Algo parecido ocurre con otra pseudociencia, la llamada "sindonología", es decir, el estudio aparentemente científico de la Sábana Santa de Turín. Año tras año, los sindonólogos celebran sus congresos y sus simposium en los que anuncian importantísimas novedades, y año tras año esas novedades resultan ser las mismas de siempre. Que, en el fondo, son ninguna. Pero eso no impide que al año siguiente vuelvan a la carga, con un nuevo congreso en el que se revelan las mismas asombrosas -y desacreditadas- noticias de ultimísima hora de tooodos los años.
Así que, siguiendo esa tradición, el pasado 20 de agosto la Agencia Europa Press difundió la noticia de que "una investigadora americana defiende la autenticidad del Santo Grial". Una noticia que se apresuraron a recoger muchos medios valencianos y nacionales, y que anticipa la presentación, el próximo mes de noviembre, del libro "San Lorenzo y el Santo Grial. Historia del Santo Cáliz de Valencia", escrito por Janice Bennet.
Una señora que, entre otras cosas, es miembro (¿miembra, señora Ministra?) del Centro Español de Sindonología. ¿Lo recuerdan? El que mencionábamos un par de párrafos más arriba, hablando de los congresos en los que se repiten una y otra vez las mismas noticias de última hora...
Así que retrocedamos un poco. Concretamente hasta el año 2000. La editorial Ignatius Press data de unos años antes, de 1978, pero ya desde su principio (y desde su propio nombre, elegido en honor a San Ignacio de Loyola) dejó clarísimo que su finalidad es la publicación y difusión de obras de la más estricta ortodoxia católica. Y en ese año 2000 fue cuando Ignatius Press publicó por vez primera una obra titulada, ejem,
Una tesis también, por supuesto, novedosísima. Si echan ustedes un vistazo al programa del congreso verán que una de las ponencias se dedicará a repasar -y confirmar, faltaría más, que por algo el congreso lo organiza la Universidad Pontificia- el estudio arqueológico de D. Antonio Beltrán, 50 años después. Y es que ya hace la friolera de medio siglo que D. Antonio efectuó su famoso estudio. Que no es que sea gran cosa: el señor Beltrán se limitó a decir que la forma y materiales de la copa permiten suponer que procede de Oriente Próximo y data de entre los siglos I a.C. y IV d.C. Pero, en fin, Jerusalén y el episodio de la Última Cena se sitúan en ese amplísimo ámbito geográfico y temporal, así que la autenticidad del Cáliz entraría dentro de lo posible. Suponiendo, claro, que el congreso aporte alguna evidencia sólida que avale el estudio de D. Antonio, porque por ahora no la hay.
Y por otro lado tampoco es que se pueda ir mucho más allá. A pesar de los esfuerzos del congreso, lo cierto e impepinable es que las primeras noticias históricamente verificables acerca del Santo Cáliz de Valencia datan de 1134, concretamente de un inventario que lo sitúa en el Monasterio de San Juan de la Peña. A partir de ahí sí hay varias referencias, como el famoso testamento del rey aragonés Martín el Humano, pero los -supuestos- documentos anteriores que avalarían su autenticidad (procedentes del Siglo VI) sólo los conocemos a través de una sospechosísima copia datada en el Siglo XVI ó XVII. De hecho, si bien la "historia" del Grial valenciano asegura que San Lorenzo lo envió a España en el año 262 procedente de Roma, donde habría sido utilizado por los primeros Papas en sus misas, resulta más que sorprendente que no haya la más mínima mención de este supuesto uso en los escritos tempranos de la Iglesia.
Todo esto, dirán ustedes, a salvo de las asombrosas novedades que nos aporte el novísimo libro de Janice Bennet, ¿verdad? Pues no. Cedamos la palabra a la propia señora Bennet, que en una entrevista que concedió a "Ignatius Insight" (boletín de la editorial Ignatius Press) contaba que
IgnatiusInsight.com: What is the central story and purpose of your book, St. Laurence and the Holy Grail? How did you go about writing it?
Bennett: I think I described writing the book as working on a jigsaw puzzle, but I hope it doesn't come across that way. I translated the books written in Spanish by many of the priests who have been involved with the custody of the relic over the years, as well as the sixteenth-century Spanish translation of St. Donato's Latin manuscript.
En definitiva, que ni la propia señora Bennet contaba nada nuevo en el año 2000, y probablemente tampoco lo hagan ni ella ni los restantes congresistas el próximo mes de noviembre. La historia, en el sentido más riguroso del término, del Santo Cáliz de Valencia sigue comenzando en el Siglo XII, una época muy parecida a aquella en la que apareció el objeto de "estudio" de los sindonólogos, la Sábana Santa de Turín, y en la que por toda Europa afloraron reliquias que iban desde lo plausible hasta lo palmariamente absurdo. Y es cierto que, al igual que pasa con la Sábana Santa, existe un medio para salir un poco de dudas: el Cáliz valenciano está tallado en ágata, y un estudio adecuado podría ayudar a determinar la procedencia de la piedra y su época de tallado. Pero claro, este tipo de estudios los carga el diablo, y más en este caso: si lo pensamos con detenimiento, si el resultado indicase que la copa es de la época y la zona geográfica de Jesucristo sólo serviría para confirmar que existe la posibilidad (y nada más que la posibilidad) de que sea auténtico, mientras que un resultado que la colocase en otra época y en otro lugar podría refutar totalmente su autenticidad. La propietaria del Cáliz (la Archidiócesis de Valencia, colaboradora del congreso) tendría por tanto muy poco que ganar y mucho que perder con la prueba, así que es poco probable que se llegue a realizar públicamente.
En todo caso, el próximo mes de noviembre saldremos de dudas. Pero me da en la nariz que los resultados del congreso van a ir en la misma línea que los de la Sociedad Española de Sindonología o, ya puestos, los de la fusión fría. Y que Bob Park o el fantasma de Douglas Morrison (porque ya saben ustedes que la sindonología es capaz de resucitar a los muertos, como ocurrió con Willard Libby) van a seguir sin poder tomarse su taza de te con agua calentada mediante fusión fría y servido en la mismísima copa que usó Jesucristo en la Última Cena. Creer en el Santo Cáliz, como en la fusión fría (o en la autenticidad de la Sábana Santa) va a seguir siendo una cuestión de fe, por mucho que la vistan de ciencia y presuman de congresos "científicos".
Y sin novedad en el frente, claro.
P.S.: Para ser precisos, yo tampoco les cuento ninguna novedad. Salvo la noticia de la presentación del "nuevo" libro de Janice Bennet o la celebración del congreso de noviembre, confieso que todo esto lo conté ya en mi programa de radio hace unos meses. Incluyendo una mención al libro de la señora Bennet, claro.
P.P.S.: Y sí, tengo un programa de radio. Ya les contaré, ya...