22 de agosto de 2010

El remedio homeopático de la semana (VIII): el teléfono móvil

Ya sabemos todos que uno de los grandes males de este mundo es la radiación electromagnética, especialmente la emitida por los teléfonos móviles, que es capaz de provocar en las personas expuestas a su maléfico influjo... bueno, mucho miedo. De hecho, las protestas que genera cualquier intento de instalar una antena de telefonía móvil solo son comparables a las que habría si de repente el barrio se quedase sin cobertura, y la presencia de este tipo de instalaciones desencadena terroríficas secuelas físicas en los habitantes de la zona. Y todo eso sin necesidad de enchufarlas siquiera.

En fin, que los teléfonos móviles son una cosa tan mala, malísima, que no sé cómo los venden sin cuernos ni rabo. Y menos mal que en alguna ciudad han tenido la precaución de obligar a sus fabricantes a advertir del nivel no ya de radiación, sino de radiactividad que emiten, que no es lo mismo pero suena aún más malo (al menos, para los de Europa Press, que ya sabemos el rigor que se gastan en estas cosas).

Pero como todos sabemos hay una rama de la pseudomedicina que no tiene el más mínimo problema a la hora de emplear con fines curativos las sustancias más peligrosas. De modo que aquí tienen, para solaz y pasmo de todos ustedes... (ahora tienen que ir a este enlace, pulsar el botón para potenciar el efecto dramático y volver rápidamente)

El remedio homeopático a base de teléfono móvil.


Pero vamos por partes. Probablemente al leer eso habrán pensado ustedes que el procedimiento de elaboración del mejunje empieza con algo como esto:


Para luego proceder a la dilución y sucusión del polvillo hasta que ya no quede ni, ejem, su recuerdo.

Pero no, la cosa es más sencilla. Como ya sabemos, para crear un producto homeopático no hace falta contar con un objeto físico, sino que puede hacerse simplemente con sus emanaciones, radiaciones o efluvios.  Bueno, y hasta sin ellos. De hecho, por lo visto incluso basta con escribir el nombre del remedio en un papelito y echarlo al agua para crearlo, lo cual sale ciertamente más barato que lo del vídeo. Pero bueno, también sale baratillo el método empleado, que consiste en lo siguiente:


Pedimos su colaboración a dos usuarios moderados de teléfonos móviles. Se entregó a cada uno de ellos una botella con cuatro gramos de lactosa adosada al teléfono móvil, y se tomó nota del número y la duración de las llamadas. También se les pidió que evitaran dejar el móvil y la lactosa adosada cerca de cualquier otra [fuente de] interferencia, como televisores, hornos microondas, etc.

Teléfono 1:
Modelo: Eriksson [sic] GH337
Digital
Operador: Cellnet
Exposición total a llamadas: 5 minutos.

Teléfono 2:
Modelo: Nokia 5.1
Digital
Operador: Orange
Exposición total a llamadas: 2 horas y 16 minutos.

Se mezclaron cantidades iguales del polvo de lactosa expuesto y se trituraron hasta 3C de acuerdo con las notas a pie de página del parágrafo 270 de la sexta edición del Organon. Se continuó la potentización en forma líquida hasta 30C.


Y a continuación se llevó a cabo la


¿Que qué es eso de "proving"? Pues como su nombre indica se trata de un ensayo, consistente en la ingestión de la sustancia original (o del remedio preparado con ella) por una serie de voluntarios sanos para observar el efecto que produce en ellos. Solo que, evidentemente, no es un ensayo normal, sino homeopático, de modo que se concentra no tanto en los efectos físicos (que como pueden imaginar son psicosomáticos o puramente inexistentes) sino en los "mentales": emociones, pensamientos que les vienen a la cabeza o incluso sueños, que son alegremente atribuidos al espíritu terapéutico del remedio.

Y, por cierto, si al leer eso de que se trata de observar los efectos que produce el remedio en individuos sanos les ha venido a la cabeza alguna de las excusas que los homeópatas esgrimieron para intentar justificar el "fracaso" de nuestro placebocidio... bueno, es que tienen buena memoria.

