada con extractos de plantas o cantidades reales de algún principio activo. Pero si el producto es realmente homeopático, si se trata de Árnica 30C u Oscillococcinum 200C (o, ya puestos, Luz de Saturno a 3C, y como de costumbre les remito al correspondiente enlace porque soy consciente de que esta es una de esas cosas que hay que ver para creer), pues no pasa nada de nada.

Y en esto, cosa curiosa, parece que incluso los homeópatas coinciden: no pasa nada por tomarse todo el frasco de golpe. Así lo dice una web británica concebida como respuesta a la campaña 1023. La web contiene los argumentos de siempre, así que no hace falta que la recorran entera (salvo que quieran escuchar, una vez más, las mismas cosas sobre la memoria del agua, o las mismas referencias a los pocos ensayos clínicos sobre la homeopatía que, en estricto cumplimiento de la maldición de Sir Ronald Fisher, ofrecen resultados positivos). Simplemente vayan a esta entrada del blog y allí... Vale, sí, también encontrarán lo mismo de siempre, pero con una novedad: dos argumentos por los cuales la sobredosis homeopática no producirá efecto en quienes nos metamos entre pecho y espalda alguno de esos mejunjes. Que son

1.- Que los remedios homeopáticos solo te hacen efecto si eres susceptible a ellos, y

2.- Que tomar una [dosis] del remedio es lo mismo que tomar la botella entera (con potencias más allá de 12C).

A los cuales hay que decir amén.

En efecto, los remedios homeopáticos solo te hacen efecto si eres susceptible a ellos. Y aunque el autor se larga un rollo acerca de la individualización de los tratamientos homeopáticos, lo cierto es que con esa frase le bastaba, porque cualquiera puede darse cuenta de que hay otros "tratamientos" a los que les pasa exactamente lo mismo: los placebos. Una dosis de ácido acetilsalicílico te hará efecto creas en la aspirina o no. La "creencia" puede añadir un efecto placebo que incrementará su efectividad, y la incredulidad podría introducir un efecto nocebo que le reste eficacia, pero la reacción bioquímica seguirá produciéndose. Pero si el efecto de la aspirina dependiese exclusivamente de que fuésemos "susceptibles" a ella, tendríamos que empezar a pensar que la pastilla no contiene nada más que excipiente, ¿no?

Y mucho más claro aún es lo de que tomarse una dosis de un remedio homeopático es lo mismo que tomar la botella entera. El autor del blog da como única explicación que "eso es lo que han descubierto los homeópatas a través de doscientos años de experiencia". Y yo le creo, por supuesto. Pero para quienes no sean homeópatas y, por tanto, no hayan elegido olvidar conocimientos básicos de química, resultará sin duda significativo que esto se produzca "con potencias más allá de 12C".

Volvamos con la campaña británica. Su nombre, recordarán, es 10 23. A lo mejor alguien, al leerlo, ha pensado eso de "¿por qué marcó esa hora tan rara? Pudo ser luego", pero la cosa, como decía mi abuela, tiene su conque: en realidad el nombre es 1023, diez elevado a veintitrés.

Y aquí es donde entra en juego el signore Amedeo Avogadro: 6,022 x 1023 es precisamente el valor de su famoso numerito, y por consiguiente es a partir de 23 diluciones decimales (o a "potencias más allá de 12 centesimales") cuando desaparece el menor rastro de la tintura madre original con la que se elaboró el medicamento homeopático.

Por tanto, "con potencias más allá de 12C" ni el Árnica contiene árnica, ni el Oscillococcinum contiene oscilococos (aunque bueno, en este caso realmente tampoco las contiene la tintura madre). Y en cuanto a la Luz de Saturno... en fin, qué quieren que les diga, con lo que me cuesta aguantarme la risa.

De modo que ya lo ven: incluso los homeópatas coinciden en que la sobredosis será inofensiva para nuestra salud. Aunque, en vista de las airadas reacciones que van surgiendo a la iniciativa 1023, quizá no sea tan inofensiva para su salud... financiera.


