14 de octubre de 2008

Prada y los molinos de viento

Porque ves allí amigo Sancho Pança, donde se descubren treynta, o pocos mas desaforados Gigantes con quien pienso hazer batalla, y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos começaremos a enriquecer, que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios, quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.

Que Gigantes, dixo Sancho Pança?

Aquellos que alli ves, respondio su amo, de los braços largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.

Mire vuestra merced, respondio Sancho, que aquellos que alli se parecen no son Gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen braços, son las aspas, que bolteadas del viento, hazen andar la piedra del molino.



Hace unos días, como contaban Luis Alfonso Gámez o Mauricio-José Schwarz, Juan Manuel de Prada demostró ser un alumno aplicado de las tesis del "Diseño Inteligente", esa corriente creacionista que, disfrazada con bata de laboratorio, intenta hacer pasar por ciencia lo que no es otra cosa que pura y simple fe. Y con el término "aplicado" no me refiero a que sea brillante o especialmente lúcido; simplemente digo que sigue con toda fidelidad el sistema de argumentación de los que día a día se ganan a pulso el adjetivo de "IDiots".

Como muestra nuevamente esta semana, en un artículo titulado "Incrédulos". Así, cuando dice que

por mucho acopio de información que uno recopilara, nunca podría explicarse por qué el hombre de las cavernas se puso un día a pintar; tampoco podría, por cierto, entender por qué, al salir de las cavernas, se puso de rodillas y empezó a adorar a Dios.


está acudiendo de nuevo al "argumento" creacionista por excelencia: atrincherar a Dios en la ignorancia. Es decir, que como (táchese lo que no proceda)

no hay explicación científica,
o la hay pero él no lo sabe,
o la hay pero no la comprende, no le gusta o no la acepta,
o aun conociéndola y comprendiéndola, afirma que no la hay

acerca de la aparición de las primeras manifestaciones artísticas y religiosas, pues hay que atribuirlas a algún tipo de acción divina.

Se trata de una falacia, por supuesto. Generalmente se la catalogaría como una llamada a la ignorancia, aunque de un modo menos formal la podríamos calificar como "ignorantio elenchi": lo que sucede es que la premisa (el desconocimiento de la causa de algo) no tiene absolutamente nada que ver con el resultado (que la causa en cuestión sea la acción de un "diseñador inteligente", en este caso). Aunque fuera cierto que no sabemos la causa de la aparición de las primeras manifestaciones artísticas o creencias religiosas (y no es cierto, algo sí que sabemos -gracias por el vídeo, Manolo-), eso sólo significa exactamente eso mismo, es decir, que lo ignoramos, no que por ello tengamos que atribuirlo a una acción divina, a la intervención evangelizadora de los extraterrestres del Cinturón de Orión, a una partícula de inspiración impactando en el cerebro de algún primitivo homo sapiens (y homo neanderthalensis, no lo olvidemos) o, en fin, a cualquier otra cosa que se nos ocurra. La ignorancia no es motivo para aceptar, ni siquiera como posibilidad, cualquier explicación, incluyendo las improbables o disparatadas, y lo único que implica es, insisto, sencillamente que no lo sabemos

O quizá habría que decir "que no lo sabemos aún", que es lo que convierte el "argumento" que emplea Prada en algo incluso contraproducente para lo que intenta defender, porque si algo caracteriza a la ciencia es precisamente que va reduciendo esas pequeñas parcelitas de ignorancia o desconocimiento en las que los creacionistas quieren colocar a Dios. Por emplear otro ejemplo IDiota, se ha sostenido que el flagelo bacteriano es uno de esos ejemplos de "complejidad irreductible" que la ciencia no puede explicar y en los que, por lo tanto, se apreciaría la huella indubitada del creador divino. Lo cual pudo ser cierto en su momento, pero desde luego ya no lo es, por mucho que siga habiendo creacionistas que repitan como loritos la misma historia. ¿Se ha reducido Dios cuando la ciencia le ha arrebatado esa parcelita? ¿Se reducirá más cuando se le arrebate otra? Y, teniendo esto en cuenta, ¿no parece razonable suponer que, si se empeñan en mantener como "pruebas" de la existencia de Dios los hechos que la ciencia aún no ha explicado, tan pronto como se encuentre esa explicación naturalista su Diseñador Inteligente puede sufrir el mismo desprestigio que padeció Thor como Dios del Trueno cuando se descubrió la causa de este fenómeno natural?

