4 de junio de 2007

Antología del terror electromagnético

Si algún día se escribiera una antología de los relatos que buscan meternos miedo con eso de los campos electromagnéticos... bueno, no, no creo que los artículos que firmaba ayer Solange Vázquez en El Correo ocupen un lugar destacado. Pero no será por falta de intención, vamos.

Y es que miedo, lo que se dice miedo, no consiguen meter mucho, pero lo intentan, vaya. Y con ganas.

Y si no fíjense ustedes en el título del primero de ellos: "Fugitivos de las ondas", nada menos. Titular que sirve de presentación a la historia de varios enfermos de la llamada "hipersensibilidad electromagnética", dolencia que les ataca cuando se encuentran en presencia de luces fluorescentes, hornos microondas, líneas de alta tensión y, por supuesto (¿cómo iba a faltar el Coco Malo a la cita?) teléfonos móviles.

En honor a la verdad, Solange Vázquez nos recuerda en su artículo que la cosa no está del todo clara. En concreto dice que

[La OMS destaca que]«la mayoría» de los estudios no ha alcanzado la evidencia científica de que los 'hipersensibles' reaccionen al ser expuestos a ondas. «Yo no tengo ninguna duda de que los síntomas son reales, pero no parecen relacionados con los campos electromagnéticos. Nadie sabe qué demostrarán futuras investigaciones», declaró a este periódico el profesor Anders Ahlbom, del Instituto Karolinska sueco, institución que participa en la elección de los Nobel de Medicina. Por su parte, Joseba Zubia, catedrático de Comunicaciones Ópticas de la Universidad del País Vasco, cree que «la gente se sugestiona» y atribuye su enfermedad «al miedo» que desde siempre ha generado la irrupción de nuevas tecnologías.


La pena es que a continuación eche por tierra esa precaución para contarnos que

Otros expertos, en cambio, sostienen que hay personas especialmente sensibles a los campos electromagnéticos -formados por radiaciones de la telefonía móvil, el Wi-Fi y las líneas de alta tensión, así como las emisiones de aparatos y electrodomésticos- que se han convertido en auténticas 'antenas humanas' y sufren los efectos de las ondas. Ni siquiera a nivel geográfico existe el mínimo atisbo de consenso: mientras que en España aún no se ha reconocido legalmente esta dolencia, en países como Suecia, Suiza, Italia, Rusia, China, Nueva Zelanda y Bélgica han legislado medidas preventivas. Así, la electrosensibilidad está reconocida en Suecia como enfermedad orgánica incapacitante
.

De hecho, para el doctor Fernández Sola, citado también en el artículo, la explicación de que sólo unas pocas personas padezcan esta enfermedad se encuentra en que

«(...) no todo el mundo aguanta igual las cosas -matiza Fernández Solá-. El número de campos electromagnéticos ha aumentado mucho en los últimos años, lo que ha propiciado que aparezcan casos de hipersensibilidad, cuyos síntomas son parecidos al resto de las alergias: irritaciones cutáneas, de garganta, de piel, problemas respiratorios, náuseas, vómitos, diarrea Y, en ocasiones, migrañas, insomnio, incluso fibromialgia y fenómenos neurológicos más graves. Por ejemplo, hay afectados que pasan por debajo de una línea de alta tensión y se desorientan totalmente».


En definitiva, se trata de una enfermedad real y con unos terribles efectos que los afectados -cuyos testimonios ocupan la mayor parte del artículo- y diversos expertos -citados en este y los otros escritos de Solange Vázquez, como veremos- se encargan de atribuir con poco margen para la duda a los campos electromagnéticos.

Lo cual, a la vista de los datos que existen sobre la enfermedad, no es cierto.

Vamos por partes. La hipersensibilidad a los campos electromagnéticos existe, ciertamente, como enfermedad reconocida por la Organización Mundial de la Salud. Sus síntomas son, como dice la propia OMS, bastante inespecíficos, aunque por lo general quienes la padecen hablan de fatiga y estrés, dolores de cabeza, comezón en la piel, pérdidas de memoria o insomnio. Y en los casos considerados severos, sin duda puede hacer la vida imposible a las personas que la padecen. De modo que hasta ahí el artículo de Solange Vázquez va bien.

