12 de diciembre de 2005

El nuevo/a lenguaje/a jurídico/a

Todos sabemos que esto de la corrección política en el lenguaje hace estragos últimamente. Por partida doble: "hace estragos" en el sentido de que "hace furor", que "está muy de moda", pero también hace estragos literalmente, cargándose a conciencia las normas gramaticales más elementales.

Pero, por si eso fuera poco, hay un campo concreto en el que el riesgo de que lo políticamente correcto acabe armando un lío ("haciendo estragos", vamos). Me refiero a la redacción de normas jurídicas.

Redactar una ley o un reglamento no es ya de por sí nada sencillo, como para que encima tenga que tenerse en cuenta la extremada sensibilidad de quienes no pueden ver una palabra genérica correctamente escrita, o aquellos cuya delicada piel sufre un ataque de sarpullidos ante la espeluznante visión de términos como "disminuídos" (con perdón). Y es que el problema de adecuar el lenguaje de las leyes a los gustos de esos neovictorianos que se ruborizan al leer ciertas palabras no es sólo que un texto jurídico puede pasar de ser un tocho a convertirse en un tocho cursi, no. El problema es que las normas deben ser redactadas en un lenguaje claro e inequívoco, y a veces la corrección política las convierte en algo que en el mejor de los casos es un galimatías, y en el peor una norma ambigua o imprecisa.

Por ejemplo, esta redacción

"El mandato de las personas miembros del Consejo, incluidas la que ocupa la Presidencia y la que ocupa la Secretaría Ejecutiva, es de cuatro años, renovable por períodos de igual duración, el cual empieza a computar al día siguiente de la publicación del nombramiento correspondiente en el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya. En el caso de las personas que ocupan la Presidencia y la Secretaría Ejecutiva, su mandato no puede ser renovado más de tres veces consecutivas. Las personas miembros del Consejo, incluida la que ocupa la Presidencia, deben continuar en el ejercicio de sus funciones hasta la toma de posesión de las personas miembros del nuevo Consejo."


No pasa de ser simplemente cursi. Bueno, también es un poco cargante, pero al menos hay que reconocer que el empleo de "las personas miembros del Consejo" o "las personas que ocupan la Presidencia y la Secretaría Ejecutiva" resulta mucho menos lioso que este otro ejemplo:

"En los supuestos de previsible ausencia prolongada de uno de los vocales o una de las vocales, a consecuencia de suspensión acordada de conformidad con el apartado anterior o por alguna de las causas establecidas legalmente, se procederá al nombramiento de un suplente o una suplente que desempeñará sus funciones por el tiempo que dure aquella. La formalización del nombramiento y cese del suplente o la suplente se realizará conforme a lo previsto en los artículos 7.2 y 8.3. El tiempo que dure la suplencia se imputará al período de mandato de la vocal o el vocal suplido."


Que ya empieza a resultar mareante. Pero al menos no es tan preocupante como esto:

"Al cesar la convivencia, los miembros de la pareja, en caso de que tengan hijos o hijas comunes, pueden pactar cual de los dos tiene la guarda y custodia, así como el régimen de visitas del miembro de la pareja que no tenga la guarda. A falta de acuerdo, el juez o jueza, decide en beneficio de los hijos o las hijas, oyéndoles previamente si tienen suficiente conocimiento o doce años o más."


Que ya empieza a plantear alguna incógnita. Porque, vamos a ver, ¿esto se aplica sólo si la pareja tiene hijos o hijas comunes, o también si tienen hijos e hijas. Y, en este caso, ¿qué es lo que tiene que tener en cuenta el juez (vale, o jueza) para decidir? ¿Debe escoger entre el beneficio de los hijos y el de las hijas? ¿Tiene que decidir en beneficio de los hijos o las hijas así, por separado? ¿O no será más correcto que tome su decisión procurando el beneficio de todos los hijos, sean del sexo que sean?

En fin, que en su afán por no herir las sensibilidades tan, ejem, sensibles que gastamos ahora, los legisladores nos están obsequiando con unos galimatías jurídicos que, a este paso, van a resultar perfectamente inútiles o contraproducentes. Como puede pasar con el artículo 160 del Código Civil. En su afán por integrar el matrimonio de personas del mismo sexo y, además, hacerlo del modo más "políticamente correcto" posible, los legisladores cambiaron esta redacción

"El padre y la madre, aunque no ejerzan la patria potestad, tienen el derecho de relacionarse con sus hijos menores, excepto con los adoptados por otro o conforme a lo dispuesto en resolución judicial."


por esta otra

"Los progenitores, aunque no ejerzan la patria potestad, tienen el derecho de relacionarse con sus hijos menores, excepto con los adoptados por otro o conforme a lo dispuesto en resolución judicial."

¿Captan la diferencia? La redacción original pretendía que los padres pudieran relacionarse con sus hijos aunque no gozaran del ejercicio de la patria potestad. Todos los padres, sean biológicos o adoptivos (y con independencia de su sexo). En cambio ahora, y siguiendo la norma al pie de la letra, sólo tienen este derecho los padres biológicos; a los adoptivos que les den morcilla, puesto que nos pongamos como pongamos, "progenitores" son sólo los biológicos.

En definitiva, que con este panorama casi es de agradecer la interesante iniciativa de esos maestros del Derecho, esos pioneros de la modernización -no exenta de rigor- del Ordenamiento Jurídico con los que la Divina Providencia, que a veces gasta estas bromas, ha obsequiado a mi pueblo. Porque no se puede calificar de otra manera a las mentes supuestamente pensantes que (por primera vez en el mundo mundial, al menos hasta donde yo sé) han introducido en una norma jurídica uno de esos neologismos bienpensantes, políticamente correctos y adecuadamente cursis para los tiempos en que vivimos, y que al mismo tiempo resulta claro, conciso e inequívoco. Un texto del que ya hablaremos, si es que conseguimos encontrar por dónde cogerlo. Pero del cual les brindo esta maravillosa muestra de cómo combinar la modernidad con la precisión terminológica:

"En ausencia de propietario identificado se considerará al/ a la propietari@ del inmueble como responsable del animal."


¡Ahí queda es@!

4 de diciembre de 2005

Somos todos

Pero todos, todos. Del Boletín Oficial de las Islas Baleares:



TNT: sexo, mentiras y cintas de vídeo

Por lo que pude ver el otro día, la fórmula habitual del programa TNT consiste en rodear sus reportajes con una buena dosis de sexo. Sexo más o menos cutrecillo y más o menos vulgarote, pero los anuncios de "striptease" o las provocaciones de una "ex-miss" probablemente sirvan para atraer espectadores a los que la programación a esas horas no debe ofrecer muchas alternativas.

Sea como sea, el pasado día 28 de noviembre -ya, por las horas que eran, el 29- TNT nos ofreció eso, unas dosis de sexo... alrededor de una sarta de mentiras.

Mentira es, por lo que parece a poco que escarbe uno, todo el patético asunto de las "Caras de Bélmez". Tanto, que confieso que mi interés por el tema se debe en buena parte a la nostalgia. El fenómeno de las viejas "Caras", las de la casa de María Gómez, me trae recuerdos del Jaén rural de mi infancia, que luchaba contra el subdesarrollo pero en el que aún estaban presentes la superstición y la incultura. Y en cuanto a las nuevas "Caras", pues también: su aparición y las apasionantes investigaciones de la SEIP son como uno de aquellos tebeos de Mortadelo y Filemón con los que tanto me reía de pequeño, sólo que con personajes de carne y hueso y llegando a extremos de un ridículo que Ibáñez ni siquiera llegó a imaginar.

Pero, en fin, nostalgias aparte, el fenómeno de Bélmez es muy interesante desde el punto de vista escéptico. Como habrán tenido oportunidad de ir leyendo en este blog -que a este paso parece ir camino de convertirse en monográfico sobre las "Caras"-, lo de Bélmez no es sólo uno de los casos supuestamente paranormales más persistentes en el tiempo; es también un perfecto ejemplo de cómo la manipulación, la selección de datos y la mentira interesada son moneda corriente (materializada de la nada o no) en el mundillo de los vendedores de misterios.

Precisamente por esa razón acepté la solicitud de TNT para participar en el programa. Por diversas circunstancias he acumulado bastante información sobre las "Caras" y sobre los "Caras", y las preguntas de TNT -y especialmente su insistencia ante la supuesta "Operación Tridente" me daban la oportunidad de exponer unos cuantos datos con los que los espectadores podrían valorar cuánto hay de cierto, suponiendo que haya algo, en esa ficticia oposición del franquismo ante el fenómeno.

Y es que esa es precisamente una de nuestras preocupaciones desde Círculo Escéptico: la falta de información crítica desde los medios de comunicación. En la actualidad existen numerosos programas de radio y televisión dedicados al misterio (más supuesto que real en la mayoría de las ocasiones), y otros que sin ser monotemáticos ofrecen de vez en cuando reportajes e "informaciones" sobre estos temas. Pero, en cambio, hay una falta casi absoluta de información crítica y rigurosa sobre lo paranormal. El resultado es que el público sólo recibe una versión, sin que nadie le ofrezca los datos que le permitirían contrastar esa versión y valorarla su veracidad real. Que es prácticamente nula en la mayoría de los casos.

De modo que la oferta de TNT suponía, pensaba yo, una pequeña oportunidad para ofrecer esos datos de contraste.

Y digo "pequeña" porque uno tampoco es tan ingenuo como pudiera parecer. Hacía mucho tiempo que no veía el programa, pero por los comentarios de unos y otros me temía que se hiciera un montaje sesgado de la entrevista. Así que tomé mis precauciones. Y la primera fue preparar mi intervención con toda meticulosidad para evitar que me pudieran coger una frase aislada que, fuera de contexto, pudiera dar a entender que considero que la "Operación Tridente" es algo más que un invento de unos vendedores de misterio con pocos escrúpulos.

Así que lo que me cogieron fue... media frase ;-)

Lo cual en cierto modo hasta me halaga. No lo debí hacer tan mal cuando, de una entrevista de más de media hora, lo único que pudieron aprovechar es media frase.

Pero aún así lo hicieron, con el resultado de que quien viera aquello pudo quedarse con la impresión de que yo personalmente, y la asociación que presido, de algún modo avalamos que la ficticia "Operación Tridente" tiene algún asomo de veracidad.

Lo cual, evidentemente, es mentira.

