18 de agosto de 2011

¡Ponga un milagro en su casa!



Seguro que se han dado cuenta ustedes que cada dos o tres horas, más o menos, algún medio nos obsequia con la noticia de que Cristo se ha aparecido en una tortilla, un sandwich que se quedó olvidado en el fondo de la nevera o un manchurrón en la pared. En algunos casos se trata de retoques infográficos, por supuesto,  pero en muchos otros se trata de apariciones genuinas. Es decir, que se aparece una mancha genuina o una forma puramente fortuita, y la combinación de la imaginación con una buena dosis de credulidad y/o cara dura hacen el resto.

Todos podemos encontrar alguna que otra mancha en nuestra casa, pero salvo que tengamos en el piso de arriba un vecino propenso a dejarse abierto en el grifo de la bañera, lo normal es que no sean muchas. Y aunque nuestra mente nos eche una mano a la hora de buscar en ellas caras o cualquier otro patrón reconocible, que demos precisamente con una cara de Cristo es mucha casualidad. En mi caso, por ejemplo, lo más parecido que encontré nunca es este rostro que apareció en un pilar del jardín antes de que lo pintáramos, pero convendrán conmigo en que de cristiano tiene más bien poco:


Sin embargo, la noticia de la señora que ha encontrado la cara de Cristo en una toalla sucia (aunque por lo visto sus amigos le encuentran más parecido a Elvis Presley, todo hay que decirlo) me ha dado una idea. Todos tenemos en nuestra casa una fuente de manchas más o menos diaria, según la regularidad de cada cual. Unos objetos que, tras cumplir su función, resultan tan convenientemente llenos de porquería distribuida de forma más o menos aleatoria que seguro que, si nos tomamos la molestia de examinarlos con atención, no tardaremos en encontrar una aparición de Cristo, la Virgen María o, bueno, cualquier otra deidad de nuestra elección. ¿Quién sabe? Incluso podemos acabar haciendo con ella un buen negocio.

Y más en estos días, que la visita papal a España nos ha proporcionado la rara ocasión de contar con un producto de este tipo especialmente propenso a la santidad y los milagros:



 Así que ya saben: a buscar su propio milagro en casa.


P.S.: Dice @Zasentoalaboca que su milagro favorito es este. Que sí, está muy bien. Pero si tenemos éxito y acabamos con peregrinaciones masivas en casa a ver quién convence al animalito para que se esté quieto mientras lo miran, admiran y adoran...

12 de agosto de 2011

El remedio homeopático de la semana (XIV): pis

Hace algún tiempo hablábamos por aquí del remedio homeopático a base de excrementum caninum, que sí, es exactamente lo que piensan. Un remedio que podría complementarse (excepto si uno es homeópata "unicista", claro) con aquel que preparó en su día el gran Crispian Jago:


Pero bueno, pensarán ustedes (salvo que tengan experiencia con la homeopatia y sepan a qué extremos puede llegar), eso no es más que una de las gracietas de Crispian, muy divertida y tal, pero no deja de ser una simple parodia, ¿verdad?

Pues en el improbable caso de que piensen semejante cosa, se equivocan por completo, por supuesto.

En el foro de una de las webs homeopáticas más prestigiosas (perdón por el oxímoron), abc homeopathy, encontramos esto:


Se trata, en efecto, de las instrucciones para la preparación y uso de la orina como remedio homeopático. Algo que, según el autor, puede hacerse de dos maneras: con el tradicional procedimiento de diluir y agitar (aunque sin llegar al rigor que empleó Crispian Jago) o, simplemente, mezclando un poco de orina con agua o zumo.

El autor de las instrucciones, haciendo gala de una empanada mental bastante típica de este mundillo, indica que se trata de una forma de emplear la orinoterapia mediante la homeopatía. El hecho de que ambos disparates se basen en ideas (por llamarlas de alguna manera) totalmente distintas y contradictorias entre sí no parece importarle mucho, pero de nuevo se trata de algo habitual. Vean, por ejemplo, el caso de este mejunje:


Se trata de un (supuesto) sedante homeopático en el que se juntan alegremente el café (que, como saben, quita el sueño, de modo que con arreglo al principio de los "similia" resulta un somnífero para los homeópatas) con la valeriana (que sí que da sueño, pero que por la misma regla de tres debería provocar en los homeópatas un insomnio galopante). Aunque, bueno, diluyendo las tinturas madre a 6C la presencia de café y valeriana en las píldoras resultantes resulta prácticamente indetectable.

De modo que ahí tenemos al autor del consejo de abc homeopathy explicando que va muy bien para las náuseas o "cuando sientas que tu salud está en peligro", indicación tan vacía de contenido que casi podríamos considerarla en sí misma como homeopática. Claro que, si tenemos en cuenta los dos sobrecogedores testimonios que hay en la página, y que dicen en un caso que tras administrárselo a un paciente

El insomnio le desapareció en pocos días.

Y en el otro que tras ponerlo en práctica unas semanas atrás

Me sentí tan cansado que tuve que dejarlo.

Pues, en fin, ¿qué quieren que les diga? Quizá lo mejor sea no mojarse mucho a la hora de hacer la prescripción. Bueno, y al preparar el potingue, claro.

Para lo cual pueden ustedes olvidarse del método artesanal y comprar el remedio ya hecho en, cómo no, la infalible web de Helios. Que además les ofrece no una orina cualquiera, propia de un Txumari Alfaro de pacotilla, sino pis con pedigrí y denominación de origen. Vean, vean:




O sea, pis de caballo, y nada menos que


que son meados de ocelote. Chulo, ¿eh?

Así que ya saben: si ustedes son de los que piensan que las ideas homeopáticas son como para mearse de risa, recuerden que incluso eso les puede servir para preparar un remedio. Y, teniendo en cuenta que el proceso homeopático de preparación se asegura de que de la orina no quede ni el recuerdo, hasta podemos decir que, a efectos prácticos, la homepatía es para mear y, tras la correspondiente "dinaminación", no echar gota.


P.S. Con un gran saludo a @landtimforgot, que encontró la página de la orinoterapia homeopática, a Crispian Jago, por sus genialidades, y al doctor Hahnemann y sus seguidores, por tantas y tantas horas de diversión y carcajadas.