27 de octubre de 2009

La BCA contra Simon Singh (y contra sus propios pies), parte XXLVIII


Les prometía el otro día que seguiremos hablando del caso de la BCA contra Simon Singh. Y como decía el alcalde de Villar del Río, esa explicación que os debo os la voy a pagar. Así que vamos a ponernos la espalda a cubierto (lo digo por si los quiroprácticos, claro) y vamos para allá.

El caso es que hace algunos días se produjeron dos interesantes novedades en relación con este caso. La primera es una buena noticia, como veremos. Y la segunda... bueno, si les digo que se trata de la reacción de la BCA a esa buena noticia, y que va en su línea habitual, pueden ustedes ponerle el adjetivo que prefieran. Yo me pido "desternillante".

Pero antes de entrar en faena hay que hacer un pequeño resumen de las jugadas más interesantes, o al menos de la jugada más pertinente al caso. Como recordarán, la British Chiropractic Association demandó en su día a Simon Singh por un artículo en el que este decía que

The British Chiropractic Association claims that their members can help treat children with colic, sleeping and feeding problems, frequent ear infections, asthma and prolonged crying, even though there is not a jot of evidence. This organisation is the respectable face of the chiropractic profession and yet it happily promotes bogus treatments.


Decía también, justo a continuación, que

I can confidently label these treatments is bogus because I have co-authored a book about alternative medicine with the world’s first professor of complementary medicine, Edzard Ernst. He learned chiropractic techniques himself and used them as a doctor. This is when he began to see the need for some critical evaluation. Among other projects, he examined the evidence from 70 trials exploring the benefits of chiropractic therapy in conditions unrelated to the back. He found no evidence to suggest that chiropractors could treat any such conditions.


Pero este segundo párrafo fue olímpicamente ignorado por el Juez del caso, Sir David Eady. Un Juez que ha logrado lo que otros jueces estrella de otros países aún no han conseguido: dar nombre a un tipo de leyes. Y es que su severidad a la hora de juzgar casos de libelo es de tal calibre que varios Estados de EEUU han dictado las que se están empezando a conocer como "Eady Laws", leyes que pretenden proteger a sus ciudadanos de la posibilidad de que les juzgue el Juez Eady en aplicación de la legislación inglesa contra el libelo.

Como digo, y dije en su momento, el Juez Eady decidió ignorar el segundo párrafo y aferrarse al primero, de modo que su decisión en la vista preliminar del caso consistió en que

1.- El Dr. Singh no estaba formulando una opinión, sino afirmando un hecho, y

2.- el empleo de la palabra "bogus" implica que lo que el Dr. Singh afirmaba en su artículo es que la BCA promovía los tratamientos a sabiendas de que eran fraudulentos.

Resumiendo: al tratarse de una afirmación de un hecho, el Dr. Singh se verá obligado durante el juicio a demostrar ese hecho. Hecho que consiste, según Sir David, en que la BCA estaba promocionando terapias falsas a sabiendas de su falsedad, cosa que ni el Dr. Singh quiso decir ni, evidentemente, puede demostrar.

O quizá sí pudiera, como hemos visto en otros episodios de esta ya larga saga. Gracias, por supuesto, a la ayuda de la BCA en particular y de la quiropráctica británica en general.

Pero en cualquier caso, la perspectiva de enfrentarse en semejante juicio a las fuerzas combinadas de la BCA y Mr Justice Eady no era nada envidiable, así que el Dr. Singh decidió intentar apelar contra esa decisión preliminar del juez.

Lo cual nos lleva a los entresijos del sistema judicial inglés, porque la cosa no es tan simple como presentar un papelito diciendo que apela. Como el de este caso que contábamos por aquí, sin ir más lejos. Lo primero que hay que hacer es conseguir una autorización para apelar. Para lo cual Simon Singh formuló la correspondiente petición ante el Juez Eady... quien, evidentemente, la rechazó. Ante lo cual la volvió a formular ante otro Juez... que también la rechazó.