Y no fue la única mentira ni la única manipulación con la que nos obsequió el programa. Paco Máñez, uno de los invitados al programa (y hábilmente ninguneado por la realización y la poco moderada moderación) ya ha contado algunas de las cosas que pasaron en aquel plató. Podríamos añadir muchas más, como la insistencia de cámaras y micrófonos en centrarse en el inefable Pedro Amorós y la gritona alcaldesa, o esas reveladoras palabras de Jordi González, que cerró el debate diciendo que

"...estas dos personas [Paco Máñez y Javier Cavanilles] no creerían en absoluto en la veracidad de este fenómeno y la alcaldesa y el señor Amorós no solamente seguirían creyendo en este fenómeno sino que seguirían aportando pruebas".

Ya lo ven: dos personas seguirían sin creer. Una alcaldesa y un señor, en cambio, no sólo sí que creen, sino que además aportan pruebas. Una imparcialidad ejemplar, ¿verdad?

Porque las "pruebas", por otro lado, también fueron de nota. Consistieron en una serie de vídeos en las que los "investigadores" de la SEIP hacían una sesión de psicofonías (que, como dice Pepe Colubi en La Nueva España, "suenan como si el cuervo Rockefeller hablara bajito y dentro de una cisterna"), o montan una especie de sesión de espiritismo en la que los ordenadores y la parafernalia de última tecnología (incluyendo el colador) sirven de adorno a trucos de medium barato del siglo XIX (impagable lo del zapatazo en el suelo, o lo del fantasma que iba "activando sensores" antes de que terminasen de preguntarle).

Eso por no hablar del "aporte monetario", un vídeo que merece figurar en las antologías del disparate. Porque lo de la moneda que "se materializa de la nada", vale, pero que se mueve exactamente igual que si alguien la hubiese lanzado desde fuera del plano de la cámara y a continuación cayera al suelo en trayectoria balística, aún tiene un pase. Al fin y al cabo, Pedro Amorós parece tener la costumbre de preguntar a los fantasmas si le pueden "lucrar", y claro, le han contestado (afirmativamente).

Menos pase tiene que nos presenten como espeluzntante materialización un vídeo en el que, tras caer la monedita, se puede escuchar a Pedro Amorós preguntando "¿quién ha hecho eso?", a lo que una voz, aparentemente poco fantasmal, contesta "Yo". Pero en fin, puede que en efecto estuviese contestando el espíritu burlón y que, en vista de lo cutres que le habían salido las psicofonías, se hubiese tomado unos pictolines para quitarse la carraspera.

Pero que encima, en una escena supuestamente grabada en la oscuridad (y con "cámara de visión nocturna"), varios tipos empiecen a decir que "es una moneda", "es una moneda, tío", resulta totalmente esperpéntico. O los investigadores tienen también "visión nocturna" o lo de la moneda es un montaje cutre. Impresión que se reafirma al ver la reacción de Pedro Amorós, quien se limita a decir un "¡no jodas, tío!" tan poco convincente como la expresión de su cara, pero que no muestra el más mínimo interés en ver qué es lo que ha caído, o dónde. Como si ya lo supiera.

Estos datos ya bastarían para poner en duda la autenticidad de lo que sale en los vídeos. Si le añadimos que TNT los presentó como obtenidos por sus cámaras, a pesar de que la SEIP ya había mostrado alguno de ellos -el de la monedita- como propio, la cosa es aún más sospechosa. Si recordamos, además, que lo de la moneda viene a ser como un "remake" de un supuesto aporte que ya nos había contado la SEIP, el asunto huele a chamusquina que apesta.

Y si tenemos en cuenta que ya hemos visto cómo las gastan los montadores de TNT a la hora de manipular los vídeos... bueno, ¿qué quieren que les diga?

En fin, que TNT nos obsequió con un buen montón de mentiras rodeadas de un poco de sexo, y apoyadas en cintas de vídeo. Sólo que mostraron a los telespectadores una parte de esas cintas de vídeo, la que gracias a sus tijeras parecía apoyar el disparate de la "Operación Tridente".

Pero, por suerte, como decía más arriba, uno puede ser un ingenuo, pero no hasta ese extremo, así que tomé otra precaución; la entrevista no fue grabada sólo por la cámara de TNT, sino también por la nuestra.

De modo que, si quieren comprobar ustedes cómo funciona hoy en día la manipulación "informativa" de lo paranormal, no tienen más que comparar estos vídeos:

- Lo que TNT me hizo decir sobre la "Operación Tridente".

- Lo que dije realmente.

- Y el contenido íntegro de la entrevista.

Vean, comparen, y comprueben cómo las gastan TNT y los vendedores de misterios.

Y es que decíamos más arriba que lo de Bélmez no es sólo uno de los casos supuestamente paranormales más persistentes en el tiempo; es también un perfecto ejemplo de cómo la manipulación, la selección de datos y la mentira interesada son moneda corriente (materializada de la nada o no) en el mundillo de los vendedores de misterios, ¿verdad?.

Bueno, pues quod erat demonstrandum ;-)

3 de diciembre de 2005

La Operación Tridente

"La operación tridente es una supuesta operación que se llevó a cabo durante el Régimen de Franco para intentar silenciar el fenómeno de las caras".
Esta es la frasecita con la que TNT, en su emisión del pasado día 28 de noviembre de 2005, "resumió" algo así como treinta y seis minutos en los que respondí a una serie de preguntas que me ellos mismos me hicieron. Y digo "resumió", entre comillas, porque la palabra más adecuada no es esa. La palabra más correcta sería, por ejemplo, manipuló. Porque, por ejemplo, mi frase completa era:

"La operación tridente es una supuesta operación que se llevó a cabo durante el Régimen de Franco para intentar silenciar el fenómeno de las caras, y digo supuesta porque la verdad es que hay pocos elementos que permitan sostener en pie esa teoría, que por otra parte ha salido hace muy pocos años".
Que evidentemente dice lo contrario de lo que las tijeras de los montadores de TNT me hicieron decir, ¿no les parece?

Pero vayamos por partes.


La "Operación Tridente"

¿Qué es la llamada "Operación Tridente"? Pues casi con toda seguridad, nada. Vamos, que todo indica que se trata de un invento de determinados vendedores de misterios para darle un aire más "verídico" a todo este asunto.

Según sus, digamos, inventores, la "Operación Tridente" (a la que en lo sucesivo, y para evitar confusiones, denominaremos por sus originalísimas siglas, OT) sería eso que yo decía en la primera parte de la frase que mutiló TNT, una supuesta operación que el Régimen de Franco llevó a cabo para silenciar el fenómeno de las caras. La operación se denominaba "tridente" porque tenía tres puntas de lanza, a saber:

1.- El Gobierno.
2.- La Iglesia.
3.- La prensa.
4.- El grupo dirigido por Jordán Peña.

¿Cómo, que salen cuatro? Bueno, eso es porque los malvadísimos conspiradores pueden agruparse de otra manera. Por ejemplo:

1.- El Gobierno, que controlaba a la prensa y al grupo de Jordán Peña.
2.- La Iglesia.

¿Cómo? ¿Que tampoco salen tres? Pero vamos a ver: si todos podemos ver los estropicios que los paranormalólogos causan a la física, la biología, la arqueología, la historia y, en general, a cualquier disciplina en la que ponen sus manos, ¿qué esperaban? ¿Que las matemáticas salieran de rositas? No me sean detractores y admitanlo: esos cuatro grupos -o dos, como quieran- son los tres pinchos del tridente. Y punto. Lo que pasa es que, a efectos expositivos, los inventores de la operación distinguen tres fases: la intervención de la Iglesia, la que llaman "comisión fantasma", y la intervención gubernamental. Las veremos una por una, pero antes sería bueno que entrásemos un poco en antecedentes.

Vamos a ver. Decíamos que, según los inventores de la OT, el Régimen Franquista estaba preocupadísimo por el fenómeno de Bélmez. Cosa bastante lógica, por otro lado: al fin y al cabo estábamos a finales de 1971 y principios de 1972, época en la que Marruecos empezó a capturar pesqueros españoles e intensificó su reivindicación del Sáhara español, Ceuta y Melilla. La banda ETA también seguía con su escalada criminal, con un secuestro y varios tiroteos, mientras que algún que otro grupo de "luchadores contra el marxismo" se unía a la fiesta. Las tensiones internas en el régimen se intensificaban, con enfrentamientos más o menos abiertos entre quienes procuraban mantenerlo a toda cosa y los partidarios de ir preparando una transición que veían como inevitable y cada vez más próxima. El Tribunal de Orden Público juzgaba a Calvo Serer mientras se iba liquidando poco a poco el diario "Madrid". Los sindicatos, que iban cobrando fuerza, convocaban numerosas huelgas que incluso acabaron en el cierre de algunas fábricas. Y para redondear la cosa, el recién nombrado obispo de Madrid, Vicente Enrique y Tarancón, presidió la Asamblea Conjunta de Obispos y Sacerdotes que inició oficialmente el desmarque de la Iglesia frente al franquismo.

De modo que, a la vista de un panorama tan tranquilo y sosegado, es lógico que Franco y los altos jerarcas del régimen estuviesen cagaítos vivos ante lo que pasaba en Bélmez de la Moraleda, ¿no?

Así que, como digo, montaron el tridente. Y como primera medida, cronológicamente hablando, movilizaron a la Iglesia.

O sea, al cura.

Primer diente: con la iglesia hemos topado.

El párroco de Bélmez en aquel entonces era don Antonio Molina Contreras, y los divulgadores de la teoría, digamos, "tridentina", aseguran que desde un principio el hombre se dedicaba a negar el fenómeno y a sugerir a sus feligreses que no visitasen la casa de las caras. Acusaciones que coinciden punto por punto, y coma por coma, con las que contaba el diario "Jaén" en su edición de 18 de enero de 1971, y que el propio cura se tomó la molestia de rebatir en una interesante carta publicada por el periódico el 16 de febrero.

Esto último coincide un poco con lo que aseguran los inventores de la OT, que también reconocen que el cura desmiente tajantemente esas acusaciones. Sólo que los imaginativos "investigadores" vienen a decirnos que el desmentido lo hace ahora, y motivado por evidentes presiones. Que la contestación del cura se haya producido nada más que unos días después de publicarse las acusaciones (la carta, aunque publicada en febrero, está fechada el 22 de enero), que ningún otro dato permita acreditar que dichas acusaciones son ciertas -sino todo lo contrario-, y que la redactara justo cuando se supone que habría recibido instrucciones de la jerarquía eclesiástica para negar el fenómeno, son datos suficientes como para poner en entredicho la teoría.