Para no olvidar, finalmente, otro dato: es cierto que aún hay fenómenos cuyo mecanismo evolutivo desconocemos, "huecos" en la evolución, por así decirlo. Pero en el resto de los casos sí que vamos conociendo esos mecanismos, y son coherentes con la Teoría de la Evolución, de modo que por una elemental aplicación del principio de parsimonia lo más razonable es esperar que la explicación a esos "misterios" sea también coherente con la evolución. Del mismo modo que si tenemos un puzzle con algunos agujeros lo que podemos esperar es que los rellenen otras piezas del puzzle, puestos a hacer de la ignorancia una bandera lo lógico es aceptar que la respuesta a esos interrogantes también cuadrará con la Teoría de la Evolución.

Pero bueno, estas falacias ya las han explicado mucho mejor que yo. Las que comete Prada, en las entradas de Magonia o El retorno de los charlatanes que enlazábamos al principio, y las del Creacionismo y el "Diseño Inteligente" en general en textos tan imprescindibles como el libro de Ernesto Carmena El creacionismo, ¡vaya timo!.

A lo que íbamos hoy es a la "defensa" que hace Prada de sí mismo y sus creencias en su nuevo artículo. Prada no es tonto, o al menos no lo tengo como tal, y por tanto quizá sabe que su argumentación en favor del "Diseño Inteligente" es tan sólida y defendible como un castillo de cartulina, y probablemente es por eso por lo que ahora ha optado por una línea de defensa mucho más cómoda y, en apariencia, mucho más sostenible: el ataque.

Y digo "en apariencia" porque se queda en eso, en apariencia. Y es que dice Prada que

Vivimos una época extraña. El hombre de nuestro tiempo lee, por ejemplo, el pasaje evangélico de la multiplicación de los panes y los peces y sonríe con suficiencia; pero a continuación coge sus ahorrillos y los pone en manos de un agente de bolsa que le ha prometido devolvérselos en unos pocos meses convertidos en una suma fastuosa. Para refutar el milagro del Evangelio, el hombre de nuestro tiempo argumentará empleando las leyes de la ciencia empírica; para aceptar que sus ahorrillos le depararán una fortuna, recurrirá a abstrusas leyes bursátiles de dudoso cumplimiento. Lo cual nos confirma que los incrédulos suelen ser, precisamente, las personas que más denodadamente creen en aquellas cosas que el sentido común juzga increíbles. 

O que

El mismo incrédulo que se burla de la existencia de un cielo donde los justos se están quietecitos, contemplando el rostro de Dios, cree a pies juntillas en la existencia de espectros viajeros que acuden a la llamada de un espiritista.


¿Qué les parece? Desde la "ignoratio elenchi" nuestro amigo Prada se ha pasado con armas y bagajes al empleo del hombre de paja, acometiendo con fiereza contra unos "incrédulos" de pacotilla. Porque "incrédulos" así, por supuesto, existen, y ya decía Chesterton (a quien cita Prada, haciéndole un flaco favor) aquello de que "cuando los hombres ya no creen en Dios no es que no crean en nada, es que se lo creen todo". Pero generalmente esos creyentes en espectros son precisamente los que más dispuestos están a aceptar cualquier explicación mágica, maravillosa, misteriosa o paranormal, y a huir como de la peste de esa misma "ciencia empírica" que tanto yuyu le da al pobre Prada. Atacando a esos "incrédulos" Prada no está atacando a los científicos, sino a sus propios compañeros de trinchera.

