30 de enero de 2010

Mi placebocidio homeopático

Nada, que sigo por aquí.

Les decía yo hace un rato que, si mientras tanto no me venía de una vez la espantosa muerte que sería de esperar, les iba a contar algo acerca de mi experiencia con esto del suicidio homeopático. Y como resulta que los síntomas de la sobredosis siguen brillando por su ausencia, para entretener la espera voy a contar cómo me ha ido.

El principio, lo reconozco, no fue muy brillante. Ya sé que si uno echa un vistazo a las webs del ramo se topará con comentarios y más comentarios sobre el creciente auge de la homeopatía. De hecho hasta lo ha reconocido la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados, aunque habrá que matizar que Sus Señorías fusilaron al pie de la letra el contenido de esas páginas web, de modo que más que un reconocimiento sería... bueno, una intertextualización, creo que lo llaman ahora. Pero en fin, a lo que iba: que supuestamente la homeopatía experimenta tal tasa de crecimiento que al paso que vamos en unos añitos toda la población mundial estaría consumiendo sus remedios, lo cual podría dar lugar a problemas de suministro de sustancias activas si no fuera porque la peculiar naturaleza de estos "medicamentos" hace que, ya puestos, tampoco es que sea del todo imprescindible utilizarlos.

Eso dicen, en todo caso.

Pero quizá no sea para tanto. Hombre, ya sé que no es un estudio demoscópico, pero esta entrada de Eugenio Manuel Fernández Aguilar parece sugerir que lo del auge es como mínimo discutible. Y, en fin, esta entrada de la BBC también parece indicar que la curva de crecimiento de la homeopatía va más bien para abajo.

Entrada y noticia a la que uno un par de anécdotas, que evidentemente no son un dato, pero si los vendedores de paparruchas las usan con tanta alegría tampoco vamos a hacerles nosotros ascos.

A lo que iba. Ya sé que la mayoría de las farmacias españolas muestran unos enormes cartelones que dicen HOMEOPATÍA y que para los creyentes en ella son indicio de una cierta respetabilidad medicamentosa, aunque a un lado otro cartel igual diga PRODUCTOS DE HIGIENE ÍNTIMA (para los angloparlantes, es algo que se llama igual que último producto de Apple, pero sin la i. O, si lo prefieren, algo así como esto), y al otro el mismo tipo y tamaño de letra proclame que también venden toda clase de productos de ESTÉTICA, es decir, vaselina aderezada con unos cuantos ingredientes de nombres exóticos y efectividad como poco improbable, pero que justifican que el botecito cueste más que si estuviera relleno de oro en polvo.

Y tanto que lo sabía, que ni corto ni perezoso me planté en la primera farmacia que me pilló a mano y pregunté

"¿Tienen homeopatía?"

Y, para mi sorpresa, la respuesta fue

"No, ya no tenemos. Ahora ya no tiene casi salida."

Con algunas variantes, esta fue también la respuesta que obtuve en cuatro tiendas de productos dietéticos, naturistas y santos, digo, naturales. Y también en la segunda farmacia que probé. En la tercera la respuesta también fue negativa, pero al menos más esperanzadora:

"No, no tenemos. Solo vendemos medicamentos científicos."

Asombrado, conté a la chica lo del suicidio homeopático. Sonrió y me deseó suerte, no sé si para suicidarme o para encontrar el producto con el que hacerlo.

Que localicé, por fin, en la cuarta farmacia. Solo que también con ciertas dificultades: las letras que anunciaban la homeopatía en el escaparate eran enormes, pero el surtido era bastante pequeño, también, según la dependienta, por la caída de ventas. Finalmente me decanté por el oscillococcinum, que me ha permitido experimentar con ciertos aspectos de la homeopatía que tal vez interesen incluso a algunos homeópatas de mente abierta (con lo cual, obviamente, no me refiero a estos encantadores especímenes). Pero eso, en cualquier caso, quedará para otro día. Hoy me quedo con lo que se desprende de mi experiencia en las tiendas y, sobre todo, de los enlaces que comentaba al principio (y algún otro que no incluyo por no aburrir): parece que el negocio de la homeopatía no ya no crece, sino que incluso va decreciendo. El hecho de que, teniendo en cuenta lo que me respondieron en seis de los siete intentos infructuosos, este declive probablemente se deba a causas económicas y no a una mayor información de los consumidores/víctimas de esta pseudoterapia es una pena, pero en todo caso saber que este timo en concreto está de capa caída no deja de ser una buena noticia.

Y ya ven, Gabriela, "valeroso" anónimo: sigo vivo ;-)

3 comentarios:

  1. Pues que buena noticia!
    Lo de que seguís vivo y que hanbajado las ventas de las pócimas homeopáticas. Parece que la homeopatía está algo diluida por allá.

    CQ

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  2. Anónimo11:06

    Hola, Ante todo felicitarte por este magnifico blog.
    Quisiera comentar, por sí alguien no lo sabe, que hay una emisora RADIO VOZ, que tiene un programa "La salud natural" de tres a cuatro de la tarde, donde un tal Dr, Pérez León, acompañado del inefable Carlos -"La medicina que mata" refiriéndose a la oficial- Pumares. Aconsejan "medicamentos" homeopáticos a sus oyentes.
    El Enlace;
    http://www.radiovoz.com/index.php/component/radiostation/?view=program&id=17


    Jorge

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