Y hablo de "instrucciones de la jerarquía eclesiástica" porque también se habla de eso, de instrucciones y hasta órdenes que el obispo de Jaén, don Miguel Peinado, habría dado tanto al pobre cura como a don Manuel Rodríguez Rivas, entonces alcalde de Bélmez. Unas instrucciones que como hemos visto el cura se debió saltar a la torera, y que el alcalde, en vista de su conducta, tomó como si nunca hubieran existido. Que es, qué quieren que les diga, lo que parece más probable.

Claro que si el alcalde no estaba dispuesto a hacer caso de la jerarquía eclesiástica, siempre quedaba la jerarquía de verdad. O sea, la civil. Que debería ser el segundo diente, pero como hemos visto, la singular metodología de los "tridentinos" nos coloca antes a la "comisión fantasma". Así que vamos con ella.

Segundo diente: los investigadores díscolos.

El segundo diente de este singular "tridente" lo formarían, como decíamos, los investigadores. Pero no todos los investigadores, por supuesto: sólo los díscolos, aquellos que se atrevieron a denunciar a las caras como un fraude. Para los vendedores de la "operación tridente", Jordán Peña o el doctor Viñas no sólo estaban equivocados, o no investigaron, o mintieron al comunicar los resultados de sus investigaciones, no. Encima, eran unos fascistas y unos vendidos a la dictadura. Y no lo dicen de Juan José Alonso o de Francisco José Valle Fuentes porque aún se las apañan para tergiversar sus análisis, que si no...

En resumidas cuentas, la teoría de la OT sostiene que Jordán Peña y su "Comisión Eridani" fueron enviados a Bélmez por el Gobierno con el fin de desacreditar el fenómeno. En apoyo de esta tesis está, sobre todo, el hecho de que las conclusiones de Jordán Peña fueran que se trataba de un fraude; parece evidente que si Jordán Peña hubiese avalado la "autenticidad de las caras" hoy en día sería una especie de héroe en lugar de un malvado agente del régimen.

Pero en este caso también tenemos datos documentales. Cito textualmente a Iker Jiménez y Lorenzo Fernández Bueno -sí, al final los nombré-, que en su artículo "Las caras de Bélmez son auténticas. Iglesia y Estado, unidos en la mentira", publicado en la revista "Enigmas" (año III, n.º 6) dicen:

"El «descubridor del fraude» dejó escrito en diferentes documentos la existencia de tan importante comisión, pero mintió. La comisión gubernamental jamás existió, como de hecho nos confirmaron los supuestos miembros de la misma. Además, en las actas de la Asociación Eridani del 10 de abril de 1972 -que por aquellas fechas presidía el propio José Luis Jordán Peña- quedaba reflejado que «fue una excursión muy interesante y, en todo caso, los participantes tuvieron la oportunidad e conocerse mejor entre sí». Curiosa forma de calificar una representación ministerial."

Los autores nos aportan unos datos muy curiosos. En primer lugar, su tesis es que la Comisión Eridani tenía como misión desacreditar el fenómeno, pero resulta que, en su afán por desacreditar a Jordán Peña, ellos mismos nos dicen que ni la Comisión existió realmente, ni desde luego fue comisionada por el gobierno. Entonces, en buena lógica, tendríamos que desechar este diente del tridente, ¿no? Por otra parte, los autores aseguran que el propio Jordán Peña calificó como "una excursión muy interesante" su viaje a Bélmez, hecho que aprovechan tanto para poner nuevamente en duda que realmente realizara su investigación, como para lanzarle otra puyita al pobre Jordán. Y en prueba de ello, reproducen lo que, según el pie de foto, es

"Un acta privada de la Asociación Eridani, presidida por Jordán Peña, refleja que la supuesta «comisión oficial» no fue sino una mera excursión entre amigos."

Lo malo -y no es la primera ni, probablemente, será la última vez que le pase a Iker Jiménez- es que la fotografía permite leer el acta, y resulta que no dice eso.

Como puede comprobarse, el acta refleja una reunión de la Junta Directiva de Eridani, celebrada en efecto el 10 de abril de 1972, en la cual se da cuenta de una serie de actividades de la asociación. Y en ella se habla de "una excursión muy interesante", ciertamente, pero no refiriéndose al viaje a Bélmez, sino a una reunión preparatoria celebrada el 6 de febrero. El viaje a Bélmez, tal como se explica en el párrafo inmediatamente anterior, se produjo los días 19 y 20 de febrero de 1972. Pero esto, insisto, es lo de menos. Lo importante es que si los mismos que aseguran que la Comisión Eridani recibió el encargo gubernamental de desacreditar el fenómeno de Bélmez nos dicen también que la comisión nunca recibió ningún encargo ni existió realmente, la cosa se queda en nada. O en menos que nada, si tenemos en cuenta que para ellos el único investigador realmente comisionado por una autoridad gubernamental -don Germán de Argumosa, que habría recibido el encargo del Gobernador Civil de Jaén, don José Ruiz de Gordoa- no puede calificase precisamente como detractor del fenómeno.

Afortunadamente para los amantes de la ficción -aunque no sea muy buena- nos queda otra comisión: la de don Ángel Viñas. El doctor Viñas fue quien lanzó la hipótesis del nitrato de plata como la sustancia mediante la cual habían sido pintadas las caras, lo que explicaría su misteriosa "aparición" de la nada. Para los "tridentinos", se trata de una falsedad como la copa de un pino. Y llegan a decir que

"Sin embargo, los análisis efectuados en las dependencias del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en 1991 y 1994 tiraban por tierra todo lo dictado por las pruebas supuestamente «científicas» de las comisiones dirigidas por el diario Pueblo y José Luis Jordán Peña. Ni sales de plata, ni cloruro de sodio, ni hollín, ni vinagre... ni tan siquiera rastro alguno de pintura."

Pasmoso, ¿verdad?.

Y más falso que un euro de cartón.

En primer lugar, es discutible que el hecho de que los análisis de 1991 y 1994 no detectasen ni sales de plata ni hollín implique que no se utilizasen en su momento. Todo indica que las caras de Bélmez han tenido varios autores con muy distinta fortuna a la hora de usar los pinceles; ¿por qué no podían utilizar técnicas distintas? La afirmación de Jordán Peña de que "La Pava" fue pintada con hollín y vinagre no puede ser ni demostrada ni desmentida por los análisis de muestras procedentes de otras "caras", y las enviadas al CSIC en 1991 y 1994 fueron tomadas, precisamente, de otras caras.

Y lo mismo podría decirse respecto a las sales de plata, hipótesis que permitió explicar la aparición, supuestamente inexplicable, de algunas de las caras, pero que tampoco tendría por qué ser la técnica empleada en todas ellas, ni mucho menos. Es más que probable que en aquellas que aparecieron, como suele ocurrir con los fenómenos paranormales, cuando nadie estaba mirando, fuesen trazadas utilizando algo mucho más trivial y sencillo, como un buen bote de pintura. Pintura que, por mucho que digan Iker Jiménez y Lorenzo Fernández, sí que apareció en los análisis. Véase, por ejemplo, el comentario que hace al respecto Francisco José Valle Fuentes, uno de los autores del análisis de 1991.

En definitiva; para los "tridentinos", el segundo diente del tridente estaría compuesto por una comisión que según ellos mismos no existió, enviada por el Gobierno pero que en realidad no fue enviada por el Gobierno, y que (junto al equipo del doctor Viñas) tenía como misión desacreditar un fenómeno avalado por Germán de Argumosa, a quien sí que envió el Gobierno. ¿Ven ustedes por algún lado un intento gubernamental de silenciar lo de las caras?

Pues yo tampoco.

El tercer diente: el Gobierno.

En fin, que ya hemos visto que la Iglesia no hizo nada, y que los investigadores gubernamentales, siempre según los "tridentinos", ni eran gubernamentales ni fueron a investigar. Hasta ahora parece que la teoría del tridente no levanta cabeza. Sin embargo, los investigadores insisten en que el régimen deseaba a toda costa echar tierra sobre el fenómeno. Cosa por otro lado perfectamente lógica: como todos sabemos, a las dictaduras no les interesa que el pueblo se distraiga con tonterías como el fútbol, los toros, las apariciones de caras ectoplásmicas y minucias similares, sino que prefieren una sociedad bien despierta y atenta a todo lo que le rodea. En fin...

Así que el régimen de Franco, que según la "teoría tridentina" debía estar formado por tontos de baba, en vista del nulo éxito de sus intentos anteriores, decidió actuar directamente a través del tercer "diente": el propio Gobierno.

Y como primera medida, los jerarcas procedieron a llamar al orden al pobre alcalde. Quien asegura -o al menos eso dicen los "tridentinos", que teniendo en cuenta cómo las gastan vaya usted a saber si es verdad- que le llamó a su despacho nada menos que el ministro de la Gobernación, don Tomás Garicano Goñi, que le dijo algo así como

"TE VAS A ENTERAR, TE VAS A ENTERAR"

Se trataba, en fin, de una orden severísima y unas palabras tajantes. Y además dichas en mayúsculas, lo cual sin duda acojona más. De modo que resulta sorprendente que el alcalde se las pasase por el arco del triunfo, porque no hizo ni caso. Pudiera ser que el alcalde fuese duro de oído, pero no nos consta. Probablemente sea valentía personal, la misma que ya había mostrado unos meses antes, cuando recibió una carta de alguien a quien los inventores del tridente califican nada menos que de "brazo armado" de la operación: un tal Pablo Núñez. Según los partidarios de la OT, y cito textualmente de un mensaje de Iker Jiménez a la lista "escépticos", se trata de

"la carta de Pablo Nuñez Motos , Jefe provincial de administración local, fechada el 26/2/72 , dando anuncio de la concesión del expediente 8700/2/72 para el procesamiento y expulsión del alcalde y equipo del cargo, por negarse Rodriguez Rivas a decir que es un fraude"

Acojonante, ¿verdad? Lo malo es que la cosa se desluce un poco por culpa, precisamente, del pobre Iker Jiménez, que nuevamente comete la insensatez de publicar la carta.

Que, debidamente leída, resulta no ser para tanto.

En primer lugar, porque el tal Pablo Núñez resulta ser, en efecto, Jefe Provincial de Administración Local del Movimiento, sí, pero de la provincia de Segovia, de modo que difícilmente tendría competencia alguna para hacer nada más que intentar asustar al alcalde. Y, como mucho, para proponer al Ministro su destitución, que es de lo que habla la carta. En fin, que como "expediente gubernativo" no es mucho.

Pero se queda en menos aún si reparamos en un pequeño detallito: la carta dice que

"Hoy en el Periódico «YA» página 4 leo cuanto ha ocurrido en ese pueblo sobre el truco del tema de las «CARAS» y que tando ta dado que decir en España e incluso en el extranjero".

