23 de septiembre de 2011

El remedio homeopático de la semana (XV): remedios para la tos

Una de las cosas que hemos oído decir todos acerca de la homeopatía es que se basa en que "lo similar cura lo similar". Es el similia similibus curantur que sirve de lema a los homeópatas y hasta de estribillo de alguna canción difícilmente calificable en términos aptos para todos los públicos (y lo digo en serio: si pinchan en el enlace es bajo su responsabilidad; yo me lavo las manos).

De lo que no suele hablarse tanto es del alcance de la palabra "similar". Los homeópatas no "curan una enfermedad con la sustancia que la produce", como dicen muy a menudo; en realidad lo que dicen tratar son los síntomas que presenta el paciente empleando una sustancia que produzca unos síntomas similares... diluyendo el significado del término hasta extremos homeopáticos.

Por ejemplo, supongamos que usted tiene tos. O bueno, no se me ofenda: su vecino de enfrente. La tos puede ser síntoma de numerosas patologías, desde luego, pero a los homeópatas, como dijo en su día sobre sí mismo un ilustre vendedor de patrañas paranormales, la lógica les importa un pito, y lo importante no es la enfermedad, sino los síntomas, así que nos olvidaremos de esas cosas tan complicadas como los virus o las bacterias que, por otra parte, según los seguidores de Hahnemann, no tienen que ver con el hecho de que nos pongamos malitos, y centrémonos en la tos.

Tos que, desde el punto de vista homeopático, debe tratarse como es lógico con algo que produzca también tos. De modo que nuestro primer remedio va a ser el tabaccum. O sea, el tabaco. Que desde luego hace toser, ¿verdad?



Pero los homeópatas van más allá (bueno, vamos más allá, que yo también lo soy). Supongamos que la suya no es una simple tos, sino que va acompañada de algún otro síntoma. Por ejemplo, de un cosquilleo en la garganta. A lo mejor considera que esto es razón suficiente para ir al médico o al menos a la farmacia y pedir un medicamento de verdad, en cuyo caso lo mejor será que deje aquí el artículo. Pero si a pesar de todo quiere insistir con la homeopatía, sepa usted que hay un remedio eficacísimo para esas molestias concretas: Vichy. Sí, ya saben, el agua de Vichy de toda la vida, esa llena de agujeritos que al beberla hace... pues sí, cosquillas en la garganta.


Pero vamos a suponer que su tos no se queda solo en eso. No es una tosecilla de cuando en cuando, ni siquiera la tos estridente que uno espera oír en el momento culminante de un concierto de música de cámara, no. Es una tos convulsiva, de esas que parece que en cualquier momento se nos vayan a salir los pulmones por la boca. Una tos que podríamos calificar como "explosiva", de modo que su remedio es... el Trinitrotoluenum.



Lo cual, por cierto, me plantea una duda. Que haya gente dispuesta a creer que hay que usar un explosivo (de los de verdad) para tratar una tos "explosiva" (metafóricamente hablando) ya resulta bastante inverosímil, pero que el remedio exista comercialmente sencillamente no me lo trago. Porque, vamos a ver, ¿de verdad hay alguien tan tonto como para ponerse a golpear un frasco de TNT, aunque sea contra una biblia encuadernada en cuero, como prescribía Hahnemann?

No, no me contesten, gracias. Ya me hago cargo.

22 de septiembre de 2011

Bilbao, centro del mundo

Si le preguntamos a alguien de Bilbao dirá que su ciudad siempre es el centro del mundo, pero esta vez tendremos que darle la razón quienes no somos de allí: en los próximos tres días, Bilbao va a ser el centro del mundo escéptico y científico de nuestro país.


La primera de las citas imprescindibles es la del jueves 22 a las 20 horas en el Pub Cotton Club, que va a acoger nada menos que un especial Enigmas y Birras en el que se presentará Escépticos, la primera serie sobre pensamiento crítico y de denuncia de las supersticiones que se produce en España, presentada por Luis Alfonso Gámez y dirigida por José Antonio Pérez, que estarán allí para contarnos todo lo que haya que contar sobre la serie y alguna cosa más. Si el episodio piloto que pudimos ver hace unos meses ya prometía, pueden estar seguros de que los que le siguen van a dar más de un disgusto a los vendedores de curas milagrosas, predicciones astrológicas, fobias a la tecnología, visitas de marcianos y otras filfas paranormales. Además, cada capítulo (que emitirá ETB por televisión y también por internet a través de su web) va a tener su complemento en una serie de actividades divulgativas, en las que por supuesto también tendrá un papel destacado el Círculo Escéptico, asociación a la que pertenecemos tanto Luis Alfonso y José Antonio como yo mismo, y a la que ustedes también pueden adherirse. Ya les iremos contando.


