Dicen que hace tiempo que ya no la lleva...
Claro, es que ahora lleva otra:
En fin...
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20 de octubre de 2010
16 de mayo de 2010
¿Las pulseras holográficas provocan ataques de esquizofrenia?
Es curioso que, al contrario de lo que suele ocurrir normalmente, muchos medios de comunicación hayan denunciado públicamente el timo de las pulseras holográficas. Vean, por ejemplo, el caso del diario La Verdad. En febrero del año pasado publicaba este artículo en el que se denunciaba el timo con todo detalle:
Decía el artículo que
Menos de un mes después, el mismo periódico publicaba este otro artículo, denunciando igualmente el fraude:
Y citando también a algún otro personaje conocido:
A finales de abril, La Verdad volvía a comentar el fraude de las timopulseras, con motivo de la denuncia de Facua contra la empresa Power Balance España:
Como decía el periódico,
Y no acaba aquí la cosa. Tres días más tarde La Verdad informaba de que Facua ha denunciado a una tercera empresa fabricante de timopulseras:
Recordando de nuevo que
Bueno, pues adivinen ahora qué promoción trae la edición de hoy de ese mismo periódico:
Maikelnai comentaba hoy en su blog algunas de las razones por las que los blogs van ganando terreno a la prensa convencional. Bueno, aquí tienen una de ellas, porque después de esto la credibilidad del periódico queda a la altura del betún.
Y conste que el título de esta entrada es una simple broma: las pulseras estas no provocan ningún efecto sobre la salud, y la promoción probablemente no se deba a un ataque de esquizofrenia, sino de márketing. Es más: sospecho que parte de la culpa de este bochorno se debe sencillamente a que los responsables de la promoción ni siquiera se molestan en leer su propio periódico.
Y la otra parte al verdadero efecto Power Balance, claro. Porque no me negarán que, en este caso, la relación entre las timopulseras y la idiotez es innegable, ¿verdad?
Decía el artículo que
Desde la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, la médico valenciana Esther Samper refuta un discurso que califica de «pura palabrería» y afirma que los brazaletes «no pueden tener efecto alguno porque están compuestos por materiales inertes que no afectan para nada a las personas». Añade Samper que los fabricantes «se han limitado a modernizar con hologramas el viejo argumento del electromagnetismo, pura superchería desde un punto de vista científico».
Menos de un mes después, el mismo periódico publicaba este otro artículo, denunciando igualmente el fraude:
Y citando también a algún otro personaje conocido:
Para Fernando Frías, abogado alicantino experto en fraudes paranormales, la explicación del fenómeno radica en el «efecto placebo. Los testimonios hablan de cuestiones muy subjetivas, como sentirse mejor o peor, que no dependen de las dolencias -muchas veces cíclicas- sino de la interpretación que de ellas se haga», en la «autojustificación de la inversión» y en que «mucha gente no sabe distinguir explicaciones sin fundamento».
Frías, que es miembro del Círculo Escéptico, destaca que el consumidor está desprotegido ante este tipo de productos milagro. «La Administración no actúa y los jueces lo excluyen de los delitos de estafa porque el engaño es tan burdo que no es culpa únicamente del estafador sino también del estafado».
A finales de abril, La Verdad volvía a comentar el fraude de las timopulseras, con motivo de la denuncia de Facua contra la empresa Power Balance España:
Como decía el periódico,
La pulsera fue desarrollada hace un par de años por un grupo de atletas norteamericanos con una fórmula bastante sencilla: una simple tira de neopreno o silicona y un poco de autosugestión.
Y no acaba aquí la cosa. Tres días más tarde La Verdad informaba de que Facua ha denunciado a una tercera empresa fabricante de timopulseras:
Recordando de nuevo que
Dada la gran variedad de pulseras pseudomilagrosas, esta organización de consumidores ha pedido a las administraciones que actúen "con la rapidez y contundencia" ante un "fraude de estas dimensiones", en el que cientos de miles de afectados han comprado pulseras con supuestos efectos beneficiosos sobre la salud.