Se acerca más quizá a la verdad cuando dice que

El mismo incrédulo que se carcajea de los enfermos que se confían a la intercesión de un santo está convencido de que vivirá más de cien años, gracias a no sé qué avances de la ingeniería genética que hasta la fecha sólo se han verificado en el ámbito especulativo.


Pero en este caso pisa terreno resbaladizo. Ya se encargó Mauricio José Schwarz de llamar la atención sobre el detalle de las gafas que luce Prada en su rostro, gafas que no debe haber obtenido mediante invocaciones a Santa Lucía, sino que funcionan gracias a no sé qué avances de la óptica sin los cuales, seguramente, vería menos que un gato de escayola. Y aunque ignoro por completo su historial médico, me atrevería a decir que, como buena parte de las personas de su generación (que así a ojo es también la mía) está vivo no por los resultados prácticos de sus oraciones a los santos, sino gracias a esa misma ciencia materialista de la que tanto abomina, y que probablemente le proporcionó inmunidad contra la polio, la viruela y la tuberculosis, le evitó más de una infección bacteriana a base de administrarle antibióticos, y posiblemente hasta le haya salvado de alguna que otra enfermedad que habría sido mortal en otros tiempos más lejanos, o dejada al simple cuidado y encomienda de las oraciones a los santos. Es más, puestos a apostar estoy seguro de que llegado el caso de que ese ámbito especulativo del que habla se convirtiese en realidad no le haría ascos a vivir cien años aprovechándose de los avances científicos en lugar de confiar su longevidad a los buenos oficios del santo patrón de los longevos, sea quien sea. Santo patrón que, por cierto, seguramente llevará muerto un montón de tiempo; ¿se burlaba Prada de que alguien crea que los espectros acuden a la llamada de los espiritistas, y acepta sin embargo que algunos de ellos acudan en auxilio de un cristiano devoto? ¿No atenta un poquito eso contra el sentido común?

Y eso que, ya que estamos, tampoco el sentido común es muy buena guía, por mucho que Prada lo llame en su auxilio en el párrafo que citábamos más arriba. Si hacemos caso al sentido común, desde luego La Tierra es plana, los programas de televisión los hace gente pequeñita que vive dentro de los televisores (algo seguramente más aceptable para Prada que cualquier explicación relacionada con la despreciable ciencia materialista), y si usted está leyendo esto es porque he ido hasta su casa para escribirlo sobre la pantalla de su ordenador. Ciertamente, el sentido común también nos dice que las similitudes y el patrimonio genético que el ser humano comparte con otros animales indica la procedencia de antepasados comunes, que cuanto mayor sea esta coincidencia más próximo será el parentesco, y que, en vista de que biológicamente los seres vivos -incluyéndonos a nosotros- estamos compuestos de una larga serie de soluciones de compromiso que van desde lo brillante hasta lo decididamente chapucero, más que de un diseñador inteligente parecemos proceder del ingenio de Pepe Gotera y Otilio.

Y, en fin, el sentido común nos dice también que una persona culta, leída e inteligente como aparenta ser Prada es ya mayorcito como para escribir estas cosas.

Como vemos, las conclusiones que nos proporciona el sentido común pueden ser en algunos casos escandalosamente erróneas, en otras totalmente acertadas y en otras -bueno, en otra- más o menos dudosas. Así que no tiene mucho sentido que Prada lo invoque de nuevo cuando dice que

Hace algunas semanas publiqué en estas mismas páginas un artículo titulado Creacionismo en el que me atrevía a afirmar –¡oh, réprobo!– que la ciencia nunca podrá refutar la intervención divina en el origen del hombre; y que, en cambio, el mero sentido común nos enseña que ciertos misterios que rodean dicho origen no son explicables a la mera luz de las teorías evolutivas.


Porque precisamente el sentido común a lo que nos lleva, como decíamos antes, es a suponer más que razonablemente que si "las teorías evolutivas" han sabido explicar perfectamente el resto de esos "ciertos misterios", los que quedan probablemente tendrán también una explicación evolutiva y perfectamente natural.