Y si nos vamos al "Ya" del día de la fecha (26 de febrero de 1972)

Vemos que lo que contiene en su página cuatro es un demoledor artículo de Antonio Ramos (sí, el mismo autor del primer artículo sobre las caras), titulado nada menos que "El truco publicitario de Bélmez de la Moraleda", y en el que explica con pelos y señales que el "misterio" de las caras es sólo un reclamo publicitario.

Así que, veamos. tenemos un artículo que habla de que las caras son simplemente una farsa orquestada para atraer turismo al pueblo. Y tenemos un señor que, tras leer ese artículo, coge un cabreo de tres pares de narices y escribe al alcalde diciendo que su proceder le parece vergonzoso y que va a pedir su destitución. ¿Lo hace para "silenciar el fenómeno"? ¿Es el "brazo armado de la Operación Tridente"?

¿O simplemente está indignado al ver que todo aquello es un montaje?

Con lo visto hasta ahora pudiera parecer que el tercer diente, al final, también se nos ha quedado en nada. Pero aún hay una agarradera más: y es que, en definitiva, el alcalde sí que fue cesado. Pero si usted es de los que aún creen en la OT, no se ponga tan contento aún. Fue cesado y, como era costumbre entonces, en su lugar se nombró a otro alcalde. En concreto a una alcaldesa, doña Isabel Chamorro. Y aquí es donde el tinglado del tercer diente se nos viene abajo del todo. En teoría, al pobre don Manuel le habían hecho la vida imposible por negarse a declarar públicamente que las caras eran un fraude, ¿verdad? Bueno, pues doña Isabel no sólo no hizo tampoco esa declaración, sino todo lo contrario: frente al discreto silencio de su antecesor, se dedicó a proclamar a los cuatro vientos que las caras eran auténticas. En fin, que si de verdad el régimen persiguió y finalmente destituyó al alcalde para silenciar el fenómeno de las caras, no lo pudo hacer peor.

Hasta aquí lo del "Tridente", más que una terrible operación secreta del régimen, parece cosa de una de las actuaciones de Gila. Pero al menos esto tiene un mínimo de soporte: sabemos que don Manuel Rodríguez y doña Isabel Chamorro fueron alcaldes, y que la carta del señor de Segovia existe. Los demás ingredientes del pastelito, en cambio, son los mismos que los de un merengue si no contamos la clara de huevo y el azúcar. O sea, aire.

Aire por el que se esparció, por ejemplo, un suceso tenebroso del que los investigadores apenas se atreven a hablar: el "Proceso a las Caras". Un hecho desconocido pero que alguno de ellos no duda en echar en cara a los escépticos, como Iker Jiménez en el mensaje citado, que pregunta con tono despectivo hacia su interlocutor y hacia la ortografía:

"¿ Tu no sabes nada del proceso de Malaga del 13/7/75 donde se intento procesar por estafa a todos los implicados y se demostro que no había ninguna culpa?"

Su interlocutor no le contestó, aunque podría haberle dicho que quien parecía no saber nada era él. El "Proceso a las Caras" no fue, como parecería por la frase de Iker, un procedimiento judicial, sino ¡un programa de radio!

En el cual, evidentemente, no se pudo procesar a nadie por estafa. Y en el cual, por cierto, intervino como defensora la señora Chamorro, esa que sustituyó en la alcaldía al señor Rodríguez cuando lo cesaron por negarse a decir que las caras eran falsas.

Y eso no es todo. Los vendedores de la OT, dejándose llevar por el entusiasmo (y probablemente por la idea de que si alguien se ha tragado el rollo hasta aquí, es que es lo suficientemente tonto como para tragarse el resto) nos hablan de una misteriosa misión de la Brigada de Investigación Criminal de la Policía, cuyos agentes habrían realizado una serie de pruebas en la casa de María Gómez, para terminar asegurándole que las caras eran auténticas -signifique esto lo que signifique- y que no tenía por qué preocuparse. Lamentablemente ni la policía sabe nada del asunto, ni los hijos de María Gómez, tan dicharacheros y coloristas al contar a los turistas el anecdotario de la casa, dicen palabra sobre el tema.

Claro que puede ocurrir que les haya pasado lo mismo que con la Guardia Civil, que también investigó lo suyo, no crean. Según los "tridentinos", la Benemérita mantuvo un dispositivo de vigilancia de la casa de las caras desde la casa de enfrente, dispositivo que duró varios meses y del cual María Gómez jamás tuvo noticia. Esto explicaría, como digo, por qué ni ella ni sus hijos mencionan semejante cosa, pero en cambio nos dejaría la duda de cómo es posible que unos guardias civiles se escondiesen al otro lado de una calle de unos tres o cuatro metros de anchura, en un pueblecito en el que se conoce todo el mundo, y permanecieran allí durante varios meses sin que nadie haya sabido nada hasta que lo han inventado, digo "desvelado" los intrépidos investigadores. Porque vamos, como no se disfrazasen de geranios, lo veo francamente difícil.

No hubiese sido difícil, en cambio, poner las dificultades que según los imaginativos investigadores puso el régimen a todo el que quería estudiar o incluso simplemente visitar las caras. Cualquiera que vaya a Bélmez se dará cuenta de que si de verdad se hubiese querido impedir el acceso a las caras hubiese bastado colocar a una pareja de la Guardia Civil a la entrada de la carretera que conduce al pueblo. Y cualquiera con dos dedos de frente, o uno y medio, o incluso uno sólo, se dará cuenta de lo ridículo que es afirmar semejante cosa a la vista de que los investigadores siguieron visitando el pueblo sin problemas para grabar sus psicofonías, hacer sesiones de hipnosis y monerías semejantes, los turistas siguieron acudiendo y dejando sus dineros en la bandejita de "la voluntad", y la prensa siguió informando larga y profusamente sobre las caras.

Que esa es otra.

El "cuarto diente": la prensa.

Y es que, según los "tridentinos", el régimen también obligó a la prensa a que desacreditara el fenómeno.

Algo, reconozcámoslo, que entonces era realmente muy sencillo. Al fin y al cabo, el panorama de la prensa española de la época se prestaba a esas cosas. Existían algunos diarios privados (como "Madrid", "Pueblo" o "ABC"), y otros de diversas entidades más o menos vinculadas al régimen (como "Ya", perteneciente a Acción Católica, o "El Alcázar", de la Hermandad de Excombatientes del Alcázar de Toledo). Pero la inmensa mayoría de los periódicos pertenecían a ese gran emporio llamado "Prensa del Movimiento". De modo que hubiese bastado una sencilla orden del Ministerio para que la mayor parte de los diarios españoles, obedientes ellos, se hubiesen dedicado a desacreditar las caras. Quizá la prensa privada o la que no pertenecía directamente al Movimiento hubiese intentado defender el fenómeno, pero entre lo formidable de la competencia y lo expeditivo de las autoridades a la hora de vigilar la información periodística, poco hubiesen podido hacer.

Pero es que lo que sucedió no fue exactamente eso.

Más bien... más bien todo lo contrario.

A principios de 1972, los únicos medios que expresaban sus dudas ante las caras fueron "El Alcázar" y, más tímidamente, "Ya". En febrero, sin embargo, el diario "Pueblo" (hasta entonces el principal defensor del fenómeno) denunció públicamente que eran un fraude. Y entonces la Prensa del Movimiento, siguiendo fielmente las órdenes del régimen, se lanzó a desacreditar el fenómeno, ¿verdad? Pues no. La Prensa del Movimiento ni se sumó a las tesis del fraude, ni echó siquiera un cerrojazo informativo, ni ná de ná. A lo largo de los meses y años siguientes fueron precisamente los diarios de la Prensa del Movimiento (especialmente "Jaén" y el "Ideal") quienes siguieron defendiendo que las caras eran un genuino fenómeno paranormal. De hecho, conforme se iba desvaneciendo el interés popular por las caras, los únicos medios que seguían hablando del supuesto misterio de Bélmez eran los que pertenecían al régimen. Sí, ese régimen que supuestamente quería silenciar el fenómeno a toda costa.

En fin...

La verdadera "Operación Tridente"

¿Qué nos queda, por tanto, de la "Operación Tridente"? Pues nada en absoluto. El régimen de Franco no sólo no hizo nada por desacreditar o silenciar el fenómeno. De hecho, a la vista de lo que ocurrió, podríamos llegar a pensar lo contrario, que el régimen sí que estuvo interesado en fomentar lo que al fin y al cabo sería un espectáculo circense más con el que entretener los ocios de los ciudadanos. Pero probablemente eso tampoco sea cierto: a pesar de los formidables medios que, de haber querido, el régimen hubiera podido movilizar para promocionar -o suprimir- el interés popular por las caras, la realidad de lo que ocurrió nos demuestra que no hubo nada de eso, y que salvo alguna postura a título individual (tanto a favor como en contra), el franquismo pasó olímpicamente del asunto.

Lo cual no impide que nosotros también podamos ofrecer nuestra tesis sobre la "Operación Tridente". La verdadera. Una operación que persigue mantener el interés por un fenómeno que, en sí, no lo tiene en absoluto. Una operación con la que se pretende dar oxígeno a unas "teleplastias" sobre las que, en otras circunstancias, ya hubiese caído eso tan bonito de "el piadoso manto del olvido". Una operación en la que también hay tres frentes: la prensa, la radio, la televisión y los libros.

¿Cómo? ¿Que también salen cuatro? ¡Por supuesto! ¿Qué creían, que íbamos a ser menos que los vendedores de misterios misteriosos? Pero bueno, bueno. Esquematicémoslo en tres "dientes". Que podrían ser, por ejemplo, Iker Jiménez y Lorenzo Fernández, como creadores de la teoría... y TNT, como difusora de la misma con sus tijeritas mágicas.

Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

27 de noviembre de 2005

24 de noviembre de 2005

Mil Kilómetros tras los Caras. Péndice número 2: otro mito que se nos derrumba.

