Bueno, por fin llegó la tan ansiada jornada de reflexión. Ansiada no porque tengamos que reflexionar mucho, la verdad, sino porque por fin nos da un respiro tras una campaña electoral poco menos que asfixiante. Supongo que a estas alturas todo el mundo tiene más o menos decidido su voto, por mucho que la Junta Electoral Central, saltándose a la torera la jurisprudencia constitucional, haya decidido prohibir las movilizaciones originadas el #15M. Barbaridad que sostienen porque, según ellos, cuando el artículo 50 de la Ley de Régimen Electoral General dice que los actos electorales son aquellos celebrados "en orden a la captación de sufragios", se refiere también a este tipo de manifestaciones. Supongo que será por cosas como esta:
En cualquier caso, ni las manifestaciones y acampadas de Democracia Real Ya y demás grupos (y, sobre todo, personas que a título individual han decidido que ya es hora de ejercer de una vez como auténticos ciudadanos) han influido en la decisión sobre mi voto. Por supuesto, comparto bastantes de sus peticiones, disiento de otras y las demás las encuentro, me temo, ingenuas por irrealizables, pero sobre todo encuentro admirable que tanta gente haya decidido plantar cara de forma pacífica a una "clase política" demasiado acostumbrada a que le dejemos hacer y deshacer a su antojo. Aunque solo sea por eso, por recordar que, como decía una pancarta, los ciudadanos somos los "jefes" de los políticos, habrá merecido la pena.
Pero como les decía mi voto está decidido desde hace mucho más tiempo, y por muchas razones. Algunas estrictamente municipales y autonómicas (que es al fin y al cabo el carácter de estas elecciones, no lo olvidemos) y otras relacionadas con las grandes cuestiones de la política nacional. Pero para no aburrirles con ellas me limitaré a contar un par de sucesos aparentemente insignificantes que han ocurrido por aquí. Poquita cosa, ya verán.
La Ley Orgánica de Régimen Electoral General, en su redacción actual, contiene algunas normas que intentan garantizar que quienes ostentan cargos públicos no se aprovecharán de ellos para hacer una campaña electoral paralela. Así, por ejemplo, el artículo 50 dice que
2. Desde la convocatoria de las elecciones y hasta la celebración de las mismas queda prohibido cualquier acto organizado o financiado, directa o indirectamente, por los poderes públicos que contenga alusiones a las realizaciones o a los logros obtenidos, o que utilice imágenes o expresiones coincidentes o similares a las utilizadas en sus propias campañas por alguna de las entidades políticas concurrentes a las elecciones.
Eso es lo que dice la Ley, pero la realidad, por lo menos aquí, ha sido bastante distinta. Desde mucho antes de las elecciones, la población ha estado literalmente empapelada de carteles en los que el Ayuntamiento presumía de toda clase de realizaciones y logros presentes y futuros, reales, hipotéticos y hasta ficticios. Señalizaciones municipales, grandes vallas publicitarias, carteles en todas las paradas de autobús... A lo largo de mis trayectos habituales, y según las cuentas que pude hacer, más del setenta por ciento de los espacios publicitarios de pago del municipio estaban ocupados por cartelitos, carteles y cartelones del Ayuntamiento, que además exhibían un lema similar al que empleó el alcalde en otras convocatorias electorales.
Un ejemplo lo pueden ver en la foto de arriba: de los cinco paneles publicitarios, tres estaban ocupados por la propaganda institucional. Pero más interesante aún es lo que no se ve: la foto fue tomada el ocho de abril, once días después de la convocatoria de las elecciones y cuando, por tanto, estaba prohibido mantener esa propaganda.