Sólo hasta ahí, porque lo curioso de esta enfermedad es que todo indica que no la causan los campos electromagnéticos.

Se han realizado ya unos cuantos estudios clínicos sobre la enfermedad. Algunos bastante importantes, con varios centenares de pacientes. En algunos se ha sometido a los pacientes a campos electromagnéticos sin que ellos lo supieran, para comprobar si experimentaban un empeoramiento de sus síntomas. En otros se ha procedido al revés: se les ha hecho creer que se les estaba sometiendo a un campo electromagnético "de pega" (por ejemplo, mediante un teléfono móvil simulado), para ver qué pasaba. Y los resultados son demoledores: los teléfonos móviles de pacotilla hacen que los enfermos empeoren notablemente, mientras que los campos electromagnéticos reales, pero emitidos sin que lo sepan los pacientes, no producen absolutamente ningún efecto. Sólo en algunos, muy pocos casos se ha podido determinar una causa real, aunque sin relación con los campos electromagnéticos: al parecer a algunas personas el parpadeo de los tubos fluorescentes o las bombillas de corriente alterna puede llegar a causarles dolores de cabeza. Pero en la mayoría de las ocasiones la enfermedad es real, sí, pero sus causas son pura y simplemente psicosomáticas.

O dicho de otro modo: lo que causa la hipersensibilidad electromagnética no son los campos electromagnéticos, sino el miedo a los campos electromagnéticos.

Miedo fomentado por artículos como los de Solange Vázquez, que en otra de sus columnas (la titulada "Mejor con construcción sostenible" vuelve a asustarnos con la relación entre la lipoatrofia circular, una enfermedad benigna detectada a numerosos trabajadores de grandes empresas (curiosamente, las más afectadas son catalanas: Gas Natural y La Caixa) y que la periodista relaciona sin dudarlo con el llamado "síndrome del edificio enfermo". Dice esta mujer que

El concepto de construcción sostenible, que propone la creación de edificios ecológicos, hechos con materiales reciclados y que protejan en la medida de lo posible a sus habitantes, empieza a ganar peso. Tomas de tierra adecuadamente instaladas y el uso de materiales aislantes y ligeros, por ejemplo, pueden hacer que una persona aquejada de electrosensibilidad sienta síntomas menos acusados. (...)

Es lo que ocurrió a principios de año en la sede de Gas Natural de Barcelona, un flamante edificio recién estrenado que tuvo que ser desalojado temporalmente porque 150 empleados, casi todas mujeres, enfermaron de lipoatrofia semicircular, una extraña dolencia que se manifiesta con una pérdida de tejido graso en la zona superior de los muslos. Esta patología, cuyas causas no están claras, parece estar relacionada con las cargas electrostáticas intensificadas por un mobiliario de materiales inadecuados y por un índice de humedad incorrecto.

Este es el caso de 'edificio enfermo' más llamativo que se ha dado en España en los últimos tiempos, un fenómeno que sobre todo se detecta en construcciones modernas y en lugares donde hay gran cantidad de artefactos tecnológicos, como las sedes de radio y televisión (...).


Tan terrorífico como lo de la hipersensibilidad... y tan erróneo. La lipoatrofia semicircular, de nuevo, es también una enfermedad real. Pero si bien sus causas aún no han sido identificadas con toda seguridad, todo apunta a que su relación con los campos electromagnéticos sólo existe en la imaginación de personas como Solange Vázquez y otros escritores de cuentos de terror. Según parece, la causa más probable de esta enfermedad son microtraumas, pequeños golpes contra el mobiliario. El hecho de que se dé sobre todo en mujeres que trabajan en oficinas obedece a la combinación de factores como el uso de minifaldas y la altura estratégica a la que están colocados los cantos de los escritorios. Y bueno, yo reconozco que ante este panorama prefiero con mucho que se adopten medidas preventivas respecto a los escritorios y no con relación a las minifaldas, pero en todo caso la solución parece ir por ahí, en lugar de ponerse a contratar a algún experto en limpiar la oficina de los malos espíritus... digo, de los malvados campos electromagnéticos.