Y la segunda, que se desarrollará a lo largo de todo el viernes y el sábado en el Paraninfo de la Universidad del País Vasco, es el evento Amazings Bilbao 2011, organizado por Amazings.es y en el que participarán 29 de los más destacados divulgadores científicos y del pensamiento crítico de España. Y sí, ya sé que el cartel dice que son 30, pero es que también se ha colado en el programa un servidor, con una microcharla de diez minutos titulada "Similia" cuyo tema se pueden imaginar. Y, si no se la imaginan y/o no pueden venir a verla, les adelanto que el viernes a las 12,10 horas, la misma de la charla, publicaré aquí una entrada inspirada por ella. El evento contará además con actividades paralelas, como las exposiciones fotográficas de Almudena Castro y Paco Bellido, tertulias, talleres, y sobre todo algo que no aparece en los programas pero que resulta tan satisfactorio y enriquecedor como todos esos actos: la posibilidad de compartir un rato de charla con gente tan extraordinaria, tan... bueno, amazing.


De modo que advertidos quedan. Y, si aún tienen dudas, les invito a que se animen con el último trailer de Escépticos. ¡Que lo disfruten!

14 de septiembre de 2011

Expertos confirman que los gatos negros son peligrosísimos.


Entrevistador: ¿Que opina usted de los gatos negros?

Experto: Que son peligrosísimos.

Entrevistador: ¿Pero tiene datos sobre eso?

Experto: Bueno, no, pero todos lo sabemos.

Entrevistador: ¿Y cómo lo saben?

Experto: Porque hay datos que lo demuestran.

Entrevistador: ¿Pero no dice que no tiene datos?

Experto: Bueno, aún no, pero vamos a realizar nuevos estudios y seguro que aparecen.

Entrevistador: ¿Es que hasta ahora no se han realizado estudios?

Experto: Sí, muchísimos. Un mogollón.

Entrevistador: ¿Y no son suficientes?

Experto: No, claro: aún no tenemos datos que confirmen que los gatos negros son peligrosos. Pero seguro que si hacemos muchos estudios tarde o temprano sonará la flauta.

Entrevistador: Pero entonces, ¿son peligrosos?

Experto: Muchísimo, oiga, muchísimo. Tan peligrosos como el agua de las piscinas. Se lo digo yo, que para algo me gano la vida haciendo informes sobre la peligrosidad de estas cosas y cómo prevenirla.

Entrevistador: Muchas gracias.

Experto: A tí, pardillo.


Nota del autor: Aunque pueda parecer que esta entrevista es una parodia de la que seguramente hizo el redactor de esta noticia de la Agencia EFE, no lo es. Al fin y al cabo, no creo que el experto entrevistado para la noticia dijera nada sobre el hecho de que, si realizamos muchísimas veces un estudio, en alguna de ellas tendrá que salir el resultado que queríamos, aunque sea por una simple casualidad estadística. Ni tampoco que, bueno, es un experto que vive de estas cosas, así que no se puede esperar que tire piedras a su propio tejado, ¿verdad?


Y en cuanto a los gatos negros... bueno, seguro que son tan peligrosos y cancerígenos como los teléfonos móviles. Y si no lo creen, lo dicho: denme tiempo y dinero para montar muchos estudios, y tarde o temprano daré con uno que lo confirme. Fijo. 




Y muchas gracias, Mauricio, por la información sobre lo de las piscinas. En otras circunstancias podríamos pensar que el tal Manolis es un paranoico, pero visto lo visto yo diría que simplemente es un sinvergüenza que se aprovecha del miedo que él mismo ayuda a sembrar. Mmmh... ¿de qué me sonará eso?

