23 de agosto de 2008

El accidente de Barajas

Hace unos cuantos años, Dolores Vázquez fue condenada por un jurado popular como autora del asesinato de la joven Rocío Vanninkhof. Seguro que lo recuerdan. Pero aquel juicio acabó siendo anulado por el Tribunal Superior de Justicia que consideró, con toda la razón, que el veredicto del jurado carecía de motivación. Y es que, aunque la sentencia del Tribunal Superior de Justicia no quiso decirlo claramente, se había producido lo que todos los que seguíamos aquel caso nos temíamos: que el jurado se limitó a poner por escrito un veredicto que ya había sido dictado, pronunciado y casi ejecutado por los medios de comunicación, que desde el principio insistieron en presentar a Dolores Vázquez como culpable del asesinato más allá de cualquier asomo de duda.

Y aquí es donde enlazamos con la actualidad, y concretamente con el terrible accidente de Barajas del pasado 20 de agosto. El hecho de que el avión sufriese una avería que obligó a retrasar el despegue ha disparado las especulaciones sobre la posibilidad de que el accidente se debiera precisamente a esa misma avería, que no habría sido adecuadamente reparada por el personal de mantenimiento. Especulaciones convenientemente alimentadas por algunos medios, que no han tardado ni un minuto en señalar la delicada situación económica de Spanair, dando a entender implícita o explícitamente que la compañía presionaba a sus empleados para que los aviones despeguaran a toda costa, aun averiados, y que probablemente esos problemas económicos afectarían también al mantenimiento de los aparatos. Algunos medios han llegado incluso a extremos de irresponsabilidad casi increíbles: un programa de televisión, de cuyo nombre prefiero no acordarme, difundió a los cuatro vientos las declaraciones de un joven que aseguraba que su padre -pasajero del vuelo- le había contado que el piloto se había negado a despegar con ese avión, pero que la compañía le había obligado a hacerlo. Al final resultaba que los SMS que la víctima había llegado a enviar no decían nada de eso, pero así lo había interpretado el chico y, lo que es muchísimo peor, así lo habían repetido una y otra vez los asistentes al programa, los tipicos "expertos en todo" que lo mismo te hablan de la nariz de Letizia (es sólo una corrección del tabique nasal, ya saben, nada de cirugía estética, que la realeza está por encima de esas vanidades mundanas) que de los entresijos técnicos de los motores a reacción. De hecho, hablan de los motores y de los demás aspectos del accidente más que de otra cosa: agosto suele ser un mes de "sequía informativa", así que los medios más sensacionalistas no sólo están ávidos de carnaza, sino que tienen huecos de sobra para seguir contando con pelos, señales y todo el morbo posible los detalles de lo que ocurrió, de lo que suponen que ocurrió, y hasta de lo que saben que probablemente no ocurrió pero resulta lo suficientemente llamativo como para contarlo.

Al cóctel de sensacionalismo informativo podemos añadir otros ingredientes. Por un lado está la actuación de la compañía, poco presentable a la hora de facilitar los datos de identidad de los pasajeros o atender debidamente a sus familiares. Por otro, como señala con acierto Avengers, está la cuestión de la prisa, las presiones de todo tipo para que la investigación sea lo más rápida posible. Pensando con frialdad lo que todo el mundo debería pedir es que sea rigurosa y completa, tarde lo que tarde, pero algunos medios y algunos políticos no dudan en subirse al carro de la conmoción social y meter toda la prisa posible para conocer ya mismo lo que pasó.

Y encima hay otro factor de fondo: nos hemos ido acostumbrando a que todo tiene que tener una causa humana. Siempre tiene que haber un responsable. Parece que no nos demos cuenta de que nuestra tecnología no es infalible, de que la fatalidad existe, y de que un accidente de este tipo puede deberse a errores o negligencias humanas, por supuesto, pero también puede haber ocurrido simplemente porque, como dice la frase anglosajona, "shit happens".