Sea como sea, aquellas "experiencias", debidamente recopiladas y sistematizadas (también a la peculiar manera de la homeopatía, claro) permiten elaborar una serie de "indicaciones terapéuticas" del potingue. Todo lo cual se reúne en un bonito documento que, sorprendentemente, no pretende en absoluto hacer reír.

Aunque en casos como este lo logre plenamente.

Y como el documento original, además de tratarse de un archivo de Word, está en inglés y cuenta con nada menos que cincuenta páginas, me limitaré a hacerles un rápido resumen. Aunque, claro, si tienen ustedes espíritu masoquista curiosidad, siempre pueden descargárselo aquí.

Pero vamos al grano. Según el escalofriante testimonio de las sujetos de prueba (que eran todas mujeres), el remedio despeja la mente y fortalece el intelecto:


Siento una gran claridad mental en el trabajo esta mañana.

Conduciendo a casa desde el trabajo vi un pueblo que nunca había notado antes.

Me siento alerta y responsable al despertarme.


O no:


Encuentro muy difícil concentrarme. Tecleo mal, y encuentro dificultades para pulsar las teclas correctas.

He llamado a mi supervisor. Me ha costado mucho encontrar las teclas de los números que tenía que marcar. He tenido que recitarlos en voz alta.

Confusa. He llamado "coliflor" a un pepino.

De hecho, el remedio puede producir despiste y torpeza incluso antes de empezar a tomarlo:

A punto de tomar el remedio. Pánico momentáneo: ¿dónde está el remedio? Encuentro la botella, quito la tapa. Los gránulos están atascados y no puedo sacarlos de la botella. 

Pero no todo van a ser malas noticias. Por ejemplo, el remedio mejora el humor:

Durante el almuerzo he tenido un ataque de risa, que se convirtió en una sucesión de risitas que no pude controlar. 

Risa tonta. ¡Es todo tan divertido! 

O no:

Me he vuelto muy sensible y un poco llorona.

Me he sentido muy deprimida esta tarde, con ánimo casi suicida, pero mejor por la noche y tras tomar alcohol. 

De hecho, incluso puede volver a las pacientes más hurañas y gruñonas:

Fin de semana del college. Me he encontrado yéndome a la fila del fondo, en apariencia para apartarme del sol, pero en parte porque quería esconderme.

Conforme avanzaba el fin de semana me sentía más y más en mi propio planeta. Me sentía muy sola.

Y hasta racistas:

Sentimientos de intenso odio hacia las razas [distintas a la suya, claro] y los extranjeros. No era cosa de su color, simplemente me disgustaba todo. 

O no:

Me siento más preparada de lo normal para expresar mis opiniones.

Siento más confianza en mí misma. Cuando hablo con gente de fuera de mi familia siento que estoy diciendo las cosas que debo decir en lugar de comentarios tontos. Estoy disfrutando de esta sensación.

Al marcharme de la fiesta besé y abracé a esa mujer con la que solo había intercambiado cuatro o cinco frases, a pesar de que había allí muchas personas a las que conozco mejor. Me he dado cuenta de que necesito conectar con la gente, comunicarme a un nivel más significativo.

 Y claro, con tanta necesidad de comunicación no es raro que pasen cosas como que

Sigo teniendo destellos visuales de axones y dendritas [sic], y un gran teléfono marrón colocado en un ángulo de 45 grados. Hay un montón de botones, y sé que he grabado en él todos los números de teléfono de la gente que conozco, y me da miedo pensar que se borren.

Las pacientes se sienten irritables:


Gran estallido de cólera esta mañana. He lanzado platos contra la pared. Estaba fuera de mí por la rabia. 

O no:

Me siento muy calmada con mis niños. Muy bonito. Solo puedo describirlo como calma y autoconfianza, como si tuviera más control sobre mí.

 El remedio causa retraso en la regla:


El mes empezó ocho días tarde.

O no:

El período se adelantó seis días.

Dolores musculares:

Siento un extraño dolor agudo en mi pierna derecha, justo sobre la rodilla, en el músculo.

O no:

He notado que el músculo de mi pantorrilla izquierda ya no me duele. Me dolía desde 1984. 