13 de septiembre de 2011

ABC y los malvados campos electromagnéticos



Hay personas a las que los extraterrestres controlan la mente. Ya, ya sé que eso no es verdad, pero ellos están absolutamente convencidos de que es así, y viven sumidos en el pánico ante la intrusión de los marcianos. Es una situación angustiosa, y supongo que a nadie sensato se le ocurriría que la forma de informar sobre este problema es dar la razón a estos enfermos y animarlos a que sigan usando sus gorros de papel de aluminio, ¿verdad?

Pues o yo me equivoco o en la redacción de ABC hace falta una buena inyección de sensatez, porque eso mismo es lo que han hecho al hablarnos de una dolencia similar a la de las víctimas de los hombrecillos verdes: el "Síndrome de hipersensibilidad electromagnética".



El artículo, cuyo título ya lo muestra como candidato a entrar de cabeza en Malaprensa, empieza muy fuerte:

No es todavía, o al menos según establece la Organización Mundial de Salud, una enfermedad con carácter oficial. 

Muy fuerte y sin dar una. Porque resulta que la Organización Mundial de la Salud sí que ha estudiado profusamente la "hipersensibilidad electromagnética" y la reconoce oficialmente... pero como enfermedad psicosomática. Y es que, aunque el artículo siga diciendo que

La ausencia de estudios impide conocer datos relativos al nivel de incidencia y los efectos sobre la salud de eso que algunos ya conocen y llaman «electrosensibilidad»

Lo cierto es que sí que existen esos estudios, y además son un puñado. Lo que ocurre es que sus resultados son abrumadores en el sentido de descartar que los pacientes sufran una verdadera sensibilidad a los campos electromagnéticos. En esta revisión, por ejemplo, concluye que

En resumen, la investigación reciente no indica que la calidad de vida en relación con la salud resulte afectada por la exposición a campos electromagnéticos de radiofrecuencia en nuestro entorno diario. Más aún, ninguno de los estudios muestra que los individuos que aseguran padecer hipersensibilidad electromagnética fuese más susceptible a los campos electromagnéticos de radiofrecuencia que el resto de la población.

Conclusión que comparten revisiones sistemáticas como esta o esta otra, que se centra en los llamados "estudios de provocación", en los que los pacientes son sometidos a campos electromagnéticos sin que lo sepan, o bien creen estar sometidos a campos electromagnéticos sin que realmente lo estén. El resultado es bastante contundente: las personas supuestamente sensibles solo "notan" los campos electromagnéticos (o sufren los síntomas que dicen que les provocan esos campos) cuando creen que están siendo sometidos a ellos aunque no sea verdad, y no notan los campos ni sufren esos síntomas cuando creen que no están presentes, aunque sí lo estén.

Toda esta información, evidentemente, está al alcance de Inma Zamora, la firmante del artículo de ABC, pero por lo visto no se ha molestado en consultarla. ¿Para qué, si ya tenía a mano a los expertos?:


Expertos respecto a los cuales, por supuesto, la redactora tampoco parece haberse asesorado mucho. Una simple visita a su página web (a la que de hecho enlaza el artículo) ya nos muestra claramente por dónde van los tiros:



Vamos, que ABC ha ido a recabar información a una empresa cuyo negocio consiste en detectar esa contaminación peligrosísima y vender "soluciones" a los afectados, como las telas con las que se cubre la mujer del vídeo que ilustra la noticia, y que tanto recuerdan al gorrito de papel de aluminio.

Es el caso también de otro "experto", del que incluso se reconoce abiertamente que vive de eso:


Y también del doctor Fernández Solá, que según el oráculo de Google es especialista en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades dudosas o que ningún otro médico parece descubrir, y que repite la cantinela de que no hay estudios por culpa, cómo no, de la malvada industria:


La industria productora de campos electromagnéticos, se entiende. La otra, la productora de diagnósticos y protecciones de pacotilla en cambio debe ser buenísima, y de hecho se ha prestado a asesorar a la redactora de una forma totalmente desinteresada, ¿verdad?


ABC no es el primer medio que pica en esta historia del yo te diagnostico el peligro gordísimo que corres y te vendo el remedio para solucionarloNi mucho menos. Incluso algún organismo público se ha tragado la historia con plumas y todo. Pero si los datos científicos demuestran que el único efecto nocivo comprobado que tienen esos campos electromagnéticos es el provocado por el miedo hacia ellos, creo (y no soy el único) que habría que pedir a los medios un poco más de responsabilidad a la hora de informar sobre estas cosas, ¿verdad?


