Una de las costumbres, no sé si buena o mala, que he adquirido por eso de la deformación profesional, es no hablar de una resolución administrativa o judicial hasta haberla leído. Y eso que a veces no es fácil interpretarlas: por ejemplo, a ver quién es el guapo que a la vista de
esta Sentencia del Tribunal Supremo sabe que "D. Justino" es
Javier Cavanilles y "D. Estanislao" no es otro que nuestro viejo amigo
Pedro Amorós... (bueno, sí, reconozco que en vista del nuevo varapalo judicial que le dan a "D. Estanislao" es fácil deducir su identidad, pero de alguna manera tenía que hacer referencia al tema, ¿no?).
Así que, en el caso de
la prohibición de la "procesión atea" prevista para el próximo Jueves Santo en Madrid, lo suyo sería esperar a contar con la resolución de la Delegación del Gobierno para poder analizarla con rigor. Lamentablemente, a estas alturas parece que ningún medio la ha publicado (y si lo ha hecho, yo no he sido capaz de localizarla), así que el análisis detallado se quedará para otro día. Pero, mientras tanto, la nota de prensa de la Delegación (que está en formato .doc
aquí, gracias al
Diario Público) nos permite ir abriendo boca.
Y no cerrarla por el pasmo.
Dice la nota que la decisión se ha tomado "en estricto cumplimiento de la legalidad", lo cual estaría muy bien si fuese realmente cierto. Pero personalmente tengo mis dudas. Por ejemplo, entre los argumentos que desgrana la nota como justificativos de su decisión nos dice que se han tenido en cuenta los informes emitidos acerca de
- El lugar por el que pretenden los convocantes desarrollar la manifestación, curiosamente, presenta nombres relacionados con la simbología católica.
- El día elegido, Jueves Santo.
- La hora prevista que coincide con el comienzo de las procesiones católicas.
- Coincidencia en el espacio público (lugar) con procesiones católicas cuyos recorridos ya son conocidos desde hace años.
Vale. ¿Y qué? Como
dice una de las organizaciones convocantes, la
Asamblea Vecinal La Playa de Lavapiés,
Respecto a las acusaciones que estamos recibiendo de provocadores por hacer esta manifestación el día 21, no pueden pretender que esa semana represente y sea solamente día de celebración para los católicos, y no para el resto de ciudadanos.
La idea de que haya que prohibir un acto de difusión del ideario ateo (como lo califica la nota de la Asamblea) simplemente porque en las inmediaciones se celebran actos católicos ese día y a esa hora es, me parece a mí, insostenible en un Estado democrático. Se supone que existe libertad de creencias (y de descreencias) y libertad para manifestarlas, y esa libertad no debería depender de que los miembros de una determinada confesión religiosa celebren también sus actos por allí, o que al Ayuntamiento se le haya ocurrido ponerle a las calles nombres de santos.
Dice también la nota que la decisión se basa en que
- La manifestación, en cualquiera de sus recorridos, discurre por una zona donde se encuentran múltiples parroquias.
Lo cual no es ni siquiera un argumento: es una estupidez. Como todos sabemos, en determinados barrios es difícil dar dos pasos sin encontrarse con una parroquia, una capilla o un lugar de culto, pero salvo en una teocracia de corte medieval esto no implica nada de cara a la prohibición de un acto de este tipo. Las parroquias están en esas calles, pero esas calles no son de las parroquias.
Claro que, para estupideces, la palma se la llevan estas dos:
- Gran afluencia de público y la necesaria protección de la imagen turística de la ciudad de Madrid.
- El lugar de celebración de la convocatoria constituye un enclave de alto valor patrimonial histórico artístico.
Ignoro cómo se vería afectada la imagen turística de la ciudad de Madrid por la "procesión atea" (aunque según parece a la de León no le va del todo mal con su
Entierro de Genarín). Es más: sospecho que los redactores de la desdichada nota tampoco tienen ni la más remota idea. Pero, en cualquier caso, parece que lo que no se ha tenido en cuenta es la repercusión que la prohibición de un acto de este tipo puede tener sobre esa imagen turística de Madrid como ciudad tolerante y abierta a todos.