Que no tiene que ver con "refutar la intervención divina en el origen del hombre". La ciencia, como Prada debería saber, no se ocupa de esas cosas. La ciencia nos proporciona una explicación de cómo son las cosas. Su por qué, o incluso el hecho de si hay un por qué, son una cuestión de fe ajena al conocimiento científico.

Salvo que la fe se ponga en el camino de ese conocimiento científico, claro. Porque si Prada y los restantes creacionistas siguen empeñados en mostrar esos "ciertos misterios" que aún permanecen como tales como "pruebas" de esa "intervención divina en el origen del hombre", se pueden encontrar en la misma situación en la que se vio Don Quijote cuando acometió contra aquellos gigantes: la dura realidad se impondrá, y conforme el conocimiento científico vaya desentrañando esos misterios conseguirán precisamente eso que ahora niegan, que la ciencia vaya refutando esa intervención divina tal y como ellos la presentan. 

Porque, cachis, lo de los gigantes era muy bonito, pero mira por donde quien tenía razón era Sancho Panza. Justito, justito, como Darwin.


P.S.: En realidad quería haber ilustrado esta entrada con algún vídeo de youtube en el que se pudiera escuchar el "Canta in prato" de Vivaldi, que no tiene nada que ver con el tema, pero que suena parecido a la "cantada de Prada" y además, qué narices, me gusta mucho. Pero no lo he encontrado, así que les dejo con el Quijote, que también me gusta mucho. Y que, para qué negarlo, prefiero con creces a lo poquito que he leído del Prada novelista. 

7 de octubre de 2008

Curso de ética monárquica (con un guiño a Juanjo de la Iglesia)

Supongo que recordarán ustedes aquel divertido "curso de ética periodística" del Caiga quien caiga. Del antiguo Caiga quien caiga, claro; nada que ver con eso que perpetran ahora bajo el mismo nombre. En el "curso de ética periodística", Juanjo de la Iglesia analizaba con detalle la redacción de titulares y noticias de prensa, exponiendo qué deberían haber dicho y qué decían en realidad.

Hoy me he acordado de aquello al leer esta noticia, aunque en rigor quienes suspenden en ética no son los periodistas, sino el príncipe Carlos de Inglaterra y su corte de ecologistas furibundos. 



Por si quieren ahorrarse la lectura (aunque es cortita) la noticia dice que

Carlos culpa a los transgénicos de los suicidios en la India

El endeudamiento resultante del cultivo de transgénicos y la falta de los resultados esperados han llevado a algunos agricultores indios al suicidio, según el príncipe de Gales.

En una intervención a favor de los métodos agrícolas tradicionales, de la que informa 'The Daily Telegraph', el heredero del trono británico dijo que esos agricultores indios se quitan la vida al endeudarse por esa causa.

En su discurso, transmitido por vídeo al grupo ecologista indio Navdanya, Carlos de Inglaterra se mostró a favor de restablecer el equilibrio necesario para la supervivencia humana en el planeta.

El príncipe de Gales se refirió al "número horrible de suicidios de pequeños agricultores en la India debidos parcialmente al fracaso de las variedades de cosechas transgénicas".

Hasta aquí bien. Bueno, bien no, la noticia es sobrecogedora. Pero al menos es coherente. Pero si seguimos con el párrafo siguiente nos enteramos de que...



Aunque los suicidios se produjeron antes de la introducción de las cosechas transgénicas en ese país, algunos ecologistas creen que los agricultores se vieron forzados a comprar las nuevas semillas, que no sólo son más caras, sino que además no produjeron cosechas significativas.
Sí, han leído bien: "los suicidios se produjeron antes de la introducción de las cosechas transgénicas en este país". A pesar de lo cual el príncipe Carlos no duda ni un momento en atribuirlos a la maléfica influencia de los transgénicos esos del demonio...

¿Suspenso en ética, decía? Y en la lógica más elemental, digo yo.

