23 de abril de 2007
Gatos negros
Seguro que en su municipio también pasa. Fíjese usted bien, ahora que estamos en campaña electoral: ¿a que algún partido ha pedido que se prohiban los gatos negros? ¿O, al menos, que se restrinja su presencia en las calles? Por la zona donde yo vivo, partidos aparentemente serios...
[Bueno, ya sé que todos los partidos son aparentemente serios, y que todos son serios sólo aparentemente, pero me refiero a que el disparate no viene del Partido del Mutuo Apoyo Romántico, el Partido de la Gente, el Grupo Político Honradez Absoluta Española, el Partido del Karma Democrático o la Alianza para el Desarrollo y la Naturaleza, por citar algunos grupos que no sólo existen realmente, sino que hasta consiguen algún que otro voto cuando se presentan a las elecciones. De verdad, que no me lo estoy inventando.]
Decía que por la zona donde yo vivo, partidos aparentemente serios han propuesto que se elabore un censo de gatos negros presentes en las poblaciones, que se impida que se instalen en ellas nuevos gatos negros, y hasta que se eliminen todos los que existan dentro del casco urbano, tolerándolos sólo en las montañas de los alrededores.
Incluso hay quien ha pedido que su pueblo sea declarado "zona libre de gatos negros", nada menos.
Y es que mucha gente comparte esa antigua superstición según la cual los gatos negros son terriblemente pelibrosos para la salud. De hecho muchos creen que de los gatos negros emanan unos efluvios que producen terribles efectos en las personas situadas en sus proximidades.
Y como suele ocurrir, la superstición es apoyada por los medios de comunicación. Cada dos por tres la prensa nos relata casos en los que los habitantes de un bloque de casas de Villaconejos de Arriba en el que se ha instalado un gato negro padecen una tasa inusualmente alta de enfermedades. Claro, si uno se fija mucho en la noticia se da cuenta de que las enfermedades en cuestión son tan heterogéneas que van desde diversos tipos de cáncer a jaquecas sin una causa concreta, pasando por casos de reúma o hipertensión. Por regla general, las noticias no aportan ningún dato que permita comprobar si en efecto la incidencia de estas enfermedades es mayor o menor que dos manzanas más allá, o si los enfermos las han contraído verdaderamente después de instalarse allí el gato negro. Pero esta escasez de detalles importantes contrasta con la profusión de tonterías que los inevitables "expertos" de turno nos contarán acerca de los campos emitidos por los gatos negros y sus consecuencias biológicas.
Claro, al final lo único que consiguen con todo eso es, en el mejor de los casos, añadir a la preocupación de los enfermos por sus enfermedades la angustia de creer que la causa de sus males sigue instalada en su azotea. En el mejor de los casos, porque en el peor -que de verdad haya una incidencia anormalmente alta de alguna enfermedad en el lugar- los numeritos sobre los gatos negros pueden dificultar la investigación para encontrar la verdadera causa del esa incidencia anormal.
Pero sea como sea, este tipo de supersticiones sigue tan extendida que, como comentábamos, muchos partidos políticos añaden en sus programas las correspondientes propuestas para limitar, prohibir e incluso erradicar a los... los...
¿He dicho "gatos negros"? Ah, perdón: quería decir "repetidores de telefonía móvil".
Aunque creo que se entiende bien, ¿no?
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar[Perdón, escribí "gastos" negros...]
ResponderEliminaroooops.... el viejo truco didáctico del almendruco...Pues sí, confirmo lo de lo gatos negros en mi pueblo también. Me he reído bastante con ellos, gracias.
Bueno, ya sabes, las supersticiones se modernizan :)
ResponderEliminar-- Pedro Gimeno
Por favor, como gato negro que soy,pido un respeto. Ahora que los crédulos se habian olvidado de nosotros...(escepto cuando nos confunden con panteras) ;-)
ResponderEliminarSaludos de Tristán
PD: Me ha gustado mucho el comentario
Cyrano
Pense que te habias pasado al "lado obscuro".
ResponderEliminarBuena analogía.
Saludos