Y en cuanto al alto valor patrimonial histórico artístico... ¿qué pasa? ¿Que los ateos son tan feos que lo van a devaluar?
Dice también la nota que se ha tenido en cuenta que
- Por último, existe una apreciación unívoca por parte de todas las Administraciones que han tenido conocimiento de esta convocatoria, coincidiendo en que no debe llevarse a cabo la Delegación de Gobierno, la Jefatura Superior de Policía, el Ayuntamiento de Madrid y la Abogacía del Estado.
Lo cual, francamente, es no decir nada. La "apreciación unívoca" puede deberse a razones incontestables o a sonoras memeces (y de estas últimas hemos podido leer y escuchar estos días unas cuantas, a veces
en boca de los responsables de alguna de esas instituciones), pero mientras no las conozcamos reseñar la "apreciación unívoca" de estos informes no deja de ser una apelación falaz al argumento de autoridad.
De modo que de las once "razones" esgrimidas por la Delegación del Gobierno, las únicas con un poco de enjundia son las tres restantes. Vamos con ellas.
Según la nota, la decisión ha sido tomada teniendo en cuenta
- La convocatoria,carteles anunciadores, declaraciones de los organizadores en medios de comunicación.
- La denominación que los convocantes han asignado a las imágenes (pasos) que discurrirían por la manifestación.
Vale, ahí sí que tienen un buen punto. Desde la distancia tengo la impresión de que esto de la "procesión atea" nació como una idea más o menos simpática pero muy mal organizada, hasta el punto de que se han subido al carro verdaderos impresentables que, con
sus declaraciones, han sido en parte responsables de la prohibición. Y con sus panfletos, claro:
Sin embargo, estos árboles no deberían impedirnos ver el bosque. Que el portavoz de una de las asociaciones convocantes se deje las neuronas en casa y alabe la quema de iglesias de 1936 (motivo por el cual, por cierto, ha sido excluida de la convocatoria) o que quien sea (porque realmente no se sabe quién ha sido) edite unos carteles haciendo mofa de los pasos procesionales son hechos que no convierten el acto ni en ilegal ni en delictivo. Nadie en su sano juicio puede creer que durante el acto se pretendiera quemar algún templo, y los pasos de la Cofradía de la Virgen del Mismísimo Coño y todo eso sólo existen, que sepamos, en los dichosos cartelitos. Y la libertad de expresión, de reunión y de manifestación son cosas muy serias como para restringirlas por las palabras de un descerebrado o las gracietas de un bromista.
Y es que en realidad el problema es otro. Como todos sabemos, hay gente que lleva muy mal eso de que
le roben el muñeco de nieve, y de hecho el punto más razonable de toda la nota de la Delegación del Gobierno es aquel que habla de
- Contra-manifestaciones y presencia de grupos antagónicos y radicales que están citándose para acudir a estos actos.
Que sí, es posible. Si esto de la Semana Santa puede llegar a provocar que algunos cofrades
se peleen entre ellos, ¿qué no podría pasar cuando se trata de plantar cara a unos malvados ateos? Al fin y al cabo, diversos medios llevan azuzando a sus feligreses (nunca mejor dicho) desde que se conoció la intención de celebrar el acto.
De modo que es razonable... pero no legítimo, claro. No parece de recibo que la Delegación del Gobierno prohíba a los ateos manifestarse por si llega alguien y se lía a palos con ellos; más bien lo que tendría que hacer es adoptar las medidas necesarias para salvaguardar su libertad de expresión y, además, su integridad física.
Pero, claro, es mucho más fácil prohibir el acto y esperar a ver si los convocantes acuden a los Tribunales y si éstos les dan la razón. Al fin y al cabo, para entonces ya habrá pasado la Semana Santa y, con ella, el problema. ¿Verdad?
Y otro día (bueno, otros días, porque la cosa da para un par de entradas) hablaremos de las cosas que han ido soltando por esa boquita los políticos acerca del acto. O de esas asociaciones que,
con un criterio jurídico más propio de un Bruno Cardeñosa cualquiera que de unos auténticos juristas, por muy cristianos que sean, se han querellado contra los convocantes incluso por un delito de genocidio (sí,
en serio). Mientras tanto, tengamos la fiesta en paz. Si nos dejan, claro.