P.S.: Por cierto, la foto del gorrito de aluminio proviene de este impresionante estudio que demuestra que el papel de aluminio no solo no protege de las ondas electromagnéticas, sino que amplifica algunas de ellas, poniendo a sus usuarios en manos de los gobiernos/extraterrestres/gobiernos y extraterrestres juntitos que pretendan usarlas para controlar sus procesos mentales. A ver si va a pasar lo mismo con los cachivaches que vende Geosanix...

El trailer de "Escépticos"

Por cortesía de Luis Alfonso Gámez y José A. Pérez, aquí tienen el trailer de la primera temporada de la serie "Escépticos".




Que, por cierto, se presenta la semana que viene en un especial Enigmas y Birras en Bilbao, como pueden ver en el vídeo de la columna de la derecha. Si se animan a venir, allí nos veremos.

10 de septiembre de 2011

Copia y original

Vale, admito que su web es mucho más bonita


Pero, en fin, puestos a elegir, antes que esta entrada firmada por Emilio López Olivares prefiero la que firmé yo: aunque las dos digan exactamente lo mismo, yo la escribí antes ;-)


Actualización a 10 de septiembre: En estos casos siempre es posible pedir perdón y asegurar que todo ha sido un error y que la parte en la que se indica la fuente ha sido omitida por algún truco de los duendes informáticos; el autor plagiado hace como si se lo creyera y asunto zanjado. Pero en este caso Emilio López Olivares ha decidido callarse, suprimir la entrada y mirar hacia otro lado silbando una cancioncilla mientras espera a ver si se borra el caché de Google


Me pregunto si hará lo mismo cuando alguien se dé cuenta, por ejemplo, de que la última entrada que firma en su blog ya había sido firmada antes por Vicente Fernández y publicada por Quo.

9 de septiembre de 2011

Probe Miguel Jara

Ya hemos visto más de una vez que en el maguferío, español y extranjero, abundan las personas (y hasta empresas) con la piel más fina y delicada que un bebé, dispuestos a sentirse injuriados y mancillados por la más mínima crítica a lo que hacen. En muchos casos recurren al insulto más o menos grosero o a la difusión de falsos chascarrillos con los que pretenden, con poco éxito salvo entre su corrillo de admiradores, desacreditar a los críticos (sí, estoy pensando en ti, Benito Manuel), pero en otras adoptan una pose de dignidad herida y amenazan con emprender acciones judiciales, por absurdas que sean.

Y este es el caso de nuestro probe Miguel, Miguel Jara. Este caballero, por lo visto, se dedica a ser el azote de la industria médica, cosa que estaría muy bien si no fuera porque lo hace con argumentos a caballo entre las historias conspiranóicas y las historietas holístico-buenrrollistas de las "terapias alternativas". Pero dejémosle la palabra a él, no sea que se enfade:




A primera vista, lo más llamativo es la torpeza del señor Jara. Se ve que a estas alturas aún no conoce el efecto Streisand (y no me refiero a este que nos cuenta hoy Meridianos, sino a este otro). Así que va y lo provoca él mismo. Una búsqueda en Google me da más de 500 resultados con la frase "Información injuriosa sobre Miguel Jara", y teniendo en cuenta que en muchos de ellos se reproduce la entrada, no es raro que buscando conjuntamente "Miguel Jara" y "La ciencia y sus demonios" (que él solito se encarga de citar) los resultados son cerca de 1500 y subiendo. Vamos, que a este paso media blogosfera va a acabar enterándose de lo que ha ocurrido gracias al ofendidísimo señor Jara.

Y la otra media gracias a las copias de la entrada original de La Ciencia y sus Demonios que ya existen y las que se van a seguir sumando al paso que vamos. Lo cual, la verdad, es un problema muy gordo... para el señor Jara.

Por mi parte, por respeto a La Ciencia y sus Demonios no voy a reproducir la entrada (aunque la tengo preparada y archivada por si los responsables del blog lo estiman oportuno), pero no me resisto a comentar su contenido haciéndolo propio, de modo que si el señor Jara se considera ofendido, vejado, mancillado y vilipendiado puede perfectamente dirigir sus "acciones legales correspondientes" contra un servidor.

Para empezar, la entrada de La Ciencia y sus Demonios hablaba del perfil profesional del señor Jara, que según este lo convierte en un

escritor y periodista free lance, es decir, independiente. Estoy especializado en la investigación de temas relacionados con la salud y la ecología.