Experto como el que cita Solange Vázquez en su tercer artículo, "«La electropolución es la plaga del siglo XXI»", que consiste en una entrevista a Carlos M. Requejo, a quien presenta como

uno los pocos expertos en domoterapia -disciplina que estudia los edificios 'enfermos'- que hay en España


Carlos Requejo es responsable de la empresa JCC Gabinete de Asesoría y proyectos de calidad ambiental S.L., nombre larguísimo que abrevian denominándose simplemente "Domótica". Empresa que en su página web nos ofrece asesoría sobre los males de la contaminación electromagnética, la bioconstrucción, la calidad ambiental o la domobiótica, disciplina cuyo carácter científico podemos evaluar si tenemos en cuenta que entre otros aspectos incluye el asesoramiento sobre Feng-shui o geobiología. Vamos, que sólo le falta vender camas piramidales para copar todo el mercado magufo-doméstico.

Así que, en esa línea, Carlos Requejo nos informa cumplidamente de que

Existe algún riesgo con todos los aparatos electrodomésticos, pero, generalmente, son los emisores de microondas digitales, usados en telecomunicaciones, como el teléfono móvil GSM, el inalámbrico tipo DECT, y las redes inalábricas, como Wi-Fi y 'Wi-Max', que en contra de los derechos constitucionales invaden nuestro cuerpo, nuestro cerebro ¿Y la intimidad inviolable del domicilio privado!

Advirtiéndonos además que no nos confiemos: aunque aún no hayamos desarrollado los síntomas de la temible hipersensibilidad electromagnética,

Todos somos sensibles al electromagnetismo en mayor o menor grado, sólo que los casos diagnosticados como electrosensibles son la avanzadilla y muestran síntomas agudos a corto plazo. Pero, si la exposición a estos campos se hace crónica y habitual, acabaremos todos desarrollando síntomas. Por eso se dice que la electropolución es la plaga del siglo XXI.


En fin, ¿ven como no les engañaba cuando calificaba estos artículos como relatos de terror? Un terror irracional, basado en la ignorancia, pero terror, al fin y al cabo. Y tan grave que, en una especie de bucle, puede llegar a producir esa enfermedad real sobre la que supuestamente nos está advirtiendo, y cuya causa son artículos de este tipo.

En fin, como se pueden imaginar, desde el Círculo Escéptico ya hemos enviado una carta al periódico protestando por este ejemplo de mala información periodística, y por supuesto invitamos a quien lo desee a enviar la suya. Al fin y al cabo, en este caso no nos encontramos solamente ante la típica magufada periodística, la habitual historieta sobre Nessie o el Yeti, sino ante algo mucho más grave: la irresponsabilidad que supone fomentar un miedo que puede hacer que las personas más susceptibles lleguen a enfermar... de miedo.

12 comentarios:

  1. Anónimo13:21

    excelente comentario, me ha gustado mucho... solo una pregunta Yamato, ¿podrias dar la referencia de los estudios que nos presentas? simplemente porque si trato de hablar de este tema, y antes de que se me echen encima llamandome machista por decir que la culpa es de las mujeres por usar minifalda (si, ya se que no es lo que tu dices, pero aqui cada uno oye lo que quiere...) pues quiero poder poner encima de la mesa una referencia.

    Muchas gracias,

    P.D.: ¿que diran los magufitos y trolles varios cuando vean que en blogs como el tuyo no hay problemas en criticar y señalar fallos y errores cometidos por medios de comunicacion donde trabajan otros escepticos? ¿Se callaraán y meterán el rabito entre las piernas? ¿O tendrán las santas narices de decir que esto es debido a una "guerra entre escepticos"?

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  2. Y va y resulta que los campos electromagnéticos pueden causar fibromialgia. que NO ES UNA ENFERMEDAD, sino una cantidad de síntomas inespecíficos con tratamientos muy diversos. La fiobromialgia como enfermedad no existe, por muchas asociaciones que existan de afectados.