Le quedaba una última posibilidad, la de formular la petición de forma oral, esta vez frente al Juez Sir John Laws. Que es más importante que el Juez Eady, como demuestra no solo su apellido, que le viene que ni pintado teniendo en cuenta su oficio, sino también su título: frente al "Mr Justice" que ostenta Eady, Sir John Grant MacKenzie Laws es nada menos que "The Right Honourable Lord Justice Laws".

En fin, les ahorro los detalles, entre otras cosas porque los tienen mucho mejor explicados el blog de Jack of Kent, y voy derecho al grano: el Juez Laws, en una decisión que aún no ha sido publicada, ha reconocido a Simon Singh el derecho a apelar contra la decisión del Juez Eady. Jack of Kent cuenta que la apelación podrá ser completa, es decir, frente a todo el contenido de la decisión de Eady.

Habrá que leer en su momento la decisión del Juez Law para conocer del todo su alcance (y esa es la razón por la que no quería escribir aún sobre este tema, pero es que ya me picaba, ya...). Jack of Kent, a pesar de estar presente en el momento en que el Juez Law spronunció su veredicto, es bastante cauteloso, pero otras fuentes han destacado que Lord Justice Law no solo calificó la decisión de Eady como "legalmente errónea", sino que afirmó que "no hay duda" acerca de la buena fe del Dr. Singh a la hora de escribir el artículo, lo cual resulta bastante esperanzador. Y, dicen, bastante cabreante para el Juez Eady.

En fin, es una buena noticia para Simon Singh. Pero, en cualquier caso, conviene no perder de vista que no se trata mas que de una victoria parcial: lo único que ha conseguido el Dr. Singh es la autorización para formular su apelación, pero ni ha conseguido aún revocar la decisión preliminar del Juez Eady ni, muchísimo menos, ha ganado el proceso.

Así que, como pueden imaginarse, quienes seguimos el caso recibimos la noticia con satisfacción pero con cierta cautela. Con una, digamos, media sonrisa.

Hasta que la BCA volvió a entrar en escena.

No sé a ustedes, pero a mí me pasa ya con estos señores como con esos personajes que, cada vez que aparecen en una película, alivian la tensión con una gracieta: llega un momento en el que uno ya se ríe nada más verlos asomarse a la pantalla. A pesar de que el chiste sea siempre más o menos el mismo. Que es lo que le pasa a la BCA. Con más o menos variaciones, pero en el fondo el chiste siempre es el mismo: salen a escena, se ponen muy serios, sacan un revólver y se pegan un tiro en el pie.

Solo que, en esta ocasión, del disparo casi se vuelan la cabeza.

Me explico: nada más conocerse la noticia de la decisión del Juez Laws, la BCA emitió un comunicado que les traduzco a continuación:

El Dr. Simon Singh ha obtenido autorización para apelar contra la decisión del Juez Eady. Como no se permite al demandante estar presente en una vista oral de este tipo, el Juez del Tribunal de Apelaciones, Lord Justice Laws, no se benefició de la posibilidad de considerar todas las cuestiones, y de hecho no ha escuchado ningún argumento por parte de la BCA.

El Dr. Singh ha utilizado este caso como una plataforma para argumentar que los
escritores científicos deben estar al margen de las ley contra el libelo, y tener libertad para escribir lo que quieran. Incluso desde la decisión del Juez Eady del 7 de marzo de 2009, se ha involucrado en una campaña de prensa de alto nivel para asegurar que la demanda de la BCA es una restricción de la libertad de expresión. No es nada de eso.

La BCA apoya y nunca pretenderá acallar el debate científico abierto y legítimo. Sin embargo, esta demanda es simplemente una acción de libelo basada en el hecho de que la BCA fue maliciosamente atacada por el Dr. Singh en el periódico The Guardian. Cuando se le dio la oportunidad de retractarse de sus palabras y disculparse, el Dr. Singh se negó. Este juicio ha sido promovido para restaurar la buena reputación de la BCA y de sus miembros.

