Pero no es el caso. Aquí lo único que hay es el ejercicio legítimo del derecho a la crítica, que consiste en que si alguien dice públicamente una sarta de majaderías, cualquiera tiene todo el derecho del mundo a señalarlas con el dedo. A ellas y sólo a ellas. Punto.
Lo que ocurre es que todos somos en cierta medida esclavos de nuestras palabras -como seguro que dice algún proverbio árabe, que son muy socorridos para estas cosas- y es inevitable que haya quien aplique a aquel "razonamiento" de Forrest Gump y piense que "es tonto el que hace tonterías". Y claro, si contar como si fuese cierta una historia ficticia bastante conocida, o venir a presumir de que hace unos años alguien consiguió descubrir que otra historia ficticia era, en efecto, ficticia, son tonterías, es lógico que haya quien piense que los autores de las pifias son tontos y que cualquier crítica a esas tonterías supone una crítica a quienes las perpetraron. Lo cual, insisto, es absurdo.
De hecho, no sólo no habría que hablar de acoso, sino que incluso podríamos decir que lo que hemos hecho ha sido una "colaboración". Al fin y al cabo, Iker Jiménez rectificó (bueno, *de aquella manera), así que de algo sirvió contar lo que había hecho. Y en cuanto a Carballal, o el tal EOC, o quien sea, pues tres cuartos de lo mismo. Veamos, si no, la nueva versión de su escrito sobre el portentoso descubrimiento de que los montajes de Fontcuberta son montajes.
Nueva versión que empieza por el título. Ya no se dice que
EL OJO CRÍTICO desveló hace 6 años al responsable del nuevo engaño de Iker Jiménez
Sino
Descubrimos el precedente del nuevo engaño de Iker Jimenez
Lo cual, hay que reconocerlo, es mucho más suave. En el titular original, como señalábamos, se estaba acusando a Fontcuberta nada menos que de ser responsable de la pifia de Iker Jiménez; ahora, en cambio, la responsabilidad recae exclusivamente sobre Iker, cosa mucho más correcta, ¿verdad?
El siguiente párrafo no experimenta cambios (bueno, sí, la "b" de aquel "grabe" se transmuta milagrosa y afortunadamente en una "v"), pero más adelante nos encontramos con que a aquella frase que decía que
En realidad todos esos documentos y fotografías eran obra del artista catalán Joan Fontcuberta.
Le crece una cola que dice
que siguiendo su estilo habitual de trabajo, había creado una realidad alternativa a base de sus obras fotográficas.
Lo cual, de nuevo, está muy bien: la coletilla suaviza la frase y lo que en un principio podría parecer una insinuación de fraude deliberado se queda en un comentario sobre la línea de trabajo habitual de Fontcuberta.
Tampoco sufre cambios el párrafo siguiente. Todo lo contrario: se repite, y es una pena porque con él se repite también otra falta de ortografía que esta vez se quedó sin corregir. Como las del resto del texto; para la próxima vez habrá que comentarlas, a ver si así desaparecen en la versión 3.0 del artículo. Que es lo que ha ocurrido con la otra gran metedura de pata del original, la mención a "Cuarta Dimensión" que afortunadamente ha sido sustituida por un "Cuarto Milenio" mucho más correcto.
En definitiva: como vemos, la nueva versión suaviza lo que parecían ser acusaciones hacia Fontcuberta, arregla al menos una de las faltas de ortografía, y corrije el nombre del programa en el que se perpetró el engaño. Vamos, justamente lo que nosotros señalábamos.
O sea, que como decíamos, nada de acoso: colaboración absolutamente desinteresada.
(Por cierto: de nada, EOC, majete).
Absolutamente genial.
ResponderEliminarfelicidades
Estoy un poco cansado de que, en nombre de la sacrosanta "libertad de información", los supuestos periodistas de éste nuestro país puedan contar todas las barbaridades que se les ocurra y encima no podamos atacar su cara de cemento, porque somos "acosadores"
ResponderEliminarDe la misma manera que no se debe perdonar al timador que le ha levantado sus ahorros al abuelito porque "algo habrá aprendido" ni porque "los timados son víctimas de su codicia", hay que exigir que lo que es verdad se presente como verdad, pero la ficción no nos la quieran colar como tal. Había unos episodios muy chulos de "Historias para no dormir" de Ibáñez Serrador que entretenían mucho. Pero hubiera sido intolerable que nos la presentara como caso real, y no nos advirtiera luego.
Y si no, propongo al médico del amigo Iker que la próxima vez que pase por su consulta le diga "Tienes un cáncer" y no le diga que es una broma. Que le deje averiguar la verdad por su cuenta. ¿Le hará tanta gracia?
Hola. Totalmente de acuerdo con tu post.
ResponderEliminarQue conste que todo lo que sea aportar información (y aclarar engaños) lo veo positivo. Que criticar me parece bien. Incluso insultar, si se hace con gracia suficiente para compensar la gravedad aparente del insulto (es decir, con buen sarcasmo), vale.
Pero por lo que deduzco leyendo algunas cartas abiertas de Carballal, algunos han ido más allá. También he leído (todo asimilado en categoría de "leyenda con posible fondo de verdad" puesto que los contenidos en internet tienen la misma credibilidad intrínseca que los contenidos de "Cuarto Milenio") que la revista "Más Allá" publicó en una ocasión los teléfonos particulares de esos mismos escépticos.
A mí lo que me gustaría es que desapareciera todas esas malas (y poco inteligentes y poco inspiradoras) prácticas, tanto de un lado como de otro.
Luego, nota a parte, el enfrentamiento agresivo (estoy hablando de ARP-SAPC) me parece una estrategia terriblemente mala. Da armas al oponente (y con razón) y desde luego no va a ayudar a "convertir" a nadie. La reacción humana natural ante un ataque así es atrincherarte en tus "convicciones" (de hecho, se trata de una clásica estrategia manipuladora que rara vez falla).
Best regards from NY! » »
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