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  3. La hipersensibilidad electromagnética existe, no me seáis detractores. A mi me empiezan todos los síntomas el domingo por la tarde y no se me quitan hasta el viernes a última hora.

    Por supuesto, el hecho de trabajar en un despliegue de red de telefonía móvil y de tener pocas ganas de ir a trabajar son datos irrelevantes para el estudio...

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  4. Anónimo11:21

    La OMS, la AECC, organismos que merecen toda mi credibilidad, advierten, que aunque no se ha podido demostrar nada hasta ahora, se deben seguir estudiando los efectos de las ondas electromagnéticas en los seres humanos, al no haber una certeza de que dichas ondas sean inocuas para la salud. ¿Quién me puede explicar el principio de precaución que adoptan? ¿Porqué ninguna asociación afirma al 100% que no causa transtornos en la salud del ser humano?

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  5. Hola, Athanasius.

    Buceando por sitios como Pubmed y similares he encontrado varios casos curiosos. El más llamativo quizá sea este, pero no es el único.

    Como verás, la lipoatrofia semicircular se asocia generalmente con pequeños golpes y presiones en las zonas afectadas sobre el mobiliario o incluso, en aquel caso, el borde del lavabo mientras la paciente se maquillaba. Por otra parte, se sabe que la lipoatrofia semicircular afecta más a las mujeres que los hombres. Lo de la minifalda no pasa de ser un chiste por mi parte, pero creo que con cierto fundamento: como la minifalda no protege los pantalones, supongo que contribuirá a que las mujeres que la usan reciban más golpes ;-)

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  6. Hola, Anónimo.

    Creo que tú mismo deberías plantearte esa cuestión. El hecho de que tras numerosos estudios, algunos de muchos años de duración, los organismos que mencionas sigan optando por el principio de precaución indica claramente que hasta ahora no han encontrado nada que justifique la restricción de los campos electromagnéticos.

    Otra cosa es que, por razones evidentes, se desconozcan aún los efectos que pudieran tener en los casos de exposiciones muy largas (de varias décadas), lo que aconseja continuar con los estudios y adoptar ese principio de precaución.

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  7. Anónimo10:52

    Hola,
    Yo he estado expuesto, sin saberlo, durante más de 20 años a campos electromagnéticos de alta tensión y cableado en mal estado, monitores CRT,..
    Recientemente a antenas de telefonía móvil (6 o más antenas en un radio de 500 metros).
    4 Telefonos DECT (2 en casa y 2 en el trabajo).

    Como electrosensitivo y
    estudioso del tema
    no tengo dudas de que la electrosensibilidad existe y no és psicosomática.

    Han leído la declaración de Freiburgo (Fribourg) 2002?

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  8. Anónimo8:21

    Podrías echarle un vistazo a http://www.bioinitiative.org/

    Lo realmente terrorífico es manejar negocios de billones de euros utilizando campos electromagnéticos cuando sus efectos son cada vez más conocidos, porbados y contrastados.

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  9. Hace poco mas de una año que duermo a un metro de un cableado electrico que sirve a varias casas y hace 4 meses que sufro de sindrome de presion endocraneana y no se me va a pesar de la medicacion...ustedes creen que tenga alguna relacion con el tema de la hipersensibilidad?
    Gracias por sus comentarios

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  10. La verdad es que pienso que usted trata el tema un tanto despreocupadamente. Una cosa es no mostrar convencimiento con todo esto, y otra, muy distinta, es intentar desprestigiar a las personas que realmente sufren por culpa de los tóxicos y las tecnologías móviles.

    Yo soy un usuario de ellas, y pienso que, en vez de intentar escurrir el bulto deberían proponerse soluciones. ¿Por qué no pasar las emisoras de radio a tecnología de emisión digital, la cual ocupa menos ancho de banda y repartir el mismo entre la radiodifusión y la tecnología móvil, dado que a estas frecuencias ya estaría más adaptado el cuerpo humano?