22 de septiembre de 2008

Investigación e "imbestigación"

Una de las cosas que nos echan en cara a los escépticos es que usamos un lenguaje insultante, demasiado subido de tono. Lo cual no es cierto; de hecho, a veces hasta nos quedamos cortos.

Veamos, por ejemplo, el término "imbestigación". Realmente no lo inventó ningún escéptico militante, sino el crítico de televisión Fernando de Felipe, como recogió en su día Luis Alfonso Gámez al hablar de la historieta del "cosmonauta fantasma" que se tragó cruda Iker Jiménez.

Fernando de Felipe lo definía como investigación imbécil, y aunque la palabra quizá no sea demasiado aplicable al caso del cosmonauta fantasma (porque fantasmas sí que hubo, pero investigación, realmente, no se tomaron siquiera la molestia de hacerla), es difícil moverse por el mundillo de lo paranormal sin tropezarse a cada paso con alguna que otra "imbestigación".

El penúltimo ejemplo (por ahora) es el de los círculos de Lanzarote, como cuenta en su blog Ricardo Campo. Ricardo hace un excelente resumen de la jugada, y especialmente del llamativo hecho de que el "imbestigador" afirme que su investigación comenzó hace un año y que

la investigación de este asunto no ha hecho sino empezar y aún quedan muchas incógnitas que despejar.


Investigación, dice. Pues no. Investigación, de las de verdad, ha sido la del periodista Héctor Fajardo, que tardó exactamente dos días, dos, en descubrir lo que realmente son esos círculos.

Lo de Jaime Rubio Rosales, en cambio, es un ejemplo de "imbestigación". Un ejemplo "de libro", y nunca mejor dicho teniendo en cuenta que, como él mismo dice, cuenta también la movida en su libro "Canarias Esotérica". Veamos algunos datos que Ricardo Campo, por un elogiable sentimiento de piedad, no quiso dar en su blog.

Uno de ellos es el de la extensión. Jaime Rubio nos dice en el artículo que

Se trataba de unos enormes círculos hechos en la lava volcánica, unos 18 o 20, que ocupan unos 50kms. cuadrados de terreno nítido.


En el blog "Zonaoscuratv7", que por lo visto también reivindica el mismo autor, dice que

EL CASO ES QUE OCUPAN UNOS 50 KMS. DE DIÁMETRO


Hombre, alguien debería explicar a este señor que no son lo mismo 50 Km2 que 50 Km de diámetro, al menos en la geometría normal (en la paranormal ya es otra cosa). Pero es que encima los dichosos círculos ni tienen esa superficie ni ese diámetro. Una visita al Sigpac arroja unos resultados bastante considerables, sí, pero también bastante más modestos: los 20 círculos se encuentran en un área de algo menos de 50 hectáreas. Que son 500.000 m2, vale, pero que como sabe cualquiera que haya prestado un poquito de atención a las clases sobre el Sistema Internacional de Unidades (o a las de matemáticas, claro) suponen la centésima parte de 50 Km2.

Por lo demás, las mediciones (e incluso la simple contemplación del conjunto) permiten apreciar algunos otros datos curiosos. Si para Jaime Rubio

estamos ante un misterio comparable al de las pistas de Nazca, en Perú.


Para cualquier otro resulta evidente que el conjunto se integra con una red de viales, y que sus dimensiones recurren muy sospechosamente al uso del Sistema Internacional de Unidades, en lugar del atlante, el marciano o vaya usted a saber cuál.


Ver mapa más grande

O bueno, para casi cualquier otro. Según "Zonaoscuratv7" (uf, prueben a decirlo seguido y sin respirar) el fenómeno no sólo ha llamado la atención de Jaime Rubio, sino que

LO QU SÍ SABEMOS ES QUE YA SE HAN INTERESADO POR ELLOS LA NASA, GOOGLE EARTH Y EL GOBIERNO BRITÁNICO.


Acojonante, vamos.