Hablaba yo en "Mil Kilómetros tras los Caras" del mito de que "La Pava" se había desplazado, y mencionaba que la pobre estaba la mar de cochambrosa. Cosa que yo pensaba se debía a que lleva treinta y tantos años sin que nadie le eche ni siquiera una manita de pintura. Comparen ustedes. Antes:


Y ahora, en la detallada foto de María José García y Joaquín Abenza:



Pero resulta que me equivocaba. "La Pava" no se ha ido "transformando con el tiempo" ("está más redondita", decían los hijos de María Gómez). está así de asquerosita casi desde que la sacaron del suelo. El "Ideal de Granada" de 16 de enero de 1972 publicó un artículo titulado "En Bélmez de la Moraleda han aparecido más misteriosos rostros" (que puede verse más grande pulsando aquí):


Y en él nos encontramos esta foto de "La Pava" ya puestecita en su hornacina:


Compárenla con la foto de Joaquín Abenza y María José García (he intentado reproducirlas en un tamaño y encuadre lo más parecidos posible):



¿Qué les parece? Pues seguramente lo mismo que a mí. O sea, que "La Pava" no está en una hornacina como recuerdo estremecedor de la aparición de la primera de las Caras de Bélmez, no. "La Pava" está en una hornacina porque si la dejan en el suelo acaba despintándose del todo.

Sic transit...

23 de noviembre de 2005

Mil Kilómetros tras los Caras. Péndice número 1.

Bueno, pues no se pierdan porque la cosa tiene un apéndice. Mis intenciones al hacer el viaje no sólo eran disfrutar otra vez de Sierra Mágina o ver la nueva Casa de las Caras. Tenía además una Misión (así, con mayúsculas).

Como quizá sepan, el otro día celebramos aquí cerca una fastuosa comida escéptica, en el curso de la cual se sortearon varios adminículos muy útiles para todo detractor que se precie, como una pirámide, un ejemplar de la demanda contra Cavanilles dedicado por el propio Cavanilles... en fin, cositas así.

Uno de los regalos sorpresa era el inevitable chaleco multibolsillos, que fue a parar nada menos que a Manolo "el Más", editor del Teleplastic Inquirer. Pues bien; lo que no se había dicho es que el chaleco había sido previamente cargado de energía telúrica, positrónica, fúngica y paranormal no sólo mediante la pirámide -que a la sazón se llevó Cavanilles-, sino también con su inmersión en un poderoso campo teleplástico:



Pero hay más. Otro de los regalos sorpresa consistía nada menos que en un kit teleplástico, ofrecido al alimón por Lola Cárdenas, que aportó una botellita de aceite de Sierra Mágina, y por un servidor, que puso esto:

Nada menos que una botellita de agua de la fuente que hay frente a la casa de María Gómez, en Bélmez de la Moraleda.



¿Se imaginan qué teleplastias pueden salir con semejante equipo? ¿Eh? ¿Eh?

Pues si no se lo imaginan, no se desesperen, que muy pronto lo sabremos. Porque el kit le tocó nada menos que a la esposa de Paco Máñez. Como lo leen.

Debe ser el destino o algo así ;-)

2 de noviembre de 2005

Palabrita del Niño Jesús...

...que no es un invento del Teleplastic Inquirer. Entren ustedes a la web del Ayuntamiento de Bélmez y lean la agenda, lean


¿Lo quieren más clarito? Pues aquí está:

Y luego decían que era Javier Cavanilles quien les ponía en ridículo...

1 de noviembre de 2005

Escena maravillosa

En la panadería. Más o menos a las 13 horas de hoy. Dos dependientas le contaban a un señor que que Doña Letizia había tenido una niña, que se iba a llamar Leonor, que pesó nosecuánto y midió noséqué...

Como tenía prisa no me pude quedar a preguntárselo, pero me quedé con las ganas de saber dónde se había metido este hombre durante todo el día de ayer y la mañana de hoy.

Más que nada por reservar un sitio para mí para la próxima vez...

28 de octubre de 2005

El extraño caso de la demanda aparecida (8. Un cuento infantil)

Para ir acabando ya con esta serie, invertiremos el orden de los fundamentos de Hecho que nos queda por repasar, de modo que nos iremos al noveno y luego volveremos al octavo. Esto puede parecer un tanto paranormal, pero en este caso tiene su justificación, como vermos en la siguiente entrada.

El Hecho

NOVENO


contiene otra de esas fórmulas típicas en toda demanda que se precie, puesto que dice que

han resultado infructuosas todas las gestiones realizadas por mi mandante para lograr, de los demandados, la satisfacción extraprocesal por vía amistosa de su derecho, resultante de lo expuesto, por lo que se le hace necesaria esta reclamación judicial.


Generalmente esto es cierto. Es decir; antes de tener que llegar a interponer una demanda, uno intenta ponerse en contacto con el futuro demandado intentando solucionar el asunto "por las buenas" o incluso, digamos, "por las menos buenas", requiriéndole por escrito y hasta notarialmente. Sólo si todo esto falla se acude a la vía judicial.

Pero no se hace en todos los casos, como podemos ver, por ejemplo... sí, exacto: en este. Como sabe todo el que esté un poco al tanto del asunto, aquí lo que nos hemos encontrado prácticamente de la noche a la mañana es con una amenaza de algo que entonces no sabíamos bien si iba a ser una denuncia o una querella (y que, por lo visto, alguno sigue sin saberlo a estas alturas). De hecho, en varias ocasiones se aseguró por parte de la SEIP y de sus allegados que la
demanda/denuncia/querella estaba ya presentada, a pesar de todas las evidencias.

Esta fue una de las razones por las que muchos no nos acabábamos de creer que la... bueno, la lo que sea estuviera interpuesta (sí, lo confieso otra vez: yo también lo dudé). Nos decían con pelos y señales que la habían interpuesto, que habían solicitado medidas cautelares, que se dirigía contra prácticamente todo bicho viviente... y el tiempo pasaba sin noticias o con noticias contradictorias, como nuevos anuncios de que se iba a interponer después de haber dicho que ya estaba interpuesta.

También contribuían, por supuesto, las diversas "informaciones" que nos llegaban de gente que aseguraba haber visto la... la cosa. Para demostrarlo nos daban todo tipo de detalles, pero esos detalles resultaban tan esperpénticos y absurdos que claro, tampoco les creíamos. Si un "prestigioso" himbestigador nos cuenta toda clase de disparates sobre algo, lo lógico es pensar que se lo está inventando todo. ¿Cómo podíamos ni siquiera atrevernos a suponer que lo que ocurría era, sencillamente, que no había entendido casi nada, y que lo poco que había conseguido entender lo había entendido mal?

Ojo, no quiero decir que esto sea malo o reprochable. Nadie tiene por qué saber de todo. Lo que ocurre es que la más elemental prudencia aconseja que si uno es un absoluto ignorante en una materia, se calle la boquita en lugar de ponerse a contar disparates y exhibir públicamente esa ignorancia. Entre otras cosas porque da pie a que los demás pensemos que si le ocurre con el Derecho Procesal, también puede ocurrirle lo mismo con cualquier otra cosa que nos cuente como resultado de sus himbestigaziones. Y aunque, la verdad, ya teníamos esa impresión al leer sus artículos y libros, que encima nos dé más argumentos para pensarlo es tirar piedras sobre su propio tejado. En fin, "hay gente pa tó".

Pero el argumento principal para no creernos lo de la demanda (o querella, etc.) no era ni las continuas contradicciones en que incurrían el supuesto demandante y sus adláteres, ni el derecho-ficción de serie B que nos contaban sus amigotes. El argumento principal era la amistad.

Porque resulta que, como ya hemos comentado en alguna entrada, Cavanilles y Amorós eran amigos del alma. O eso decía, entre otras muchas cosas, Pedro Amorós. La historia la resume estupendamente Razonesparadudar en esta entrada.

En definitiva: que no es raro que, a la vista de todo esto, cada vez que Pedro Amorós y sus colegas nos hablaban de la denuncia (o demanda, etc.) todos pensásemos que probablemente se trataba de un cuento.

El de Pedro y el Lobo.

27 de octubre de 2005

Fe de erratas

Por cierto, en mi última entrada sobre la demanda aparecida se me olvidó hacer un pequeño inciso en el que al parecer nadie ha caído.

Como hemos podido ver, a lo largo de todo su escrito la parte demandante sostiene que Javier Cavanilles, para difamar a Pedro Amorós, ha tergiversado los hechos hasta el punto de faltar a la verdad. Vamos, que ha mentido.

Bueno, pues por una vez y sin que sirva de precedente, hay que darles la razón. En su segundo artículo sobre los cursos pseudouniversitarios, Cavanilles dice que

Según informó ayer EL MUNDO, el Seip (entidad legalmente constituida)...


Y eso, como todo el mundo sabe a estas alturas, sí que es una mentira como un piano de cola.

25 de octubre de 2005

El extraño caso de la demanda aparecida (7. La sombra del pasado)

Si han leído ustedes las entradas precedentes, seguramente pensarán que después de tanto ruido y tanto follón como han montado con la dichosa demanda, luego la cosa no es para tanto, ¿verdad? Ni Javier Cavanilles era ese ser terrible, sediento de sangre amorosiana, ni sus artículos eran tan espantosamente ofensivos para con el pobre Pedro Amorós.

Algo parecido puede haber pensado el redactor de la demanda, porque tras narrarnos la historia de los artículos sobre las Caras de Bélmez añade un Hecho

SÉPTIMO


En el que resucita una historieta más antigua. Dice el demandante que

La fijación del periodista Javier Cavanilles con el demandante comienza con las falsas imputaciones que realiza en la sección de sucesos de "El Mundo del Siglo XXI" con fecha 4 de noviembre de 2001. En la torticera noticia rubricada "UN PARAPSICÓLOGO OFRECE FALSOS TÍTULOS UNIVERSITARIOS POR INTERNET" se le acusa de vulnerar distintas disposiciones legales en materia de publicidad y educación...


Bien. ¿Es cierto eso? Consultemos el artículo (que, como tampoco he encontrado por ningún lado, he colgado en mi página).

Como puede comprobarse, la "fijación" de Cavanilles consistía en una serie de imputaciones, sí, pero de falsas nada. Así, Cavanilles comentaba que la SEIP mostraba en su página la propaganda de una serie de cursos consistentes en una "diplomatura", una "licenciatura" y un "máster" en parapsicología. Cursos que, decía la página, conforman una carrera con "acreditación reconocida en todo el mundo".

El anuncio terminaba con una mención en letra pequeñísima en la que se indicaba que los cursos estaban

Acogidos al art.35 Decreto 70/76 de 5 de marzo, según el art.43 O.M. 5/2/79 B.O.E. de 19/2/79 de Ordenación de la Formación Profesional


Seguidos, en letra bastante más grande, de un bastante equívoco

Ministerio de Eduación y Ciencia.


Como puede comprobarse (la página, en su versión de aquel entonces, puede consultarse aún aquí (¡qué terrible puede resultar esto del Web Archive!, ¿eh?), el uso de una terminología equívoca (los "cursos" se denominan "diplomatura", "licenciatura" y "máster", como si fueran realmente carreras universitarias de las de verdad) y la falta de información sobre la validez real de los mismos (o sea, ninguna) los muestra como falsos títulos universitarios ofrecidos por Internet. Vamos, lo mismito que decía Cavanilles.