    Forza4.

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  11. Vamos por partes.

    Forza4, vuelve a leer el artículo. Digo no una, sino varias veces que la enfermedad es real y está reconocida como tal incluso por la OMS. Lo que sucede es que su causa no son los campos electromagnéticos, sino el temor a los campos electromagnéticos. Y ante eso, lo que resulta no ya despreocupado, sino incluso temerario es seguir fomentando ese temor.

    Gaviota, creo que lo más aconsejable en estos casos es acudir a un médico.

    Anónimo de "bioinitiative", conozco el documento, lo encuentro muy interesante y lo he consultado y citado... hablando de otras cuestiones. El informe alerta acerca de los posibles riesgos de la exposición prolongada a campos electromagnéticos y aunque la evidencia que encuentra no es tan concluyente como parece indicar en sus conclusiones, aboga por incrementar los márgenes de seguridad por un principio de precaución.

    Lo cual está muy bien, pero no tiene nada que ver con la supuesta hipersensibilidad. No se trata de si la exposición prolongada a campos electromagnéticos de determinada intensidad incrementa o no el riesgo de leucemia infantil, como plantea el informe, sino de si algunas personas son especialmente sensibles a campos electromagnéticos que además por lo visto son de cualquier intensidad y cualquier tipo (como cuenta el electro-anónimo o como parece pensar Gaviota). Y que, por lo que cuenta la OMS, actúan no en función de si realmente están presentes o no, sino de si el hipersensible cree o no que están ahí. Si no recuerdo mal, el informe de Bioinitiative ni siquiera menciona este síndrome.

    Electro-anónimo, ¿qué quieres que te diga? Hace algún tiempo conocí un caso muy curioso: un operador de telefonía móvil instaló un repetidor sobre la azotea de un edificio, y poco después varios vecinos empezaron a experimentar dolores de cabeza, fatiga, malestar general...

    Después se supo que el Ayuntamiento había denegado la licencia para el repetidor antes de que la instalación estuviera terminada, por lo que nunca llegó a funcionar. De hecho ni siquiera tiene acometida eléctrica.

    Una enfermedad es algo muy serio, lo suficiente como para buscar sus causas con el necesario escepticismo en lugar de quedarnos con el miedo que esté de moda en cada época.

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  12. Anónimo22:37

    Hola!!!
    Soy una chica de 27 años y acabo de leer el artículo, deciros que me ha parecido un tema muy interesante para debatir y sobretodo porque me siento una afectada por el sindrome de hipersinsibilidad electromagnética, todo empezo cuando me compre mi primer móvil sobre el año 2000 y con la tonteria de la novedad me tiraba hablando una hora con él, ahí empezaron los problemas, dolor de cabeza, de oido, cambios de humor...llege hasta el punto de no querer hablar por el móvil, en aquellos tiempos todavía no se escuchaba en los medios los efectos de el electromagnetismo, pero ya sentía que algo no iba bien, luego continuaron las historias en este caso con el bluetooh del coche, fue increible me duro un mes ya que cada vez que se me conectaba se me dormia la parte superior del labio derecho y notaba un fuerte golpe en la frente, fue increible, yo misma me decia "no puede ser real" pero me cansaba de probarlo una vez y otra hasta que lo quite, lo vendi por 50euros y mi vida volvio a la normalidad,otro caso el wifi(éste en menor medida)me provocaba un leve dolor de cabeza,logre eliminarlo de mi hogar despues de muchisimas peleas con mis hermanos y de gastarme una pasta en introducir el internet por cable. La verdad es que he intentado con todas las fuerzas comprobar que me pasa, si es todo mental o no, pero despues de mucho probar e incluso hacer pequeños experimentos( como es no decirme mi hermano cuando lleva el móvil que tiene que emite 1,2 sar, y detectarselo siempre )he llegado a la conclusión que detecto los campos electrómangeticos, sobre todo cuando las emisiones son altas, no fallo y por muchos artículos que publiquen diciendo lo contrario no me van a hacer cambiar de opinion. Gracias.

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