En definitiva, a estas alturas no sabemos lo que pasó, y probablemente tardermos algún tiempo en saberlo. Pero creo que habría que pedir a los medios que tuviesen un mínimo respeto por las labores de los técnicos y esperasen antes de afirmar, aunque sea de forma indirecta, que la causa del accidente fue una negligencia por parte de Spanair. Quizá lo fuese, pero quizá no, y quien debe determinarlo son los investigadores de Aviación Civil, no la prensa sensacionalista.

Tras la anulación del juicio, Dolores Vázquez salió de la cárcel en la que había pasado diecisiete largos meses, pero la opinión pública y los medios siguieron considerándola culpable hasta que las fuerzas de seguridad dieron con el verdadero autor del asesinato de Rocío Vanninkhof, Tony King. Y aun hoy hay quien no acepta el resultado de la investigación.

Y si seguimos por el mismo camino en el caso del accidente de Barajas, es muy posible que acabemos igual: con una culpable sentenciada ya por la opinión pública y con el riesgo de que las conclusiones de la investigación técnica, si no coinciden con ese veredicto popular y mediático, sean rechazadas con el argumento conspiranoico de que con ellas se nos intenta ocultar la verdad.

Y para todos los que de vez en cuando tomamos un avión (incluso, probablemente, alguna vez hayamos tomado ese mismo avión) resultaría preferible saber lo que ocurrió, en lugar de conformarnos con la historia truculenta que nos gustaría creer que hubiese ocurrido.


P.S.: Cuatro días ya, y aún no he visto a ninguno de esos adivinos, videntes y demás sinvergüenzas explicar por qué no fueron capaces de predecir semejante catástrofe. Será que están de vacaciones...


P.P.S.: Sólo cuatro días. Quizá sea poco tiempo para que Iker, Bruno y demás sinvergüenzas hagan un reportaje acerca de los fantasmas de las víctimas del accidente. Pero ya lo harán, ya...

3 comentarios:

  1. Yo que nunca tuve miedo antes, hoy lo pasé bastante mal en un avión, en el que hice un viaje, con más turbulencias y ruidos de lo normal. Allí arriba me dio igual saber que es más probable morir de un macetazo.

    La investigación supongo que se hará bien, aunque igual solo veremos lo mediático. Por lo que sé, en estos temas no se juega, y como si tienen que investigar durante años para dejarlo bien claro. De los accidentes pueden extraer informaciones muy valiosas para prevenirlos.

    He estado fuera y, para entrarme de todo, recurrí a la prensa por Internet: lo de El Mundo es nauseabundo, no tienen escrúpulos para nada. Y menos mal que no vi la tv, por lo que leo.

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  2. Lo de la TV no lo sabes tú bien.

    Por supuesto que la investigación se hará correctamente, de eso no tengo la menor duda. Pero ayer mismo escuché comentarios que, tras dar por bueno que el accidente se produjo a consecuencia de una negligencia de Spanair, aseguraron que los investigadores "dirán otra cosa para taparlo". Me temo que aquí tendremos un 11-M o un 11-S en pequeño.

    En cuanto al miedo a volar... bueno, no hace mucho volé en un MD-82 de Spanair, y encima justo al lado del motor izquierdo (lo que me fastidió mucho, porque me gusta mirar por la ventanilla y el trasto aquel lo tapaba todo). No sé si sería el mismo avión, aunque por supuesto la idea se me ha pasado por la cabeza. Pero qué quieres que te diga, aunque la tragedia sea terrible, lo cierto es que el avión sigue siendo el medio de transporte más seguro con diferencia, y que en cualquier "puente" se producen más muertes en la carretera...

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  3. LEÑA DEL ARBOL CAIDO

    Es algo que casi siempre sucede y en esta ocasión aparece de nuevo. Si, todos queremos saber que fue lo que sucedió pero para eso están los de la comisión dictaminadora de accidentes. Estamos siendo víctimas de nuestro tiempo, todo al vapor y después, a otra cosa mariposa, pues los medios de eso viven. Será que debamos seguir haciendoles el juego, digo, es pregunta.
    Jaime

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