El Dr. Singh puede ahora llevar sus alegaciones ante el Tribunal de Apelaciones. Allí la BCA tendrá también, por primera vez, la oportunidad para presentar las suyas. La BCA confía en que una vez conozcan todos los hechos los Magistrados rechazarán la apelación.


Como vemos, más que del Dr. Singh la BCA parece estar hablando del Dr. Mabuse, quien ha desplegado un pérfido plan para atacar a los quiroprácticos, despreciando sus intentos de arreglar el asunto amistosamente y montando una campaña de prensa para desacreditarlos. Lo malo es que cualquiera que conozca mínimamente el caso sabrá que la realidad es más bien la contraria: The Guardian ofreció a la BCA la posibilidad de publicar un artículo en respuesta al del Dr. Singh, pero en lugar de abrir así ese debate científico que tanto dice defender (y que, por lo visto, en realidad tanto teme), la BCA decidió acudir a los tribunales. Y, además, decidió hacerlo solo contra Simon Singh, dejando de lado a The Guardian, probablemente pensando que la perspectiva de afrontar en solitario los tremendos costes que tiene un juicio de este tipo en Inglaterra amedrentarían al Dr. Singh y le obligarían a publicar una rectificación. Pero no fue asi; el Dr. Singh afrontó el reto judicial y en esas estamos.

Reto judicial, por cierto, iniciado por la BCA. Eso de que no ha podido presentar sus alegaciones es sencillamente un cuento chino: la BCA las expuso en su demanda y en la vista preliminar ante el Juez Eady, y si en la vista oral de la apelación no lo ha hecho ha sido sencillamente porque el apelante era el Dr. Singh, y en el sistema judicial inglés a este tipo de vistas solo acude la parte apelante. A pesar de lo cual, por supuesto, el Juez Laws tenía a la vista todos los antecedentes del caso, que incluían las alegaciones de la BCA.

En cuanto a la campaña de prensa que denuncia, ni ha sido tal ni tampoco ha tenido nada que ver en ella el Dr. Singh. La "campaña" ha sido simplemente la reacción, fundamentalmente desde bitácoras escépticas y científicas, hacia lo que se percibe no ya como un ataque al Dr. Singh, sino una cortapisa a la libertad de expresión y, sobre todo, de divulgación de conocimientos científicos, con las consecuencias que todo ello acarrea. Y en eso no tiene ninguna importancia el hecho de que una de las partes en conflicto sea la BCA. Se trate de un aquelarre de magufos o de la más poderosa multinacional farmacéutica, el hecho de que una corporación pueda emplear las leyes contra el libelo para acallar los argumentos científicos que cuestionen sus prácticas es grave, sencillamente porque atenta contra el derecho de todos los ciudadanos a conocer esos argumentos científicos (otra cosa es que luego les hagan caso, claro, pero allá cada cual). En este sentido, les recomiendo que repasen de vez
en cuando el imprescindible blog de Ben Goldacre y lean su libro Bad Science, en los que no tiene reparos en denunciar las prácticas pseudocientíficas, pero tampoco la manipulación y el engaño al que a veces recurren las empresas farmacéuticas.

Y, campaña o no campaña, lo cierto es que quienes se las han arreglado para dejar por los suelos el prestigio de la quiropráctica no han sido los científicos y escépticos que han apoyado al Dr. Singh, sino la BCA y sus acólitos, con acciones como las que les hemos ido contando en este blog y como... bueno, como este comunicado.

Me explico. Si acuden ustedes a la web de la BCA y buscan el comunicado, obtendrán esto. Que, si tienen ustedes la paciencia de descargar y leer, comprobarán que es prácticamente lo mismo que les he traducido... salvo por una frase. Aquí tienen (en inglés) lo que decía antes

However, this action is actually a simple libel claim based on the fact that the BCA was maliciously attacked by Dr. Singh in the Guardian newspaper.


