Ya sé que la expresión habitual es la de "el fuero o el huevo". Vamos, que se suele plantear como la renuncia a algo material para mantener un derecho, un privilegio o la propia honorabilidad. O, más comúnmente, la renuncia a un derecho a cambio de una compensación.
Pues no. En este caso hay que luchar por el huevo, pero también por el fuero.
Aunque el huevo también tenga bastante de fuero (y ya dejo los juegos de palabras, de verdad): la llamada "Ley Sinde", colada de rondón en una Disposición Final del Anteproyecto de Ley de Economía Sostenible, me parece bastante impresentable desde un punto de vista jurídico y en el marco de un Estado de Derecho. Unir unas consecuencias jurídicas previstas inicialmente solo para graves delitos a un procedimiento con menos garantías que la tramitación de una multa de tráfico (que ya es decir) será algo muy satisfactorio para esa industria "de contenidos" que aún no se ha dado cuenta de que estamos ya en el siglo XXI, pero a cualquier ciudadano le debería poner los pelos de punta, por lo que supone y, sobre todo, por el precedente que implica.
Pero el fuero, ¡ay!, el fuero es la gota que colma el vaso. Como cuenta Antonio Delgado, la "Ley Sinde" no es solo un despropósito en sí misma, sino también por el proceso que ha llevado a su creación y, salvo que ocurra algún milagro, su inminente aprobación. Un proceso que se resume en una larga serie de presiones a nuestros gobernantes (¿teóricos gobernantes?) por parte de EE.UU. seguidos por las correspondientes claudicaciones de estos.
Como bien recuerda Javi Peláez, la soberanía nacional reside en el pueblo español. Así lo dice la Constitución y así debería ocurrir en cualquier país. Pero casos como el "Sindegate" o el aún más sangrante de las presiones norteamericanas (y las cesiones de nuestro Gobierno) para evitar el proceso judicial por la muerte de José Couso muestran que nuestro Estado social y democrático de Derecho tiene también más de una faceta de república bananera. Solo que sin la república, claro.
Y no sé si podremos arreglar eso ni de qué manera. Pero, al menos, que conste que algunos, muchos, no estamos en absoluto de acuerdo con esta politica del "mande usted" y "sí, bwana".
Una vergüenza la Ley Sinde, tanto la propia ley como el proceso de su creación. Una pregunta, teniendo en mano las filtraciones de wikileaks, ¿podría ser esto un delito de cohecho?
ResponderEliminarSaludoss.