Y, en fin, pérdida de sueño:

Conseguir dormir resultó muy difícil. No me siento muy descansada esta mañana.

O no:

Dormí increíblemente bien anoche, muy profundamente. Me siento razonablemente descansada. 


Como recordarán, según los principios de la homeopatía el remedio cura en un enfermo los mismos síntomas que produce en una persona sana. De modo que si experimenta usted alguno de aquellos síntomas, o de estos otros:


Me lavé los dientes en el cuarto de baño equivocado.

Me siento muy consciente de la forma de mi cabeza.

Extraña sensación en el molar inferior izquierdo.

Me pica un punto de la piel, en la zona de las costillas inferiores, a la derecha, tras darme una ducha caliente.

He tenido ganas de tomar cohcolate recientemente, cosa que no suele pasarme.

He notado que mi orina tiene más color de mermelada [sic] que lo habitual.

O no:

Algo está mal pero no sé qué.

O incluso si experimenta otros, ejem, "síntomas":

Siento la sensación de que no quiero seguir estando constreñida o ligada legalmente a otra persona.

Ya sabe: los puede solucionar con un poco de radiación de teléfono móvil a 30C.

O no:

Le conté a mi marido lo que estaba pasando y los síntomas desaparecieron.

 ¡Dos sorbos de vino tinto y todos los síntomas de la cabeza han mejorado!


Nota: Conocí este "ensayo", por llamarlo de alguna manera, gracias a Rob Hinkley. En cuanto a la idea, también por llamarla de alguna manera, de crear remedios homeopáticos escribiendo el nombre en un papel y echándolo al agua, me facilitó el enlace Kash Farooq, que por cierto también está realizando su propia recopilación de remedios estrafalarios. Visiten sus blogs, que merece la pena.

6 comentarios:

  1. Lo digo, lo digo, el futuro está en los pedos homeopáticos: te pones un supositorio de glicerina, te aprietas una buena fabada, diluyes luego la glicerina y probamos xD.

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  2. Ah, pero eso ya está previsto.

    Vuelvo a traducir del escalofriante ensayo "clínico":

    "Mucha flatulencia durante alrededor de media hora. Inofensiva."

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  3. Sería interesante saber qué opinan los homeópatas más "ortodoxos" sobre estos temas de remedios estrambóticos. Por ejemplo, porqué razón para ellos son tonterías (porque seguro que lo son), o porqué no funcionan, o si existe diferencia entre alguna de estas patochadas y el Oscilococcinum, por ejemplo.

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  4. Ya le decía yo Dr. Frias que esa intolerancia a la lactosa suele ser brava... y ni hablar de los efectos secundarios aquí descritos.
    ¡Inofensiva será la media hora, por que las flatulencias no lo son!
    ¿De que color será esa mermelada?

    ¿Con que cara le dicen a uno que estas individuos son sanos?

    ¿Hubo grupo de control?

    (No puedo dejar de sentir una inconmensurable e irrefrenable vergüenza de género al leer esto, y claro, una brutal curiosidad casi morbosa de saber cual sería el resultado de éste experimento "científico" si se realizara en sujetos de género masculino, que, heey, ¡también tienen lo suyo ehh! ¡me consta!)

    En cuanto a la solución para éstos variados síntomas, me quedo con el vino o, mejor aún, el teléfono móvil... si, el número del teléfono móvil del marido de la chica del penúltimo comentario, el tipo no me interesa, pero podría usar el número para remedio, tal vez una variación de esencia floral, pero telefónica, y me hago millonaria.

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  5. Tanto los hombres como los mujeres pueden ser estúpidos y creer en cualquier cosa, pero... sólo a las mujeres les gusta hablar tanto! Seguro que les hicieron preguntas tan vagas como "paso algo hoy fuera de lo normal?" o "como estuvo tu día?" y ellas encantadas contaban todo, creyendo que lo que estaban tomando realmente le podía hacer algo.
    Muy gracioso el artículo, gracias!!

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  6. Iba a decir que si esto iba en serio, pero claro, estamos hablando de homeopatía, ¡no puede ser serio!

    Muy bueno, lo muevo por ahí. Salud y saludos.

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