Y lo que dice ahora

However, this action is a simple claim based on the fact that the BCA was libelled by Dr. Singh in the Guardian newspaper.


En los dos casos la negrita es mía. El morro, de la BCA.

La versión original se encontraba hasta hace poco perdida entre las tripas de la web de la BCA, incluso después de haber sido sustituida por la nueva. Cuando escribo esto ya no está, aunque, como pueden imaginar, a los escépticos británicos les faltó tiempo para almacenar copias, como por ejemplo esta, cortesía de The Lay Scientist.

¿Y cuál es el motivo del cambio?, se preguntarán ustedes. Venga, pregúntenselo, que si no no puedo seguir con la entrada. ¿Ya lo han hecho? Vale, pues vamos allá.

Retrocedamos otra vez al principio de todo este embrollo (no se asusten, solo un poquito). Recordarán que, como hemos comentado también hoy, la situación judicial de Simon Singh resultaba bastante comprometida porque, con arreglo a la decisión preliminar del Juez Eady

a) estaba afirmando un hecho, no una opinión, y por lo tanto

b) tendría que demostrar ese hecho.

Bueno, pues con el comunicado original en la mano, resulta que la BCA está afirmando un hecho, no una opinión. Y, en caso de que el Dr. Singh se decidiera a demandar a la BCA por libelo, la asociación se vería en la imposible tesitura de tener que demostrar ese hecho, es decir, que el Dr. Singh la ha atacado y, además, que lo ha hecho de forma maliciosa. Cosa que evidentemente no podrán hacer.

Si en el caso del artículo original del Dr. Singh la difamación es dudosa, en el del comunicado de la BCA es prácticamente de libro de texto con letras gordas, ilustraciones y lujosos huecograbados de Gustavo Doré. De modo que, si Simon Singh decidiera demandar a la BCA, la única salida sensata que les quedaría sería sentarse a la mesa e intentar llegar a un acuerdo para retirar ambas demandas y zanjar el asunto de la forma menos dañina posible para sus intereses.

Cosa que no ocurrirá, por cierto. Y no me refiero ya a las evidentes pulsiones suicidas de la BCA, porque creo que en este caso la metedura de pata es tan monumental que no les quedará más remedio que cambiar esa actitud que tanto nos ha pasmado y divertido hasta ahora y, como suele decirse, "envainársela" antes de que les envainen a ellos.

Lo que pasa es que desde el primer momento el Dr. Singh ha dejado bien claro que no concibe este caso como una cuestión meramente de interés personal, sino como algo más: una oportunidad de dejar en evidencia a la quiropráctica ante los Tribunales, y a la legislación inglesa sobre libelo ante la opinión pública mundial. De modo que lo más probable es que, como tantas veces ha dicho, siga adelante hasta ganar el caso, ante la Justicia británica o, si es necesario, ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Lo cual es una jugada arriesgada, por supuesto, pero creo que debemos agradecérsela. Y no solo porque estemos de acuerdo con sus objetivos.

También, ¿qué quieren que les diga?, porque mientras siga el caso la BCA seguirá en su papel de villano cómico especialista en disparos a sus propios pies.

Seguiremos informando, que la cosa promete.


Addendum: por cierto, lo de la endeblez (por decir algo amable) de las evidencias que la BCA presenta a favor de la quiropráctica, ejem, viene de antiguo ;-)

1 comentario:

  1. Interesantísimo tu post, Yamato, para variar.

    Va a ser bueno asistir al momento en que los quiropácticos se suiciden a lo bonzo. Sólo habrá que esperar a que sigan abriendo sus bocazas.

    Por cierto, jueces como éste,ponen los pelos de punta porque no todos tienen la inteligencia y habilidad que muestra Simon Singh para plantarle cara a sus "interpretaciones".

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