P.S.: por cierto, y al hilo de lo anterior: si tomarse una botella entera de un potingue homeopático "con potencia más allá de 12C" es lo mismo que tomarse una sola dosis, ¿por qué puñetas los dosifican? Si la dosis carece por completo de importancia, ¿no estarán timando al consumidor al venderle un envase con X dosis en lugar de instruirle para que divida el producto en tantas dosis infinitesimales como le sea posible? Bueno, quiero decir, ¿no le estará timando más aún? Digo yo, vamos.

11 de enero de 2010

...y la homeopatía y sus evidencias

Como dice Carolus en su comentario a mi entrada anterior (aunque no sé si puedo considerarla realmente "mía", claro), la escena del monumental cabreo de Hitler en "El hundimiento" es una mina inagotable de parodias. Aquí tienen, por ejemplo, una dedicada cariñosamente a la homeopatía (para verla, asegúrense de activar los subtítulos -en inglés- con el botón de abajo a la derecha):



En este caso la he descubierto gracias al blog del Dr. Aust, mucho menos gruñón de lo que él mismo dice. Y como el Dr. Aust tiene además la amabilidad de aclarar algunas de las alusiones que se hacen en el vídeo, pues aquí las tienen, no corregidas, pero sí aumentadas por un servidor.

El resto de alusiones no creo que necesiten mucha más explicación, salvo quizá una relativa al Príncipe Carlos de Inglaterra. Y no me refiero a su apoyo a la homeopatía, sobradamente conocido. Ni siquiera a lo de los enemas de café. En el minuto 3 y 32 segundos, Hitler dice que "la sangre aria corre más espesa que el agua, y se vuelve más espesa cuanto más la diluyes". La familia real británica, como es notorio, desciende en parte de la nobleza alemana. Claro que, según algunas fuentes, también desciende de Vlad Dracul (bueno, de una hermana), y sin embargo no consta que su negocio de "medicinas" alternativas incluya sanguijuelas en su catálogo...

En fin, que espero que hayan disfrutado del vídeo. Y si no es así, no se preocupen: a cierto personaje tampoco parece gustarle mucho eso de que se utilice esa escena para hacer parodias...

10 de enero de 2010

7 de enero de 2010

La Ley sobre prácticas comerciales desleales y el mercado esotérico (I)

Puede que sea usted una de esas muchas personas que están convencidas de que ya no se producen milagros. Pero eso es porque no lee el Boletín Oficial del Estado. Los habituales de la Gazeta de Madrid saben que los Boletines Oficiales son capaces de actos tan indiscutiblemente milagrosos como convertir a algún perfecto inútil en todo un Director General, o elevar la prescripción y dispensa de agua destilada al rango de un acto médico.

Milagros que palidecen, todos ellos, ante el que el BOE nos bridó en su edición del pasado 31 de diciembre.

Hagamos un poco de historia. Hace algo así como diecinueve meses, desde Círculo Escéptico solicitábamos, entre otras cosas, la incorporación a nuestro Derecho de la Directiva 2005/29/EC, relativa a las prácticas comerciales desleales. Nuestra petición se producía en abril de 2008, y recordaba amablemente a nuestras autoridades legislativas que el plazo previsto en la propia Directiva para que los Estados miembros de la Unión Europea la incorporasen a sus respectivos Ordenamientos Jurídicos finalizó en diciembre del año anterior.

Bueno, pues finalizó la espera. A nuestros Poderes Públicos, tan aplicados ellos, tan solo les han hecho falta tres años y medio largos (la Directiva se aprobó en mayo de 2005) y una Sentencia condenatoria del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas para que podamos asistir al feliz natalicio de esto.



Y ahora es cuando me dice usted que tras los excesos navideños y esas cosas, lo que menos le apetece es ponerse a desentrañar veintidós páginas de prosa legal. Pero no se preocupe, que para eso están los amigos. Y como siempre he sido partidario del valor didáctico de los ejemplos, en esta y sucesivas entregas iremos viendo juntos qué significan todas esas aburridas disposiciones legales mediante la visita a webs selectas del mundillo del timo paranormal.

La Ley de trasposición (que en adelante llamaré Ley 29/2009, para evitar confusiones) consiste básicamente en la modificación de otras cuatro normas con rango legal: la Ley de Competencia Desleal, la Ley General de Publicidad, el Texto Refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y la Ley de Ordenación del Comercio Minorista (¿ve como tenía yo razón al advertirle de lo de la indigestión?). Y lo hace introduciendo algunas disposiciones que, en mi opinión, hacen que determinados negocios paranormales empiecen a oler a chamusquina.

