11 de julio de 2010

Explicando el bajo rendimiento de Torres

Uno de los aspectos del juego de la selección española en este Mundial que más está llamando la atención a los aficionados es el bajo rendimiento de Fernando Torres. Yo, entre que estoy ya muy desconectado del fútbol y que nunca he seguido la trayectoria de este chico no puedo opinar gran cosa, pero por lo poco que he podido ver y por lo mucho que he podido leer y escuchar, sospecho muchos lo cambiarían a ojos cerrados no ya por Fernando Llorente, sino incluso por el pulpo Paul, que hasta ahora ha demostrado bastante más entusiasmo por nuestra selección y cuyas evidentes carencias en el juego aéreo se compensan sobradamente por el hecho de que dispone de ocho patas con las que hincharse de dar patadas al Jabulani.

En fin, que hoy por hoy parece que estemos muy lejos de ver otra foto como aquella de 2008.


¿Por qué? Por supuesto no tengo ni la más remota idea, pero ya que esto del Mundial nos está trayendo estupideces tan notorias como la del dichoso pulpo, voy a apuntar yo también la mía.

Empecemos con una ampliación de una parte de la foto de arriba; concretamente el brazo tatuado:


Como supongo que sabrá todo el mundo, se trata de una concesión a la moda de "tatuarse el nombre en élfico", que hizo furor a raíz del éxito de las películas que Peter Jackson realizó sobre la base (más o menos) de El Señor de los Anillos. Una moda, por otra parte, explicable hasta cierto punto: la verdad es que a la hora de concebir tanto sus lenguajes ficticios como, sobre todo, la caligrafía de los mismos, Tolkien tuvo muy en cuenta criterios puramente estéticos, así que "letras élficas" son muy bonitas, y el tatuaje, para los que gusten de esas cosas, puede resultar hasta decorativo.

Y al decir "para los que gusten de esas cosas" me refiero, obviamente, a los amantes de los tatuajes. Para los aficionados de Tolkien la cosa puede ser, como en este caso, bastante ridícula.

Ante todo hay que tener en cuenta un par de cosas. En primer lugar no existe un lenguaje élfico, sino varios. A Tolkien lo que más le gustaba era inventar lenguajes, y a medida que desarrollaba su mitología también desarrollaba variantes que se convertían en idiomas vagamente emparentados, pero esencialmente distintos. Sin entrar en muchos detalles, los más importantes eran dos: el quenya y el sindarin.

Vamos ahora con las "letras". Tolkien no desarrolló un verdadero "alfabeto élfico", ni mucho menos. Y no me refiero solo a que no se limitó, como podríamos suponer, a inventar unas simples reglas de transposición del tipo "A se sustituye por el símbolo tal, B por el símbolo cual, etc"; su sistema de escritura era bastante más complejo que un simple alfabeto. Sin embargo, puede hacerse -y de hecho se hace- una tabla de equivalencias fonéticas, de modo que cada carácter élfico correspondiente a un determinado sonido puede servir para representar la letra que usualmente asociamos con ese sonido.

Por otro lado, y de nuevo simplificando mucho, las "letras" élficas son en realidad dos series de caracteres: las  tengwar, con valor generalmente de consonante, y las tehtar, que actúan como vocales pero que no son propiamente "letras", sino signos diacríticos que se colocan encima (o a veces debajo) de las consonantes.

Y ahora viene la gran cuestión: ¿Sobre la consonante anterior o sobre la posterior?

Por si aún no se han perdido, vamos a volver a lo de las dos lenguas, el quenya y el sindarin. Una de las diferencias más llamativas entre ellas es precisamente la posición de las vocales: en quenya se colocan sobre la consonante anterior, mientras que en sindarin se escriben sobre la consonante posterior.

La razón para ello es simplemente práctica: en quenya abundan las palabras terminadas en vocal, mientras que en sindarin son más habituales las que acaban en consonante, de manera que adoptando este criterio se evita en lo posible tener que emplear un carácter portador mudo, cuya única finalidad es tener encima las vocales que se queden "huérfanas". Y esta misma razón es la que hace que, a la hora de realizar una tabla de equivalencias para escribir con letras élficas otros idiomas se prefiera uno u otro sistema: en inglés, por ejemplo, se emplea el sistema del sindarin, mientras que en español se ha adoptado el del quenya. Pueden verlo, con abundantes instrucciones, en esta página de la Universidad Autónoma de Númenor.

Dicho lo cual volvamos al tatuaje de Torres. Se supone que debe poner simplemente "FERNANDO", nombre que se escribiría, siguiendo las reglas que comentábamos, así:


Las vocales (las "tildes") se colocan, como decíamos, sobre las consonantes anteriores, de manera que la primera de ellas, la E, se coloca sobre la F inicial, la A sobre la primera de las N, y la O del final de la palabra sobre la D precedente.

Lo malo es que, si nos fijamos en la ampliación de la foto


No es eso lo que pone. Lo que le han tatuado es más o menos esto:


¿Captan la diferencia?

¿Y ven por qué decía yo que quizá la causa de su actuación mundialista sea el efecto (vale, retardado) del dichoso tatuaje?

Porque, digo yo, ¿qué se puede esperar de alguien que lleva cubierto todo el antebrazo con un letrero que dice "FRENNADO"?

3 comentarios:

  1. Ha quedado incapacitado para el balompié, pero vacunado de resfriados para el resto de su vida (bueno, a medias, le falta una L para redondearlo: FRENNADOL).

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  2. Sin ánimo de defender a Torres que ni de lejos es santo de mi devoción... pero.... quién te ha dicho que está en quenya? En quenya pone frennado... pero si te hubieras parado a ver tu propia información, en Inglaterra (donde jugaba Torres hasta hace nada) se usa más el sindarin... y en sindarin pone Fernando correctamente... tampoco es atizar por atizar... aunque el chaval no sea el más listo del mundo...

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  3. No, Dani, fíjate bien: en sindarin pone "FERNANOD", que es mucho peor, porque además de ser incorrecto me estropea el chiste ;-)

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