10 de junio de 2010

Un feliz hallazgo literario

Si son habituales de este blog probablemente recuerden Tomás y la Sábana Santa y su continuación, La comisión. Y quizá algunos de ustedes hasta echen de menos un tercer acto, como manda la ortodoxia. Yo también, y les confieso que lo tengo medio escrito, pero cuando andaba peleándome con él me surgió uno de esos problemas que me busco yo solito...

Me explico. Tomás y la Sábana Santa está inspirado, obviamente, en el humor de los Monty Python, y La comisión es, más obviamente aún, un homenaje a Les Luthiers. Y como el acto tercero no podía ser menos, mi proyecto es que también contara con varias referencias a humoristas ilustres, en concreto a varios autores de teatro cómico.

Una de ellas pretendía recordar a uno de los genios indiscutibles del humorismo español, Enrique Jardiel Poncela, con una imitación de un pasaje de una de sus obras. Concretamente de este.

Pero, ¡ay!, no me salía. Por más que lo intentaba, tarde o temprano mis personajes abandonaban los refranes y la cosa no terminaba de cuadrar. ¿Habrá alguna forma -me preguntaba- de largar una gran parrafada compuesta únicamente por frases hechas pero sin ningún significado real?

Y miren por donde, resulta que sí que la hay. Me lo demostró un tal "Verdoso.Azul" en La lista de la vergüenza, quien dejó en la entrada en la que hablábamos del título en homeopatía que tuvo y ya no tiene la Universidad de Valladolid el comentario que les reproduzco a continuación en toda su esplendorosa literalidad:

La Ciencia es una tentativa en el sentido de lograr que la caótica diversidad de nuestras experiencias sensoriales corresponda a un sistema de pensamiento lógicamente ordenado. Si perdemos el sentido del misterio, la vida no es más que una vela apagada. Toda nuestra ciencia, comparada con la realidad, es primitiva e infantil.
Sobre los casos aislados en los que la homeopatía cura, es un sentimiento maravilloso el descubrir las características unificadoras de un complejo de fenómenos diversos que parecen totalmente desconectados en la experiencia directa de los sentidos. No todo lo que cuenta puede ser contado y no todo lo que puede ser contado cuenta. Antes de ser hombres o mujeres de ciencia, deberíamos ser hombres o mujeres. Si supiese qué es lo que estoy haciendo, no le llamaría investigación, verdad?
La mayoría de la gente se avergüenza de la ropa raída y de los muebles destartalados, pero más debería ruborizarse de las ideas nocivas y de las filosofías gastadas. Una persona debe buscar lo que es y no lo que cree que debería ser.
Ninguna ciencia empírica, y menos la ciencia médica, puede dejar de ser pseudociencia.

¿Qué les parece? ¿A que cambiando una palabra de aquí y otra de allá me ha solucionado la papeleta?

Así que ya saben: dentro de poco, el tercer acto de Tomás y la Sábana Santa. Y no me den las gracias: el mérito es de este misterioso, retórico y, me temo, huequísimo "Verdoso.Azul".

5 comentarios:

  1. Espero ansioso esa tercera parte. Las dos primeras te quedaron geniales.

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  2. Y por si nadie se ha dado cuenta, además "plagia" a Einstein. Dice: "Toda nuestra ciencia, comparada con la realidad, es primitiva e infantil". Eso lo dijo Einstein, sólo que el genio enlazó esta frase con " ...y sin embargo es lo más preciado que tenemos".

    Un saludo.

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  3. Hombre, dice mucho, una cantidad de falacias, mentiras y verdades cortadas que acojona, como bien señala Pablo.

    Vamos, por lo ampuloso diria que, o es de Psicologia o de alguna de letras y es que por desgracia en esas carreras hay una sobredosis de descerebrados que se creen mejor que todo, desprecian la ciencia (con un iphone en el bolsillo por supuesto) y van de "intelectuales" en el peor sentido de la palabra que, parece un retrato de ese estereotipo.

    Un De Prada cualquiera.

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  4. el mundo está lleno de idiotas. eso sí, ahora la mayoría de ellos tienen internet, como el cretino del rollo.

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  5. Ja ja ja, La combinación entre humoristas famosos, y "Verdoso.Azul", me hizo recordar inmediatamnte ¡a Cantinflas!

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