Por cierto, de rebote esta historia de los cursos nos permite comprobar algo que ya sospechábamos: que en la SEIP alguien padece problemas de visión. Razonesparadudar tuvo la santa paciencia de indagar sobre ese Decreto 70/76 del que se habla en la propaganda de los cursos, y descubrió que en realidad es el Decreto 707/76. Vamos, que lo mismo que ocurrió con el número de Registro, digo, la "Autorización Gubernamental Internacional", alguien no ha visto bien los números. Desde aquí deseamos fervientemente que se trate sólo de un problema de mala graduación de las gafas.

En fin, que el artículo de Cavanilles no decía nada de torticera: en efecto, los cursos de la SEIP resultaban engañosos y vulneraban varias disposiciones legales en materia de publicidad y educación. Y en este sentido no tiene ninguna importancia que, como sigue diciendo la demanda, aquello acabase

sin que le conste a esta representación acción jurisdiccional o sanción administrativa impuesta a Don Pedro Amorós Sogorb o a la SEIP

No tiene ninguna importancia, sencillamente porque las infracciones existen con independencia de que sean castigadas. Si alguien aparca su coche bajo una señal de prohibido aparcar estará cometiendo una infracción tanto si le multan como si no le ve ningún guardia, el policía lo ve pero decide hacer la vista gorda o, qué sé yo, aparece un fantasma y se carga los amortiguadores del coche. Como todo el mundo sabe (y especialmente los abogados, por muy Letrados de parte que sean), las infracciones son presupuesto necesario para que haya una sanción, pero la falta de sanción no implica que no se haya cometido ninguna infracción.

En fin, para la demanda la historia acaba aquí, con el feroz Cavanilles ensañándose con el pobrecito Amorós. Pero lo que el redactor de la demanda no sabe -o quizá prefiere no saber- es que la cosa tuvo más cola de lo que parece. Justo al día siguiente Cavanilles volvió a publicar un artículo, titulado esta vez "La UCE considera «publicidad engañosa» la página web que ofrece falsos títulos universitarios de parapsicólogo". En esta nueva entrega el malvado Cavanilles, no contento con sus averiguaciones, contrastó su información con la Unión de Consumidores de la Comunidad Valenciana-UCE, quienes confirmaron punto por punto la información del artículo anterior.

¿Y adivinan lo que pasó? Según el silencio de la demanda podría parecer que nada. Pero no. Comparen esta captura de pantalla con la anterior:¿Notan algo?

Sí, en efecto, hay una sutil -o no tan sutil- diferencia: en la nueva versión (que aún puede encontrarse en la dirección original) han aparecido estos dos textos:



Para quienes no quieran dejarse la vista desentrañándolos (porque, eso sí, siguen estando en letra más bien pequeña), los transcribo literalmente. El primero dice

¡ Atención !
Le informamos que las Titulaciones que se aquí se disponen no tienen validez académica alguna
sólo están reconocidas por la Sociedad Española de Investigaciones Parapsicológicas.
Le recordamos que la parapsicología de momento no está reconocida por las Universidades Españolas y por tanto estos estudios no pueden ser
avalados, compulsados o reconocidos por las mismas.


Y el segundo

Los datos de información de esta página en cuanto a validez académica
han sido actualizados a fecha de 5/11/01 siguiendo consejo de la UCE con el fin de que no sea
considerada esta información, como Publicidad Engañosa.

Intentamos ser lo más trasparentes posibles.


(La negrita está en el original).

En resumen: que la SEIP, según la demanda, no cometía ninguna infracción, y sin mediar provocación alguna el malvadísimo Cavanilles se lanzó contra ellos para vejallos y ultrajallos. Pero resulta que, justo después de publicados los artículos (fíjense en la fecha en la que dicen haber actualizado los datos), Amorós y sus muchachos intentan evitar seguir incurriendo en los defectos legales que les achacaba Cavanilles e insertan la aclaración de que la validez académica de los títulos es sencillamente ninguna. Todo ello siguiendo con tono de súplica (en plan "por favor, no nos denuncien") y siguiendo, dicen, el consejo de la UCE. Pero si tenemos en cuenta que al parecer ni siquiera se molestaron en preguntar a la Unión de Consumidores, parece evidente que el consejo se lo aplicaron como consecuencia de haber leído el artículo de Cavanilles.

Cabe suponer que, tras esta modificación, la oferta de cursos pseudouniversitarios habrá dejado de engañar a quienes pudieron haber picado con el anuncio original. No lo sabemos. Pero sí sabemos que, de nuevo, la SEIP se ha ocupado ella solita de dejar en evidencia al Letrado de Amorós. En fin...

24 de octubre de 2005

El extraño caso de la demanda aparecida (6. Fantasmas)

En la misma línea que los apartados anteriores, el Hecho


SEXTO


de la demanda nos vuelve a narrar las intolerables vejaciones de las que Javier Cavanilles hace objeto al pobrecito Pedro Amorós. Así, en primer lugar hace referencia a dos artículos titulados "Estas Navidades regale cáras de Bélmez" y Cómo se descarta la explicación científica" (no, no he repedido el enlace por error; los artículos están reproducidos uno a continuación del otro en Editorial Bitácora). Para el demandante, en estos artículos Cavanilles

ratifica su línea de acción consistente en manifestaciones insultantes conjugadas con ausencia de verosimilitud razonablemente indagada.


Lo cual, francamente, me parece un pelín exagerado.

Para empezar, resulta bastante difícil encontrar insulto alguno. Todo lo más hay alusiones al papel que Amorós y la SEIP han jugado en todo este asunto, alusiones que a veces tienen un cierto tono jocoso, incluso de simpatía, pero que no resultan en modo alguno insultantes. Ciertamente, Cavanilles dice que, simplemente usando agua y aceite,

Pedro Amorós y su Sociedad Española de Investigaciones Parapsicológicas (SEIP) han vuelto a poner de moda la localidad de Bélmez de la Moraleda (Jaén) mediante la falsificación de nuevas teleplastias


Y dice también que el llamado "Método Máñez", que expone en el artículo, es

El procedimiento utilizado en el engaño


A eso debe referirse la demanda, ya que añade a continuación que

En esta entrega, al igual que las anteriores, se califica a Don Pedro Amorós Sogorb de falisificador y se le acusa de comercializar "su engaño", afirmaciones todas ellas que pueden ser pertrechadas mediante los derechos de la comunicación para exonerar la vulneración de los derechos constitutivos de la personalidad.


¿Cómo? ¿Que no lo entienden bien? Bueno, es que creo que hay un pequeño error de transcripción. Eso de que las afirmaciones de Cavanilles "pueden ser pertrechadas mediante los derechos de la comunicación", etc., es una forma un tanto retorcida de decir que Cavanilles está amparado por las libertades constitucionales de información y opinión. Lo malo es que eso lo podemos decir ustedes o yo, pero nunca el redactor de la demanda, así que supongo que la frase original decía hablaba de "afirmaciones todas ellas que no pueden ser pertrechadas...". Vamos, que Cavanilles se pasó tres pueblos al decir estas cosas.

Cosa que en mi opinión resulta bastante discutible. Recordemos que este artículo no está solo y aislado: forma parte de una serie en la que el propio Cavanilles ha puesto de manifiesto un montón de datos que apuntan a que, en efecto, lo que hicieron Amorós y la AEIP/SEIP fue eso y de esa manera. Así que no hay insultos, sino sólo conclusión que cualquiera con dos dedos de frente (incluso con uno y medio) aceptaría como la más razonable a la vista de toda la información que Cavanilles ha ido facilitando sobre el asunto. Tanto es así que de nuevo ocurre lo que ya hemos visto en otros apartados de la demanda: que el subconsciente traiciona al redactor y le hace decir cosas como que Cavanilles

acusa de comercializar "su engaño"


al pobre Amorós. Bueno, yo he leído de cabo a rabo los artículos varias veces, y no he encontrado que tal cosa se diga o siquiera se insinúe. Pero claro, es que en vista de todo lo que hemos ido sabiendo sobre este asunto resulta inevitable que cualquiera -incluido el redactor de la demanda- piense eso, ¿no?

Aunque también puede ser que el redactor de la demanda se haya adelantado un poquito a su propio ritmo. Y es que a continuación hace referencia a otro artículo de Cavanilles titulado "La SEIP ha ido modificando su teoría de las caras de Bélmez para mantener vivo el negocio". Para el demandante, el artículo

presenta una noticia plagada [de] expresiones descalificadoras tales como "...basa su hallazgo en falsas investigaciones..., "las últimas falsificaciones..., entre muchas más. Asimismo se concluye, al amparo del periodismo de investigación cuando nos encontramos ante una reelaboración de Javier Cavanilles, que mi representado genera los fenómenos paranormales a fin de lucrarse económicamente, acusándolo de interponerse en el desarrollo del iter sucesorio abierto tras el fallecimiento de Doña María Gómez Cámara.


Lo del iter sucesorio lo dejaremos correr; no creo que nadie con una mínima capacidad de comprensión lectora haya llegado a pensar que Cavanilles esté acusando a Amorós de meterse con los problemas que tenga o deje de tener la herencia de María Gómez. Supongo que se tratará de una especie de licencia literaria, algo así como cuando un mal novelista nos explica que el malo, además de malo, es albino, o cojo, o asquerosamente rico...

En realidad, la acusación apunta más bien a las "expresiones descalificadoras" y a las horribles conclusiones de Cavanilles. Apunta, pero vuelve a fallar. Por lo mismo de siempre: a lo largo de su artículo, Cavanilles da datos más que suficientes (y perfectamente contrastables) para comprobar que, en efecto, la SEIP ha ido modificando sus afirmaciones acerca de las caras de Bélmez conforme se han ido desarrollando los acontecimientos. Así, tras haber resaltado el importantísimo papel de María Gómez en la aparición de las "caras", resulta que la pobre señora se muere, de modo que en buena lógica el fenómeno también hubiera desaparecido. Pero no: las nuevas "investigaciones" de la SEIP muestran que las "caras" siguen apareciendo tras la muerte de la que antes consideraban como su causante. Y cuando los herederos de María Gómez se ponen duros en cuanto a la explotación del fenómeno, otras "investigaciones" hacen aparecer nuevas "caras" en una casa mucho más accesible para la SEIP (y más barata para el Ayuntamiento).

