27 de septiembre de 2005

Una piedra en el camino...

Bueno, no fue una piedra, sino unas cuantas.

Y no estaban en el camino, sino en mi vesícula.

Y no me enseñaron que mi destino era rodar y rodar, sino que me dejaron unos días en la cuneta (¡y sin EstelCon, ay!).

Pero ya estoy aquí de nuevo.

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