El Oscillococcinum es algo así como el no va más de los productos homeopáticos. Como ya saben, para crear un remedio homeopático hay que diluir una sustancia hasta el extremo de que muchas veces los remedios no contienen absolutamente nada de principio activo (y si no me creen, lean cómo lo dice nada menos que el Consejo de Homeópatas de Nueva Zelanda). En el caso del Oscillococcinum este objetivo está plenamente logrado, ya que una dilución a 200K es... es... bueno, es algo prácticamente inimaginable. A 13K (que equivalen prácticamente a 13 diluciones centesimales; la diferencia de denominación se debe solo al método empleado, el korsakoviano, más ojimétrico que el de Hahnemann pero más rápido) ya ha desaparecido cualquier molécula del compuesto original. A 30K queda algo así como una molécula por cada 7.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000 de píldoras. A 200K... bueno, para encontrar una sola molécula de la tintura madre original en una dilución a 200K tendríamos que transformar toda la materia del Universo en agua dinamizada y bebérnosla. Y luego, encontrar otros cien Universos iguales y bebérnoslos también.
Y luego van y echan ese agua en unas bolitas de lactosa. En fin...
Pero decíamos que el Oscillococcinum riza el rizo de la dilución, porque no solo es que el proceso de dilución se encargue eficazmente de hacer desaparecer el ingrediente original, no. Es que, encima, el ingrediente originalno existe. El remedio se basa en el oscilococo, un supuesto microbio descubierto, no menos supuestamente, por un tal Joseph Roy, pero que nadie ha vuelto a observar jamás de los jamases. De hecho, el tema del oscilococo causa aún cierto estupor entre los homeópatas, a pesar de lo cual no parecen tener muchos reparos en emplearlo, como muestra una simple búsqueda googlera.
El caso es que Joseph Roy dijo haber visto el dichoso oscilococo en la sangre de los enfermos de la gripe de 1917, en tumores cancerosos, en los esputos de los tuberculosos y en una larga serie de tejidos, secreciones y excrementos humanos, hasta el punto de que lo identificó como la causa de casi cualquier enfermedad, real o ficticia, que puedan imaginar.
De modo que, en uno de esos saltos mentales que solo podemos ver en la homeopatía, el buen hombre tuvo la ocurrencia de preparar un remedio homeopático a base de Anas Barbarie, Hepatis et Cordis Extractum, es decir, extracto de hígado y corazón de pato de barbaria. Sigue siendo una incógnita por qué escogió el hígado y el corazón, por qué los de un pato (si, según él, el oscilococo estaba por todas partes) y por qué dijo (y se sigue diciendo) que es el pato de barbaria cuando lo que se usa es un pobre e inocentísimo pato almizclado.
Hasta aquí, digamos, la parte técnica. Pero decía yo al principio que esta entrada se me ha retrasado un par de días, y eso se debe a que también debería haber una parte jurídica. Como recordarán los lectores de este blog (y los que no lo sean pueden echar un vistazo aquí), los remedios homeopáticos gozan de un trato de favor tanto en la legislación española como en la europea, que establecen un régimen especial de autorización para determinados remedios homeopáticos, que permite comercializarlos como medicamentos sin necesidad de acreditar que sirvan realmente para algo. Dicen que se trata de una concesión a las presiones de los países con importantes industrias de fabricación de remedios homeopáticos; no lo sé. Pero no me consta tampoco que los fabricantes hayan protestado por esta excepción sobre la norma que se aplica a cualquier otro producto que aspire a la condición legal de medicamento.
Recordemos que la excepción no se aplica a todos los productos homeopáticos, sino solo a los que carezcan de indicación terapéutica aprobada; los restantes deben someterse al mismo régimen que cualquier medicamento de los de verdad (incluyendo, por tanto, la acreditación de su eficacia terapéutica). Pero lo cierto es que hasta la fecha no parece que se haya aprobado ningún medicamento homeopático con indicación terapéutica, por lo que yo, infeliz de mí, supuse que el Oscillococcinum se comercializaría como "medicamento homeopático sin indicación terapéutica aprobada".
Bueno, pues tampoco. Como dice la propia multinacional fabricante
Es decir, este producto, que se vende en farmacias y en cuya etiqueta se lee bien clarito "MEDICAMENTO HOMEOPÁTICO", aún no ha sido autorizado como tal por las autoridades sanitarias.
Como no quiero usar la palabra "clandestino", que está muy fea, me abstendré de hacer más comentarios. Aunque me encantaría ver los gritos de los que claman contra la "medicina alopática" si a alguna otra multinacional farmacéutica se le ocurriera comercializar sus fármacos sin la correspondiente autorización.