O no. El Gobierno Británico, la verdad, no sabemos qué vela lleva en este entierro. Por lo que decía Jaime Rubio en su artículo, quien le puso sobre la pista de los círculos fue un "investigador británico", pero de ahí a pensar que Gordon Brown se va a olvidar de la crisis financiera, la crisis económica o la crisis en su propio partido para ocuparse del enigma del misterio de los círculos misteriosos y enigmáticos de Lanzarote parece que hay un buen trecho. Vamos, casi tanto como el que va de 500.000 a 50.000.000 de m2, ¿no?

Lo de la NASA... bueno, mencionar a la NASA viste muchísimo. Vean si no el caso de la Sábana Santa de Turín, investigada por la NASA sin que la NASA lo supiera. La agencia espacial norteamericana, por supuesto, ha fotografiado los círculos, igual que ha fotografiado cada centímetro cuadrado del planeta para diversas investigaciones científicas, vigilancia del cambio climático, elaboración de mapas y modelos digitales del terreno, e incluso simplemente para proporcionar entretenimiento. Lo que no ha hecho es interesarse específicamente por los círculos, porque bastante trabajo tiene ya con la ciencia (o el entretenimiento) de verdad.

Y lo de Google Earth... bueno, aparte de la obviedad de que los círculos de Lanzarote (como el resto de la superficie terrestre, salvo las zonas censuradas) figura en los archivos de Google Earth, el único interés que parece haberse mostrado en relación con la herramienta de Google es un pequeño cruce de mensajes en un foro que se saldó con la conclusión de que posiblemente se tratara de los restos de una instalación de riego por aspersión. Una conclusión, por cierto, que también a mí se me pasó por la cabeza cuando Héctor nos comentó el caso en la lista de correo de los socios de Círculo Escéptico. De hecho, una breve búsqueda en Google Maps permite observar formaciones mucho más complejas, grandes y espectaculares que las de Lanzarote. Por ejemplo, en este círculo


Ver mapa más grande

cabe cómodamente todo el complejo de Lanzarote. Y sin necesidad de buscar antiguas civilizaciones ni nada por el estilo.

Esa era, como digo, mi conclusión inicial. Tras la brillante investigación de Héctor Fajardo, por supuesto, acepto la suya, y más después de haber visto más de una "urbanización fantasma" que hasta su desarrollo resultaba, vista desde el aire, tan intrigrante como la de Lanzarote. Pero, en cualquier caso, como es lógico estoy dispuesto a revisar esta opinión a la vista de los nuevos datos que aparezcan...

...que es, por último, otro de los "pecados" que hacen que lo de Jaime Rubio sea eso, una auténtica y genuina "imbestigación": hace caso omiso de cualquier dato o información que contradiga su hipótesis inicial. Porque cuando dice en su artículo que

El tema urbanístico está descartado por ser ésta una zona protegida y alejada de la costa. ¿Son las bases para un enorme campo de golf? Descartado también porque ahí ni hay agua ni proyecto alguno al respecto al estar prohibido por ley.


No sólo nos dice que jamás ha visto una edificación construida ilegalmente, o que no concibe que las calificaciones del suelo puedan variar con el tiempo y que quizá lo que ahora es suelo rústico no lo haya sido siempre.

Lo que nos dice, al menos a quienes conocemos un poco del caso, es que con este artículo fechado el 16 de septiembre está descartanto intencionadamente, sin molestarse siquiera en comprobarla o al menos citarla, la información que Héctor Fajardo le proporcionó el 12, cuando le comunicó lo que había descubierto sobre la verdadera naturaleza de los círculos misteriosos.

Y es que esa es la clave de todo buen "imbestigador": no dejar que la realidad te estropee un buen misterio. ¿Verdad?

16 de septiembre de 2008

Se le apareció la Virgen (II)

es mi voluntad que me edifiquen en este lugar un templo y casa de oración donde mis devotos me ofrezcan sus votos y dones, y que este lugar sea tenido por santo, en el cual obrará Dios milagros y hará muchas misericordias

En el fabuloso mundo de lo paranormal es habitual que los vendedores de misterios nos digan que alguien es tonto. Bueno, sí, también es habitual que nos tomen por tontos, y vista la cantidad de público que tienen no les falta algo de razón. Pero me refiero a otra cosa.