Por ejemplo, tras la reforma, el artículo 4.3 de la Ley de Competencia Desleal queda así (las negritas son mías):

Las prácticas comerciales que, dirigidas a los consumidores o usuarios en general, únicamente sean susceptibles de distorsionar de forma significativa, en un sentido que el empresario o profesional pueda prever razonablemente, el comportamiento económico de un grupo claramente identificable de consumidores o usuarios especialmente vulnerables a tales prácticas o al bien o servicio al que se refieran, por presentar una discapacidad, por tener afectada su capacidad de comprensión o por su edad o su credulidad, se evaluarán desde la perspectiva del miembro medio de ese grupo. Ello se entenderá, sin perjuicio de la práctica publicitaria habitual y legítima de efectuar afirmaciones exageradas o respecto de las que no se pretenda una interpretación literal.


¿Qué quiere decir eso? Bueno, quizá recuerden ustedes aquello de la "no estafa" paranormal, es decir, la interpretación de los Tribunales en el sentido de que quien pica en un timo esotérico comparte la culpa por ser tan pardillo como para creer en esas cosas. La Ley 29/2009 no cambia las cosas en el ámbito penal, pero sí en el de la competencia desleal, de modo que ahora, al ver cosas como esta



las autoridades no deberán evaluar la oferta en función de la actitud que suponen tendría ciudadano normal y corriente (al que, incomprensiblemente, suelen creer incapaz de tragarse esas tonterías). En su lugar, deberán ponerse en la piel de alguien que realmente crea en el mal de ojo para ver si son aplicables cosas como estas que dice la nueva redacción del artículo 5:

1. Se considera desleal por engañosa cualquier conducta que contenga información falsa o información que, aun siendo veraz, por su contenido o presentación induzca o pueda inducir a error a los destinatarios, siendo susceptible de alterar su comportamiento económico, siempre que incida sobre alguno de los siguientes aspectos:
a) La existencia o la naturaleza del bien o servicio.
b) Las características principales del bien o servicio, tales como su disponibilidad, sus beneficios, sus riesgos, su ejecución, su composición, sus accesorios, el procedimiento y la fecha de su fabricación o suministro, su entrega, su carácter apropiado, su utilización, su cantidad, sus especificaciones, su origen geográfico o comercial o los resultados que pueden esperarse de su utilización, o los resultados y características esenciales de las pruebas o controles efectuados al bien o servicio.
(...)


O ya puestos, el punto g (me refiero al del artículo, no a ese que por lo visto no existe), que dice que es desleal la información falsa sobre

La naturaleza, las características y los derechos del empresario o profesional o su agente, tales como su identidad y su solvencia, sus cualificaciones, su situación, su aprobación, su afiliación o sus conexiones y sus derechos de propiedad industrial, comercial o intelectual, o los premios y distinciones que haya recibido.


De modo que lo mismo anunciarse así



cuando la abracadabrante Asociación Mundial no parece ser más que un chiringuito empresarial dedicado al mercadeo de lo paranormal no cuadra demasiado con la letra y el espíritu de la Ley, digo yo.

También resulta interesante el nuevo artículo 7, cuando dice que

1. Se considera desleal la omisión u ocultación de la información necesaria para que el destinatario adopte o pueda adoptar una decisión relativa a su comportamiento económico con el debido conocimiento de causa. Es también desleal si la información que se ofrece es poco clara, ininteligible, ambigua, no se ofrece en el momento adecuado, o no se da a conocer el propósito comercial de esa práctica, cuando no resulte evidente por el contexto.


Así que digo yo que para vender esto



quizá pudiera considerarse como un elemento importante a la hora de adoptar la decisión de comprar esos productos que sus fundamentos físicos, químicos y biológicos son un disparate, que en la mayoría de los casos no contienen ni rastro de principio activo alguno, y que la evidencia científica de su efectividad es como mínimo discutible (¿o a lo mejor habría que decir "indiscutible"?).

En fin, que como vemos después de todo quizá la nueva legislación sí que tenga alguna repercusión sobre quienes se aprovechan de la credulidad ajena. Porque la cosa no se queda aquí, no crean, que solo acabamos de empezar. En la próxima entrada, más.