De cualquier modo, la página web deja bien clarito que Boiron presentó sus productos (incluyendo el Oscillococcinum) con arreglo al ya derogado Real Decreto 2208/1994, así que, bueno, uno podría pensar que al menos los comercializará cumpliendo con la normativa entonces vigente, ¿no?
Pues tampoco. Como decía, al no estar aún debidamente autorizado, no es fácil saber si el Oscillococcinum sería un producto con o sin indicación terapéutica. Pero la propia Boiron nos vuelve a dar una pista en su web:
Teniendo en cuenta que el Oscillococcinum se fabrica con una sola cepa (el pobre patito), habrá que suponer que el probo y honrado fabricante, con plena voluntad de cumplir la ley, lo ha etiquetado conforme a lo que establecía el citado Real Decreto de 1994 para los productos homeopáticos sin indicación terapéutica aprobada, ¿no?
Acertaron: tampoco.
Decía el artículo 5 del viejo Decreto (y sigue diciendo, casi al pie de la letra, el actualmente vigente) que
4. El etiquetado y, en su caso, el prospecto debe incluir, única y obligatoriamente, además de la indicación «Medicamento homeopático» bien visible, los datos siguientes:
a) Denominación científica de la cepa o cepas, seguida del grado de dilución, empleando los símbolos de la farmacopea utilizada.
b) Nombre y dirección del titular de la autorización sanitaria y, en su caso, del fabricante.
c) Forma y vía de administración.
d) Fecha de caducidad en forma clara (mes y año).
e) Forma galénica.
f) Contenido del envase de venta.
g) Condiciones de almacenamiento, si procede.
h) Advertencias especiales si el medicamento así lo exige.
i) Número del lote de fabricación.
j) Número de registro sanitario.
k) Precio.
l) Medicamento homeopático «sin indicaciones terapéuticas aprobadas».
m) Una advertencia que aconseje al usuario que consulte a un médico si los síntomas persisten durante la utilización del medicamento.
Requisitos a los que hay que añadir, como dice el apartado b) del primer inciso del mismo artículo, la
Ausencia de indicación terapéutica particular en la etiqueta o en cualquier información relativa al medicamento.
¿Lo cumple el producto? Pues más bien no. Empecemos por el principio, o sea, la caja. Dándole la vuelta vemos lo siguiente:
¿Lo notan? El apartado de "Forma y vía de administración" ha sido astutamente cambiado por unas "Posología y modo de empleo" en las cuales se explica que el potingue debe tomarse
- Como preventivo... a lo largo del período de exposición gripal.
- Al inicio del estado gripal...
- En un estado gripal declarado...
Si esto no es una indicación, que venga Hahnemann y lo vea.
Por cierto, de las citas de arriba he suprimido la posología porque, como ya saben, por lo visto no tiene ninguna importancia.
Pero eso es solo la caja, es decir, lo que el Decreto llama "el etiquetado". Porque dentro, además de seis bonitos tubitos rellenos de lactosa, la caja contiene este prospecto
Que nos dice entre otras cosas:
1. ¿QUÉ ES OSCILLOCOCCINUM Y PARA QUÉ SE UTILIZA?
OSCILLOCOCCINUM es un medicamento homeopático utilizado tradicionalmente en el tratamiento preventivo y sintomático de los estados gripales.
Para luego repetir las indicaciones de la etiqueta sobre cómo tomarlo (y claro, ya de paso, para qué tomarlo).
Por cierto, me ha hecho bastante gracia esta advertencia:
Si estima que la acción de OSCILLOCOCCINUM es demasiado fuerte o débil, comuníqueselo a su médico o farmacéutico.
Tributo a la ingenuidad que solo se ve superado por esta otra:
Si ha utilizado OSCILLOCOCCINUM más de lo que debe, consulte inmediatamente a su médico o farmacéutico.
Una advertencia que sería totalmente innecesaria si, como nos dicen habitualmente, los remedios homeopáticos carecen de efectos adversos. ¿O no? Según el prospecto,
Como todos los medicamentos, OSCILLOCOCCINUM puede tener efectos adversos. Si se observa cualquier reacción no descrita en este rospecto, consulte con su médico o farmacéutico.
Me pregunto si se referirán también a la ausencia de reacción alguna. En fin...
Insisto en que todo esto vale para el caso de que Boiron realmente haya intentado registrar el Oscillococcinum como medicamento homeopático sin indicación terapéutica aprobada. Si formuló la solicitud para registrarlo como medicamento con indicación terapéutica la cosa cambiaría bastante, puesto que entre otras cosas tendría que haber aportado los estudios clínicos que avalasen su eficacia y someterse a la legislación general sobre medicamentos, que entre otras cosas exigía entonces (como ahora) que se indique en la etiqueta y en el prospecto la composición cualitativa y cuantitativa, cosa que quizá no quedaría muy bien, ¿verdad?