Como se pueden imaginar, la oposición denunció inmediatamente estos hechos ante la Junta Electoral de Zona, que por supuesto ordenó la retirada de los elementos publicitarios. Decisión que el Ayuntamiento apeló ante la Junta Electoral Provincial, que naturalmente confirmó la orden de retirada. Las Juntas Electorales, dicho sea de paso, actuaron con toda celeridad, y en la fecha en la que tomé la foto ya habían notificado al Ayuntamiento sus decisiones. Pero dio igual: como ya sabíamos de antemano todos los que conocíamos el caso, la empresa concesionaria de los espacios publicitarios explicó que carecía de personal suficiente para retirar la propaganda con la necesaria rapidez, el Ayuntamiento "se olvidó" de la señalización municipal hasta que la Junta Electoral tuvo que recordárselo, los operarios municipales se ve que estaban muy ocupados... en fin, que algunos de los carteles siguieron bien visibles hasta la semana pasada, conviviendo con los del alcalde que en la mayoría de los casos han cubierto los huecos que dejó la propaganda institucional retirada. Sin que se note mucho el cambio, porque, como habrán adivinado, el lema institucional "fent poble, fent futur" ha sido sustituido por el similar "presente y futuro" de la candidatura del alcalde.
Eso aquí, en un municipio gobernado por uno de los grandes partidos nacionales. Pero también podemos mirar aquí al lado, donde gobierna el otro gran partido tras un culebrón en el que se mezclaron el transfuguismo con las ganas de vengarse de cuando el partido rival hizo lo mismo hace dos décadas. Aquí la "precampaña" corrió a cargo de una extraña asociación cívica llamada "Pasión por X" (donde X es el nombre del municipio que, la verdad, oculto más por consideración hacia los amigos y conocidos que tengo entre los implicados que por otra cosa, porque bastan unos segundos de Google para averiguar de cuál se trata). La asociación, en las semanas previas a la convocatoria de las elecciones, empapeló también el municipio con sus carteles, sin que hasta ahora nadie haya dado una explicación clara de dónde salieron los dineros empleados en ello.
Pero la sorpresa -o no- llegó tras la convocatoria de las elecciones, cuando los partidos políticos presentaron públicamente a sus candidatos y el alcalde fue presentado en un acto organizado y publicitado por... exacto, "Pasión por X". Tras la correspondiente denuncia ante la Junta Electoral el acto fue prohibido (a pesar de lo cual se celebró con el único cambio de que el candidato no subió al estrado), y a partir de ahí se produjo una carrera de carteles y actos electorales paralelos a cargo del partido que respalda al alcalde, por un lado, y la asociación de marras, por otro. Por ejemplo, de la noche a la mañana las vallas publicitarias contratadas por la asociación se vieron "enriquecidas" por propaganda a favor del alcalde, que duró hasta que la Junta Electoral, de nuevo, ordenó su prohibición (que por cierto, dicho sea a su favor, la asociación acató de forma inmediata). Supongo que al final la situación se haría insostenible, porque al comienzo oficial de la campaña la asociación dejó de hacer propaganda de ningún tipo. Pero, a cambio, el cartel oficial del alcalde dejaba ver por fin el lema oficial de su candidatura, que es... sí, lo han adivinado: "Pasión por X".
Probablemente a usted estas triquiñuelas le parezcan nimiedades. Y de hecho, si las comparamos con otras de las muchas cosas que podemos ver a nuestro alrededor, son nimiedades. Pero en ambos casos nos encontramos con lo mismo: unos partidos políticos dispuestos a incumplir voluntaria y conscientemente la ley para intentar obtener una ventaja electoral. Una conducta muy poco presentable en un ciudadano cualquiera, pero absolutamente intolerable en personas y grupos que aspiran nada menos que a gobernar nuestros municipios. ¿Recuerdan aquello de la mujer del César? Si en estos casos ni siquiera se toman la molestia de parecer honrados, ¿cómo podemos esperar que en realidad lo sean?
En estos días, como dice el genial JR Mora en su viñeta de La Información,
Mi voto, el único que tengo, no es suficiente para dar un baño a estos candidatos. Pero muchos votos sí. Y aunque, por supuesto, no les voy a sugerir, aconsejar o ni siquiera insinuar que voten a una determinada opción política, sí que les digo que en mi opinión determinados grupos han hecho y siguen haciendo todos los méritos posibles para que no les vote.
Y para que no les votes.
Lo mas sangrante del asunto es que solo puede hacer publicidad el partido que gobierna el pueblo porque es el que maneja el cotarro y la pasta (y encima el candidato es feo y con foto horrible). Es, es... en fin, que yo tambien voy a practicar el no les votes.
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