Recordemos, por ejemplo, el caso de las Caras de Bélmez. Entre otros "argumentos" de diverso pelaje, los magufos aseguran que una prueba de que el fenómeno es genuino es que María Gómez no sabía hacer ni la O con un canuto, y que, vamos, era demasiado tonta como para idear todo ese montaje. Vale, no lo dicen exactamente con esas palabras, pero se les entiende muy bien. La misma excusa suele emplearse para avalar la fiabilidad de algunos testigos de avistamientos de ovnis, o de quienes aseguran haber visto fantasmas...

...o de los protagonistas de las apariciones marianas, claro. 

Vean por ejemplo el caso de Amparo Cuevas, la mujer que asegura que vio aparecerse ante ella nada menos que a la Virgen María en un prado de El Escorial. Unas apariciones que se iniciaron en junio de 1981 (ya ha llovido) y que duraron hasta el año 2002, cuando según las malas lenguas recibió un discreto (y evidentemente insuficiente) toque de atención desde el Arzobispado. 

Amparo Cuevas era de un origen muy humilde. Como dice la lujosa propaganda que sus acólitos reparten a los visitantes de Prado Nuevo, la vidente

nació en una aldea de Albacete llamada Pesebre. Criada con suma pobreza, sacrificio y duro trabajo, desde niña, sin saber rezar, ha invocado filialmente a la Santísima Virgen.
Esta pobre mujer... Bueno, ya no es pobre, pero ustedes me entienden. Esta pobre mujer, nos dicen, no sólo era de origen humilde, sino casi analfabeta. Vamos, no llegan a decir que es tonta del bote (ha demostrado no serlo), pero sí que de ninguna manera podría haberse inventado todo ese montaje acerca de la aparición de la Virgen sobre un fresno diciéndole mensajes como este:



Soy la Virgen Dolorosa. Quiero que se construya en este lugar una capilla en honor a mi nombre. Que se venga a meditar de cuaquier parte del mundo la Pasión de mi Hijo, que está completamente olvidada. Si hacen lo que yo digo, habrá curaciones. 

¿Cómo? ¿Que me he repetido?

No, no. Este mensaje no es el mismo del principio de la entrada. Sólo es tremendamente similar. Léanlo de nuevo:

es mi voluntad que me edifiquen en este lugar un templo y casa de oración donde mis devotos me ofrezcan sus votos y dones, y que este lugar sea tenido por santo, en el cual obrará Dios milagros y hará muchas misericordias

Vale, la estructura es la misma. El mensaje, su significado, también. Incluso las circunstancias en que supuestamente se transmitió: la Virgen también se apareció sobre un árbol a una persona de humildísimo origen.

Sólo que esta persona, un pastor llamado Francisco Álvarez, vio a la Virgen unos añitos antes, en el año 1222. Ah, y subida en una encina, no un fresno.


Y, por supuesto, muy muy lejos de El Escorial. Lejísimos. El Santuario de Nuestra Señora de Cortes se encuentra en Peñascosa, al Sur de la Provincia de Albacete. Lo pueden ver ustedes en este mapa, justo en la marca azul.


¿Cómo? ¿Que hay dos marcas? ¡Ah, sí, es verdad! Bueno, se lo aclaro: el Santuario está señalado con la marca situada a la izquierda del mapa.

La marca de la derecha señala una pequeña pedanía de Peñascosa, situada a unos diez kilómetros del Santuario por carretera. Una minúscula aldea llamada Pesebre. Sí, justamente la misma donde nació Amparo Cuevas.

Y, ahora que lo pienso, quizá sea verdad que no inventó esas apariciones marianas y esos mensajes, que tanto recuerdan a los que todos los niños de Pesebre escuchan año tras año en la Romería de la Virgen de Cortes...

15 de septiembre de 2008

Humorismo callejero


(Y nunca mejor dicho)