Y eso que habría una manera mucho más sencilla de solucionar todo este entuerto. La ha propuesto Andy Lewis, Le Canard Noir (sin relación con el pato de barbaria) en The Quackometer, uno de los blogs escépticos más interesantes de Gran Bretaña. Muy resumidamente, su idea consiste en incluir en la etiqueta una indicación tal que así:
El propio autor reconoce que la etiqueta no sería muy comercial, así que no es muy probable que su propuesta prospere. Pero es una lástima, porque sería mucho más honrada que lo que tenemos ahora, ¿verdad?
He repasado tus cuentas y me ha quedado una pequeña duda.
ResponderEliminarVeamos: una dilución 30K deja un litro de sustancia "activa" por cada (10^2)^30 = 10^60 litros de agua.
Como me enseñaron en química que un litro contiene 6,023*10^23 moléculas, resulta que esta dilución tendrá 6,023*10^23/10^60 = 6,023*10^-37 moléculas por litro de agua.
Según cuentas, al final toca a 7*10^42 pastillas por molécula (si es que no me he colado al contar tantos ceros), lo que significa que con un litro se hacen (7*10^42)*(6,023*10^-37) = 4,2 millones de pastillas.
¿No crees que son demasiadas?
¿Demasiadas?
ResponderEliminarPara un producto que no tiene NADA de la sustancia original demasiadas son pocas. En teoría, se podrían fabricar INFINITAS pildoricas de esas, y todas tendrían igual composición: NADA.
Pagar por NADA es, como mínimo, chocante, eh?
Es posible, anónimo. De hecho, repasando a mí me salen aún más pastillas por litro (recuerda que lo que contiene 6,023*10^23 moléculas de agua es un mol, es decir, unos 18 gramos de agua; un litro de agua tendría 3,346*10^25 moléculas). Voy a ver si puedo localizar al autor del cálculo original (Matt Parker, como habrás visto en el enlace) a ver qué dice.
ResponderEliminarPero tampoco tiene tanta importancia. Quitemos tres ceros, por ejempo; la cantidad de píldoras sigue siendo tan enorme que resulta imposible de visualizar.
Pues sí que me sobraban tres ceros, sí: http://standupmaths.com/docs/Matt-Parker-Homeopathic-workingout.pdf.
ResponderEliminarYa está corregido. Y, por cierto, los cálculos son muy interesantes.
¡Juer, por mol y no por litro! Este Alzheimer ...
ResponderEliminarYa, 6,023*10^23
ResponderEliminarEso me suena que el número de Avogadro, o Avogaaaaadro! que diría Buenafuente.
¿No podría ser que en las diluciones homeopáticas, cada molécula guardase una memoria particular y propia de su unico (no tiene por qué ser el mismo siempre) nº de Avogadro y que por ello estos cálculos no sirviesen para nada, ya que el resultado final tendría la composición y comportamiento que le diese la gana al que hace la dilución, o al fabricante, siempre que encontrasen un comprador lo suficientemente crédulo?
Es un aspecto a considerar.
Es broma (por si acaso).
Un saludo.
Yamato, buenísimo el blog, buenísimo el artículo (se lo he enviado a unos amigos creyentes) y cojonudo el pdf que enlazas en tu último comentario. Los cálculos además de interesantes son graciosos.
ResponderEliminarSaludos.
Que valiente eres Yamato... tomarte todas esas bolitas de oscillococcinum ¿y si has desarrollado intolerancia a la lactosa?
ResponderEliminardejaros de gaitas y probarlo 13,80 € yo no se si es psicologico o es que verdareramente hace algo, el caso es que no he cogido catarro alguno
ResponderEliminargracias
EliminarYo empecé a tomarlo el año pasado y tengo ya mi cajita preparada para este año. He pasado de estar siempre resfriado a no tener que ir al médico ni una sola vez por este motivo. Yo creo que "funciona".
ResponderEliminarEso es lo que necesitaba saber si funciona o no, más allá de los cálculos y demás que en últimas resultan irrelevantes ante el caso práctico de que funcione. :)
EliminarMuy bueno el blog!! :)
ResponderEliminarpues vaya si funciona. de coger una gripe que podría durar una o dos semanas, dado que suelo tener las defensas bajas de por sí, a que me dure 2 días. si no es placebo, que alguien me lo aclare, porque ya pueden ponerle cualquier mierda, agua o nada, que si funciona (y joder si funciona), de puta madre.
ResponderEliminarA mí también me pasa, Anónimo, pero con lo que podríamos llamar homeopatía extrema: no tomando oscillococcinum, me acatarro poco y me suelen durar uno o dos días. Y encima me ahorro una pasta en azúcar...
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