Dejando aparte la cuestión de los títulos académicos (o la ausencia de ellos) del señor Jara, lo curioso es que se califique a sí mismo como "independiente" en esos "temas relacionados con la salud y la ecología". Porque si echamos un vistazo a su blog


aparte de unos contenidos más que cuestionables lo que nos apabulla es la cantidad de propaganda de productos, entidades y cursos pseudocientíficos. Evidentemente, este señor es libre de buscarse las habichuelas donde le venga en gana, pero presumir de independencia cuando en sus escritos defiende las propuestas (a veces absurdas hasta el ridículo) de sus anunciantes resulta un poco fuera de lugar. De hecho, a mí también me parece que tiene mucho de hipócrita criticar a los médicos que prescriben medicamentos de marca para ganar un dinero extra a costa de sus pacientes y, al mismo tiempo, cantar las bondades de los productos cuyos vendedores le pagan por anunciarlos en su blog.

Pero, conociendo el percal, me imagino que no será eso lo que haya ofendido al probe Miguel, ni tampoco el hecho de que su colaboración con la revista Discovery DSalud sea en realidad más un motivo de vergüenza que de presunción. En el mundo del maguferío importan mucho las apariencias, así que me parece a mí que lo que de verdad le habrá fastidiado sea que a eso de que es, según dice,

Corresponsal en España del British Medical Journal (BMJ)

Le hayan contestado nada menos que con este mensaje remitido por el propio British Medical Journal:


Dear Manuel,
Miguel Jara is a freelance journalist who very occasionally contributes to he BMJ. As you rightly say he has written very little for us in the last five years. The BMJ does not support or his work and indeed we know nothing about it. His is wrong to call himself a member of the BMJ staff. He is also not the Spanish correspondent for the BMJ as we use several journalists in Spain.
I hope this is clear.
Kind regards,

Querido Manuel: 
Miguel Jara es un periodista free lance que muy ocasionalmente envía colaboraciones al BMJ. Como bien dices, ha escrito muy poco para nosotros en los últimos cinco años. El BMJ no apoya su trabajo y de hecho no lo conocemos. Es incorrecto que se califique a sí mismo como miembro del personal del BMJ. Tampoco es el corresponsal del BMJ en España, dado que contamos con varios periodistas en España. 
Espero que esté claro.
Saludos cordiales.

Y es que, claro, si a un señor que presume de una preparación como mínimo dudosa, de una independencia que no tiene o de su calidad de colaborador de Discovery DSalud (que es como presumir de ser astrofísico por haber publicado una chorrada sobre ovnis en Año Cero), le quitas encima su ficticia condición de corresponsal del BMJ en España, a ver qué queda.

Y supongo que eso le ha molestado, en primer lugar, porque como decía algo conozco del mundillo del maguferío y su vanidad.

Y también porque, por supuesto, me he dado un paseo por WebArchive y he comprobado que donde decía esto



ahora dice esto


(Y todavía también en el caché de Google).

Y es que (ya con la toga puesta), la entrada de La Ciencia y sus Demonios no contiene injurias contra este tipo, y la única posibilidad (mínima) de que pudiera prosperar una acción judicial sería en el caso de que hubiera alguna inexactitud, como sería asegurar que Miguel Jara se presenta como corresponsal en España del BMJ cuando nunca ha dicho eso. Lo malo es que, como ven, sí que lo decía, y solo lo rectificó tras haberse descubierto el pastel.

Lo cual, repito, digo y me afirmo y ratifico personalmente, así que si el probe Miguel tiene de verdad intención de emprender acciones judiciales, que empiece conmigo. Que en los juzgados siempre son bienvenidas unas cuantas carcajadas.