Y claro, con todos esos datos en la mano Cavanilles viene a concluir que los "descubrimientos" de la SEIP son la mar de oportunos de cara a mantener el negocio. Negocio que, por otra parte, existe: el artículo cita a Pedro Fernández, Delegado de la SEIP en Murcia, quien asegura que "la gran mayoría" de los investigadores que han pasado por la casa ha "sacado tajada" de él. Y si tenemos en cuenta que, por lo que dice la SEIP, nadie ha investigado allí tanto y tan intensamente como ellos mismos... En fin, que de nuevo estamos ante una conclusión poco menos que inevitable: o uno acepta que estamos ante un monumental cúmulo de casualidades, o bien habrá que aceptar que los cambios de actitud de la SEIP se orientan a mantener en auge el negocio.

A no ser que aceptemos una tercera posibilidad: que sean esas energías del Más Allá las que agradezcan los desvelos de la SEIP reorientando el fenómeno según convenga. No sé, a lo mejor les cae muy bien Amorós, y temiendo que dejase de aparecer por allí cuando murió María Gómez se empeñaron en seguir pintarrajeando las dichosas caritas. Y luego, cuando vieron que la ambición económica de los herederos podía dejar las "caras" originales lejos del alcance de la SEIP, tuvieron incluso la bondad de mudarse de casa.

Una posibilidad esta última que puede resultar difícil de aceptar para los escépticos, pero que en realidad es la más probable. Como hemos visto a lo largo de las entradas, Amorós y Cavanilles pueden mantener criterios muy distintos, pero tanto de los artículos de Cavanilles como de la documentación que ha proporcionado Amorós junto con la demanda se deduce que con toda seguridad las "caras" han sido pintadas por unos fantasmas. Queda por dilucidar si son del Más Allá o del Más Acá. Pero de lo que no cabe ninguna duda es que son eso, unos auténticos fantasmas.

Hablando de juzgados...

... y para rebajar tensiones. De un atestado policial:

10 de octubre de 2005

El extraño caso de la demanda aparecida (5. Un atajo hacia los hongos)

Nos cuenta el Hecho QUINTO

de la demanda que

Al siguiente día, 30 de noviembre de 2004, Don Javier Canavilles publica tres nuevos artículos ofensivos en el noticiero titulados "AMOROS DA MARCHA ATRÁS Y AHORA DICE QUE LAS CARAS DE BELMEZ SON HONGOS", "LA ALCALDESA DA LA CARA, EL SEIP SE ESCONDE" y "HABLEMOS DE LA SEIP Y SUS MIEMBROS".


La demanda dice que se trata de

Tres informaciones en la misma sintonía vejatoria para con Don Pedro Amorós Sogorb que las seis anteriores.


Bueno, si la sintonía vejatoria es la misma que hemos visto hasta ahora, podrían haberse ahorrado esta parte de la demanda, ¿no? Pero hubiese sido una pena, porque nos hubiésemos perdido una de las partes más divertidas de todo este follón. Bueno, más divertidas y más, ejem, sabrosas. Sigue diciendo la demanda que

En esta nueva entrega agresora pone de relieve su autor, entre las múltiples alusiones injuriosas, que mi representado se retracta en sus afirmaciones en un medio de comunicación la madrugada del 28 al 29 de diciembre de 2005, para promocionar el turismo en la zona y verse, por ende, satisfecho económicamente por ello.

No sé a ustedes, pero a mí me da la impresión de que se han hecho un lío monumental con los artículos y, evidentemente, con las fechas. Porque vamos a ver, ¿cómo podría Cavanilles que Amorós se retractaba en sus afirmaciones en un medio de comunicación la madrugada del 28 al 29 de diciembre de 2005 más de un año antes de esa fecha?

Por supuesto, entra dentro de lo posible que Amorós se retracte de lo que vaya a decir esa noche en algún medio de comunicación. Es más: con la trayectoria de contradicciones que lleva el pobre, me atrevería a decir que es casi seguro. Pero dudo mucho que Cavanilles hiciese semejante ejercicio mental de adivinación del futuro allá por noviembre del año pasado. Y digo "ejercicio mental" porque, desde luego, en ninguno de los artículos menciona esa fecha o alguna que se le parezca.

Tampoco es cierto que Cavanilles pusiera en boca de Amorós ni una palabra sobre promocionar el turismo en la zona y verse, por ende, satisfecho económicamente por ello. Quien habló -y, por cierto, también se contradijo- sobre el turismo en la zona fue la alcaldesa de Bélmez. Y en ninguno de los artículos se dice que Amorós vaya a lucrarse con el incremento turístico ni nada que se le parezca. Supongo que lo han puesto en la demanda porque es una conclusión lógica cuando uno analiza todo este asunto, pero desde luego quien lo ha puesto en negro sobre blanco es el Letrado de Amorós, no Javier Cavanilles.

De hecho, en lo único que acierta -más o menos- la demanda en este punto es que sí que hay una "retractación" de Amorós: después de contarnos con pelos y señales el origen teleplástico y paranormal de las "Caras" (como se puede comprobar siguiendo las referencias que se citan en el primero de los artículos, va y nos sale con que a lo mejor las Caras están formadas por hongos.

Una afirmación sorprendente, por mucho que diga la demanda que

Dicha divulgación deviene en tergiversación tras acudir a los Informes Técnicos que se aportan como DOCUMENTOS N° 17, N° 18 y N° 19 respectivamente, donde se apunta la posibilidad que los fenómenos estudiados pudieran ser hongos una semana antes de la reconsideración mencionada por Don Javier Canavilles. Dictamen que se hizo público como los demás aspectos de las investigaciones.


Porque vamos a ver: ¿alguien recuerda realmente haber visto semejantes "Informes Técnicos" (con perdón) antes de que estallara el escándalo?

Y si no lo recuerdan no será desde luego por un fallo de memoria, porque los "Informes" son de los que no se olvidan fácilmente.

En fin... Agárrense fuerte al sillón, que vamos con ellos.

Para empezar, advierto que no voy a hablar de tres "Informes", sino de seis o siete. Por un motivo muy simple: la demanda dice que son tres, y que se aportan como documentos números 17, 18 y 19, pero sólo se ha señalado la primera de las páginas como "Doc. n.º 17", sin marcar los números 18 y 19. Supongo que será porque al Letrado de Amorós le pasa lo mismo que a mí: que la presentación de los documentos es tan... bueno, tan impresentable, que resulta imposible adivinar dónde termina uno y dónde empieza otro. Si han visto ustedes alguna vez un informe técnico de verdad sabrán que las hojas se numeran y marcan una por una, los apartados están bien definidos, contienen un índice, se indica claramente la identidad y titulación de los técnicos que los han elaborado... Éstos, en cambio, por no tener no tienen ni siquiera fecha. Eso no quiere decir que no sean adecuados al tema de que tratan: al fin y al cabo, si el "misterio" de las Caras de Bélmez ha demostrado ser de una cutrez insuperable, es lógico que los "Informes" estén a la misma altura. Y, créanme, lo han conseguido plenamente.

De modo que supondremos que el primer "Informe" es lo que consta en las páginas primera y segunda. Más que nada, porque antes de la primera página no hay nada, y al final de la segunda pone "Rafa Fdez M", que suponemos será la abreviatura del nombre del autor y que, por lo tanto, parece que indica el final del informe. Lamentablemente esa especie de firma no dice más, de modo que nos quedamos sin saber si la titulación que pueda tener el tal Rafa Fdez M nos permite suponer que de verdad sabe de qué está hablando. El texto, desde luego, no nos lo permite.

El informe se titula "Experimentación en suelo de cemento con agua y aceite", y constituye un buen ejemplo de lo que no es un Informe Técnico. En su lugar, se trata de que un señor nos cuenta que ha dibujado con agua y aceite unas caras en el suelo del garaje de su casa, y que desaparecen al cabo de pocas horas. Nada más: ni descripción de la hipótesis, ni protocolo, ni controles, ni gaitas en vinagre. De modo que no podemos averiguar qué es lo que ha hecho mal el tal Rafa Fdez M para que sus caritas se borren enseguida, y en cambio las que dibujan Paco Máñez o Gerardo García-Trío duren muchísimo más. A saber qué aceite ha puesto el tal Rafa Fdez M.

Tras esta deslumbrante muestra de precisión a la hora de diseñar y seguir un protocolo experimental, nos encontramos con una hojita suelta que consideraremos como "segundo Informe". Se titula "Procesos para eliminar algún tipo de fraude", y por el estilo parece una continuación del anterior, pero no podemos estar seguros puesto que en esta ocasión no consta quién lo ha perpetrado. A pesar de su título, el papelito no trata sobre la prevención de la comisión de fraudes en el pintado de las Caras, sino que a través de seis apartados (bautizados como "supuestos") nos ilustra sobre las distintas formas de borrar Caras, dependiendo del material con que se hayan pintado.

El documento muestra en primer lugar que el autor está muy puesto sobre el uso de distintos métodos de limpieza, que van desde el uso de simple agua corriente hasta el empleo de un soplete (de verdad, lo pone), pero sobre todo nos indica que jamás ha tenido que limpiar una de esas manchas recalcitrantes que aparecen en las casas.

Pero, aparte de esto, el documento nos indica sobre todo que el presunto "técnico" está escribiendo de cara a la galería. En realidad, el procedimiento mediante el que se hayan pintado las Caras no nos dice mucho acerca de un fraude: es evidente que están allí y que, por tanto, están pintadas con algo. Y si los fantasmas pueden pintar caras con agua del subsuelo, como afirma Pedro Amorós, o bien con hongos, como también afirma, esteee, Pedro Amorós, ¿por qué no pueden hacerlo con pintura, con hollín y vinagre, con aceite o con orina? La verdad, ya puestos a imaginar que alguna entidad, espíritu, "energía" o lo que sea se está entreteniendo en dibujar caritas en el suelo, ¿por qué no puede emplear témpera, pintura acrílica, acuarela o "gouache"?

Si de verdad se quisiera "eliminar el fraude", no hay nada más fácil: que sometan la casa a una vigilancia permantente. Si las caras están pintadas con agua y aceite y de verdad se borran a las 22 ó 24 horas de pintarlas, como decía el otro "Informe", al sinvergüenza de turno le basta con repasarlas una o dos veces al día para que se conserven tan lustrosas y tan horriblemente dibujadas como siempre. Y, en cualquier caso, si hay un fraude es que alguien las pinta con el método que sea. Así que, evidentemente, bastaría con colocar un par de webcams que enfoquen permanentemente las zonas donde aparecen Caras para evitar de verdad esa posible vía de fraude. Pero claro, hacer "Informes" de parvulario y decir tonterías con apariencia pseudocientífica queda mucho más chulo, y permite crear la apariencia de que de verdad se está estudiando el fenómeno sin arriesgarse a que realmente se descubra un fraude y se hunda todo el tinglado. En fin...