8 de septiembre de 2011

Probe Miguel (1)




Continuará, se lo aseguro ;-)

Homeoeuropatía (2)



Como todos sabemos, los eurodiputados son esos abnegados hombres y mujeres que cada semana emprenden un incómodo viaje hasta Bruselas en defensa de nuestros intereses nacionales a cambio de una mísera retribución, procurando la máxima eficacia en el empleo de los recursos públicos. Pero, aparte de ellos, también hay alguno que trabaja de vez en cuando, y ese parece ser el caso del checo Jan Zahradil, que el pasado mes de abril hizo sus deberes y osó formular ante la Comisión esta pregunta:


Actualmente hay vigentes en la Unión Europea ciertas directivas que promueven la homeopatía y la venta de preparados homeopáticos. Las directivas consideran estos preparados homeopáticos como medicamentos, aunque no tienen que ser probados como medicamentos. Estas directivas no son acordes con la Directiva de la UE 2005/29/CE para la protección del consumidor, que define y condena las prácticas comerciales desleales. Existe, por tanto, cierta contradicción entre homeopatía y medicamentos. El problema surgió en 1992, cuando el Parlamento Europeo aprobó una excepción a las Directivas que garantizan la protección de los ciudadanos.
Si los productos homeopáticos se consideran medicamentos, ¿deben estar sometidos a las mismas normas que el resto de medicamentos? Si los productos homeopáticos se consideran alimentos o complementos alimenticios, ¿se les aplicarán todas las normas vigentes para esta categoría?

El problema es que, como hemos explicado muchas veces, la legislación europea (y con ella la española) establecen una serie de requisitos antes de autorizar la salida al mercado de un medicamento, y entre ellos figura en lugar destacado la de que acrediten su eficacia. Antes de poder venderlo, el fabricante de un medicamento debe someterlo a una serie de ensayos clínicos cuyos resultados puedan ser verificados por las autoridades sanitarias, y solo se permite su comercialización si de estos ensayos se deduce que el medicamento es eficaz. Los ensayos sirven también para garantizar, en la medida de lo posible, otro requisito fundamental: la seguridad del producto.

Estas normas se aplican a todos y cada uno de los medicamentos existentes en el mercado, y aunque naturalmente no son perfectas (aunque es difícil, siempre pueden darse casos de errores o incluso fraudes en los ensayos, y por sus propias limitaciones no pueden garantizar que no aparezcan efectos adversos que, por afectar a un porcentaje mínimo de personas, no se ponen de manifiesto en los ensayos) desde luego son infinitamente preferibles a un sistema en el que las farmacéuticas puedan vender lo que les venga en gana sin ningún control.

Y sin embargo eso es exactamente lo que ocurre con los productos homeopáticos. La normativa, como decíamos, establece esos requisitos para todos y cada uno de los medicamentos del mercado, con la excepción de los homeopáticos. Para ellos se establece un procedimiento especial que permite su autorización sin necesidad de acreditar su eficacia, siempre y cuando se trate de productos de administración por vía oral o externa, estén lo suficientemente diluidos y se comercialicen sin indicación específica. Requisito este último que, por supuesto, los laboratorios homeopáticos se saltan a la torera:


Este régimen es aún más llamativo si tenemos en cuenta que la Unión Europea exige cada vez más requisitos a la comercialización de todo tipo de productos, llegando a veces a extremos que rozan el absurdo. Hoy en día los europeos no podemos comprarnos ni un muñequito de plástico sin que antes haya pasado por rigurosos controles de calidad y seguridad, y sin embargo a los fabricantes de productos homeopáticos les dejan vender sus potingues como si fueran medicamentos sólo porque ellos dicen que son eso, medicamentos.

Así que, siguiendo el planteamiento del eurodiputado Zahradil, ¿qué tiene que decir la Comisión sobre eso?

Pues que sí, que tenemos razón:


Where a homeopathic product fulfils the definition of medicinal product as established in Directive 2001/83/EC(1), it needs a marketing authorisation or a registration to be placed on the EU market.
Homeopathic products bearing a therapeutic indication are subject to the requirement of a marketing authorisation as established in Directive 2001/83/EC. The requirements to be fulfilled by the applicant include, among others, pre-clinical tests and clinical trials to demonstrate safety and efficacy of the homeopathic medicinal products, as requested for the marketing authorisation of any other medicinal product. 
However, since the beginning of the 1990s(2), the pharmaceutical acquis has provided for a simplified registration procedure for specific homeopathic medicinal products. The simplified procedure allows the registration of homeopathic medicinal products without requiring particulars and documents on tests and trials on safety and efficacy, provided that they are administered orally or externally, no specific therapeutic indication appears on the labelling of the medicinal product or in any information relating thereto, and that there is a sufficient degree of dilution to guarantee the safety of the medicinal product.
[Cuando un producto homeopático cumple con la definición de producto medicinal establecida en la Directiva 2001/83/CE, necesita una autorización de comercialización o una inscripción en registro para acceder al mercado de la UE. 
Los productos homeopáticos con indicación terapéutica están sometidos al requisito de una autorización de comercialización, como establece la Directiva 2001/83/CE. Los requisitos que debe cumplir el solicitante incluyen, entre otros, la realización de pruebas preclínicas y clínicas que demuestren la seguridad y eficacia de los productos medicinales homeopáticos, como se exige para la autorización de comercialización de cualquier otro producto medicinal. 
Sin embargo, desde principios de los años 1990, la normativa farmacéutica ha establecido un procedimiento de registro simplificado para determinados productos medicinales homeopáticos. El procedimiento simplificado permite el registro de productos medicinales homeopáticos sin exigir datos o documentación de pruebas sobre eficacia y seguridad, siempre que se administren de forma oral o externa, no aparezca ninguna indicación terapeútica específica en el etiquetado del producto medicinal o en ninguna información relativa a él, y que exista un grado suficiente de dilución que garantice la seguridad del producto medicinal].

Vamos, que no contestan nada. Lo cual, tratándose de la homeopatía, es de lo más coherente, ¿verdad?



6 de septiembre de 2011

Homeoeuropatía (1)



Con esta mentalidad tan nuestra, muchos hemos pensado que cutreces como la financiación del Centro de Interpretación de las Caras de Bélmez a cargo de fondos europeos ocurren solo porque se la hemos colado a la Unión Europea, pero que las autoridades comunitarias son muy serias y no suelen picar en tonterías de ese tipo, ¿verdad?.

Pues no. Mentira cochina.

Según cuentan diversos medios, la Unión Europea se va a gastar la nada despreciable cantidad de dos millones de euros, dos, para investigar el uso de la homeopatía en la ganadería. En concreto, la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural aprobó el pasado 30 de agosto una modificación de su presupuesto, de esta guisa:

2 de septiembre de 2011

Mi brindis por el Profesor

"Dejé el panorama de la Jungfrau con profunda pena: nieves eternas sobre una eterna luz de sol, y el Silberhorn recortado sobre un profundo azul: la Silvertine (Celebdil) de mis sueños."
JRR Tolkien, carta de 1967 a su hijo Michael.

Hace cien años, en agosto de 1911, un joven JRR Tolkien viajó a Suiza en compañía de su hermano Hillary, su tía Jane y un grupo de amigos de esta. De aquel viaje saldría un buen número de pasajes y paisajes que más tarde incluyó en "El Hobbit" y "El Señor de los Anillos", y uno de ellos fue precisamente el de las montañas de Moria.

Que son estas:



Y claro, como corresponde a las montañas de Moria, tienen también las pertinentes puertas de entrada a los túneles de Khazad-Dûm. Si se fijan en la foto, en la parte inferior y a la izquierda podrán ver esto:


Se trata de la entrada del túnel del ferrocarril de Jungfraujoch, una línea férrea que permite no ya aproximarse a la montaña, sino de hecho penetrar en ella y llegar casi hasta la cumbre a través de un largo túnel cuya boca se abre en una ladera rocosa.



En 1911, cuando Tolkien visitó Suiza y contempló la vista de la Jungfrau que tanto le impresionó, la perforación del túnel había terminado y la línea operaba hasta la estación de Eismeer, en cuyos amplios salones excavados en la roca de la montaña (¿les suena?) había en aquella época un restaurante. El ferrocarril no llegó hasta la última estación, la de Jungfraujoch, hasta 1912, pero el grandioso proyecto ya había ocupado las primeras páginas de la prensa de toda Europa. Y aunque Tolkien no llegó a subirse en él, su camino por Suiza pasó por el Kleine Scheidegg, el puerto de montaña desde el que se centralizaban los trabajos en la línea. De modo que la inspiración que recibió allí para su creación de la Mina del Enano probablemente no estuvo solo en las nieves sobre la montaña, sino también en lo que hay debajo de ella.

Y aunque hoy en día ya no haya enanos en los túneles de aquel ferrocarril, siempre podemos viajar allí (real o virtualmente), disfrutar de las impresionantes vistas sobre el glaciar Aletsch


Y hasta, por qué no, aprender un poquito sobre la relatividad.

Y, por supuesto, hacer un pequeño brindis por el Profesor.