Después del papelito de los quitamanchas, un oportuno cambio de tipo de letra nos permite distinguir un tercer "Informe", titulado nada menos que "informe técnico de formación de moho u hongos en el cemento". La cosa ésta, que consta de dos páginas, también ha sido perpetrada de forma anónima.

Este es, por fin, el informe en el que se habla de los hongos. Y claro, uno tiene la tentación de comprobar si en efecto es anterior a la rectificación de Pedro Amorós, como decía la demanda. Yo no recuerdo haberlo visto en la página de la SEIP cuando funcionaba (¿pero de verdad nadie conoce a algún ingeniero informático que le eche una mano a esta gente?), pero por suerte siempre podemos echar mano de Google a ver si encontramos alguna referencia anterior.

Así que dicho y hecho. Tecleamos, por ejemplo, la primera frase del informe:

Los hongos se encuentran en una variedad de formas y tamaños.


la buscamos en Google, y voilá, ¡sí que aparece!

Sólo que no aparece en ninguna parte de la web de la SEIP, sino en una página titulada "Los hongos", cuyo contenido, por lo que parece, está dirigido especialmente a los niños.

De hecho, hemos repetido la prueba con la primera frase de cada párrafo del informe, y el Google, obediente, nos ha remitido cada vez a esa página, o a otra (muy bonita y con muchos dibujitos) llamada "Procesos biológicos", o a la mismísima Enciclopedia Encarta. Todo muy didáctico y educativo, y especialmente apropiado si tiene usted niños en casa.

Pero el Google no lo puede todo, y hay que reconocer que nos ha fallado en algunos párrafos. Por ejemplo, la frase que dice

La mayoría de los hongos se reproducen por esporas depositadas en el cemento, diminutas partículas de protoplasma rodeado de pared celular.


Se nos resistía hasta que finalmente descubrimos que lo que dice Encarta es que

La mayoría de los hongos se reproducen por esporas, diminutas partículas de protoplasma rodeado de pared celular.


Lo de "depositadas en el cemento" es un añadido, igual que este párrafo, tomado de "Los hongos" pero añadiendo las palabras que destacamos en cursiva:

Los hongos absorben nutrientes de la materia orgánica viva o muerta (plantas, animales) sobre la cual crecen. Simplemente absorben a través de su pared celular nutrientes que se disuelven fácilmente, como son los azúcares, o secretan enzimas que rompen los nutrientes más complejos en formas sencillas para poderlas absorber. La porosidad del cemento favorece el deposito (sic) de las materias orgánicas.

A partir de ahí, una vez metido con calzador lo del cemento, entra en juego la imaginación del autor, que nos obsequia por fin con un par de frases originales seguidas:

Peróxido de hidrogeno y el nitrógeno de sales minerales favorece el crecimiento y proliferación de los hongos en el cemento. Otros agentes como grasas, aceites y levaduras son un importante aporte para su desarrollo y crecimiento(sin olvidar la hidratación).

Ejemplo: en los suelos y paredes donde se depositan materias orgánicas(grasas, levaduras, etc...) cocinas, despensas y similares.


Lo malo es que la cosa no termina de cuadrar. ¿El peróxido de hidrógeno favorece el crecimiento y proliferación de los hongos en el cemento? ¿De verdad?

Pues sí y no. Como nos temíamos, la original idea no proviene del anónimo copypasteador, sino de una página en la que enseñan a utilizar peróxido de hidrógeno (vamos, el agua oxigenada de toda la vida) ¡¡¡¡para cultivar champiñones!!!!. Sólo que en esa página no hablan de cemento, puesto que no se imaginaban que alguien iba a cometer el disparate de usar su idea para hablar de hongos paranormales. O, por lo visto, para consumir hongos alucinógenos...

El "Informe" termina muy oportunamente (porque también estaba terminando con nuestra capacidad de asombro) con un "Apartado de hidratación". Apartado que pensaba transcribir íntegramente. Pero como nadie me creería y pensarían que me lo había inventado en plan de cachondeo, en lugar de eso coloco un escaneado y ya está. Mismamente.



Como esto se está alargando demasiado, dejaremos el siguiente "Informe" (una especie de entrevista en la que ambas partes guardan un prudentísimo anonimato) para que lo lean ustedes mismos: está en la web de "Mundo Parapsicológico", concretamente aquí. De hecho, ya que pasan por allí pueden aprovechar y echar también un vistazo al Proyecto de Investigación en Bélmez de la SEIP, o al plano de la nueva "Casa de las Caras", que ofrece la interesante novedad de que alguien, por fin, se ha molestado en corregir el numerito de registro de la
SEIP. La estupidez de llamarlo "autorización gubernamental" sigue ahí, pero algo es algo, ¿no?

El siguiente "Informe" (no sé ustedes, pero yo ya he perdido la cuenta de cuántos van) es una especie de carta titulada "Segunda descripción del análisis sobre el suelo" y firmada por un tal "Atte Rafa Fdez", que debe ser pariente del del primer "Informe". En la carta se hace referencia a otro "Informe" que quizá sea de los de verdad, y que Pedro J Fdez (sic) le habría enviado al autor.

Lamentablemente, ese Informe no aparece, y en su lugar nos encontramos con una especie de explicación de su contenido por parte del tal Atte Rafa Fdez que oscila entre lo inverosímil y lo incomprensible. Nos habla así de la presencia de hierro en el suelo, elemento que, dice, es "importante en la decoloración del suelo que puede alterar el color por oxidación". Y, no contento con quitar y poner colores, el hierro es además responsable de "la proliferación de cadenas de hifas o esporas".

Más interesante es el párrafo dedicado al melanocrato (¿se acuerdan?), que consigue que el lector no se entere de nada y además tenga la fuerte sospecha de que Atte Rafa Fdez tampoco tiene ni repajolera idea de lo que es tal cosa. Sólo que se trata de un algo (vaya usted a saber qué) que "de ninguna manera adopta cambios (sic)", pero que sin embargo reacciona (no sabemos con qué) deshidratando el cemento. Vamos, que sirve para todo. Excepto para hacer Caras. De eso se ocupan los hongos (o eso parece insinuar la carta), gracias a lo cual podemos descartar, por ejemplo, la presencia de plata o sus derivados en el cemento: para el autor cualquier derivado de la plata sería "nocivo para cualquier tipo de fenómeno de manifestación biológica (sic, prueben ustedes a decirlo sin respirar)". De modo que la presencia de hongos descarta la de la plata. Se le olvida, eso sí, demostrar la presencia de esos hongos (y la posibilidad de que los hongos hayan crecido y muerto a consecuencia de esa nocividad ni se la plantea). Pero la falacia, digo la afirmación, es contundente, ¿verdad?

¿Todavía siguen ustedes ahí? Bueno, no se preocupen, porque ya acabamos. Nos queda hablar sólo del último "Informe", denominado nada menos que "Pruebas para determinar el soporte físico de las 'Caras de Bélmez'". Aunque tampoco lleva fecha, el informe viene firmado por Fernando Jiménez López, lo cual es toda una garantía: no es que sea biólogo, ni físico, ni químico, ni nada de eso, pero se trata del hijo del recientemente fallecido Fernando Jiménez del Oso, y eso ya debería bastar para considerarlo como experto en cualquier cosa más o menos paranormal que se le ponga por delante, ¿no?

Tras una breve introducción en la que se intenta justificar la idea de que las Caras podrían ser formadas por hongos, basándose en que las habitaciones en las que aparecen eran cocinas o despensas o incluso en que la "hidratación" con agua y aceite que Amorós reconoció haber hecho en el suelo (bueno, que a veces reconoció haber hecho) podría haber facilitado el crecimiento de microorganismos, Jiménez abre un apartado dedicado al "método experimental" en el que afirma que

El análisis físico de "las caras" en busca de hongos determinados es un proceso complejo, que requiere de ciertos fondos y de la participación de un micólogo.


Pero como por lo visto la SEIP no anda muy sobrada de fondos (¿habrán aprobado ya sus cuentas anuales?) y además no encontraron ningún micólogo que se dejara enredar, Jiménez propone realizar unas "pruebas preliminares" que "en ningún caso será una prueba concluyente" (subrayado en el original). La prueba consiste en parcelar el suelo, irrigando algunos segmentos con un nutriente y dejando otros sin nutrir. De modo que, siempre según Jiménez (y con su propia negrita):

Si al final de la prueba obtenemos una mayor proporción de caras en las parcelas con medio nutritivo, el resultado apoyaría la teoría de que los trazos estuviesen conformados por hongos.

Vuelva a leerlo, por favor. Se ha dado cuenta, ¿verdad? En efecto: nos encontramos de nuevo ante un pseudoexperimento diseñado con tanta torpeza que en realidad no demuestra absolutamente nada. Vamos a ver: si se riega con un nutriente una porción de suelo, por supuesto que van a proliferar ahí bacterias y hongos. Y si la definición de lo que es una "Cara" es la misma que Amorós aplicó en su inolvidable "Experimento Histórico en Bélmez", naturalmente que van a salir más Caras: al fin y al cabo, si para la SEIP (o, al menos, para su presidente) basta con buscar manchas en el suelo y echarle imaginación (y unos trazos de rotulador), si favorecemos la suciedad del suelo vamos a tener impepinablemente más manchas. Provocadas por los hongos, por las bacterias o incluso por lo que manche el propio líquido nutriente. Igual que el "experimento histórico" demostraba sólo que si sometemos el cemento a humedad obtendremos en él manchas de humedad, el que propone Jiménez serviría sólo para comprobar que si ensuciamos el suelo, va a estar más sucio que si no lo ensuciamos.

Una conclusión a la que probablemente haya llegado ya la SEIP. Y digo "probablemente" porque, inexplicablemente, en el "Informe" se nos cuenta la idea y cómo se lleva a la práctica, pero no se nos habla de los resultados. Una pena, porque hasta que no los conozcamos yo me quedaré con una duda que me acucia y me acongoja: ¿les gustará a los fantasmas la salsa a la pimienta verde?

Porque sí, el nutriente que estos científicos de tebeo utilizaron es... ¿lo adivinaron?



P.S.: Reconozco que me ha costado trabajo, pero creo que he conseguido respetar prácticamente todas las faltas de ortografía de los "Informes". Si se me ha escapado alguna ha sido por culpa del corrector ortográfico, que por lo visto también es un detractor malvadísimo...