Bueno, pues adivinen ahora qué promoción trae la edición de hoy de ese mismo periódico:
Maikelnai comentaba hoy en su blog algunas de las razones por las que los blogs van ganando terreno a la prensa convencional. Bueno, aquí tienen una de ellas, porque después de esto la credibilidad del periódico queda a la altura del betún.
Y conste que el título de esta entrada es una simple broma: las pulseras estas no provocan ningún efecto sobre la salud, y la promoción probablemente no se deba a un ataque de esquizofrenia, sino de márketing. Es más: sospecho que parte de la culpa de este bochorno se debe sencillamente a que los responsables de la promoción ni siquiera se molestan en leer su propio periódico.
Y la otra parte al verdadero efecto Power Balance, claro. Porque no me negarán que, en este caso, la relación entre las timopulseras y la idiotez es innegable, ¿verdad?
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29 de abril de 2010
La Power Balance, la homeopatía y las asociaciones de consumidores
La verdad es que hoy ha sido un día divertido para quienes seguimos esto de las timopulseras holográficas. La cosa empezó cuando Facua anunció que va a denunciar las pulseras Power Balance ante las autoridades sanitarias:
Una estupenda noticia que llega pocos días después de que también anunciara otra serie de denuncias contra otro fabricante de estas "pulseras de equilibrio". Y era de esperar, porque argumentos para denunciar a Power Balance hay más que de sobra.
Pero no se acabó ahí la cosa. Muy poco después, El País echaba otra piedra sobre las plácidas aguas de la venta de camelos holográficos con esta otra noticia:
Según el artículo,
Algo ante lo que uno no sabe si decir eso de "más vale tarde que nunca" o bien aquello otro de "a buenas horas, mangas verdes", en vista de que, como cuenta ABC al informar de la noticia,
A 35 euros de precio de venta al público de la pulsera, pueden hacerse ustedes una idea del volumen que ha alcanzado el timo hasta la fecha.
La noticia, en fin, ha sido tan llamativa que incluso las noticias de La Sexta (eso sí, tras hacerse un poquito de rogar) han informado de ella, lo cual constituye en sí mismo otra noticia teniendo en cuenta los antecedentes de la cadena.
Eso en cuanto a la parte seria de la noticia. El alivio cómico, tan necesario en estos casos, lo ha puesto nada menos que la propia Power Balance, con un fantástico comunicado de prensa (pdf) en el que nos obsequia con perlas cultivadas como estas:
En fin, les remito nuevamente a mi entrada de hace unos días (o, qué narices, a la propia web de la empresa) para que juzguen ustedes mismos si eso es cierto o si nos intentan vender de nuevo una nube de humo tan fantástica como las propiedades, ejem, milagrosas que atribuyen al chisme.
Aunque, en honor a la verdad, hay que reconocer que con el comunicado han conseguido algo que la pulsera promete pero no cumple: aliviar el estrés aprovechando las indudables cualidades relajantes de la carcajada.
En fin, todo esto lo sabrán ustedes de sobra, especialmente si son usuarios de menéame (y si no lo son, no sé a qué están esperando), donde la noticia ha cosechado un buen número de votos. Por cierto que, teniendo en cuenta que no es la primera vez que pasa algo parecido (gracias, gracias), habrá que concluir que los usuarios del elefantito son/somos especialmente críticos con este tipo de timos...
Así que vamos a darle un enfoque diferente. Al conocerse la noticia decía Carlos Chordá que
Me da a mí que va a ser que no, pero la idea no es tan descabellada. Recordemos que el otro día el Director General de la OCU decía en el blog de Kurioso que había una serie de signos que permiten reconocer a un producto milagro:
¿Se podrían aplicar esos criterios a la homeopatía? Hagamos la prueba.
1. Una verdad incuestionable. Desde luego, la homeopatía parte de no ya una, sino muchas verdades incuestionables: que los seres humanos enfermamos, que nuestro organismo tiene (en ciertos casos) capacidad para sanarse a sí mismo, o que los medicamentos (también en ciertos casos) producen efectos adversos. Y, como contaba el director de la OCU, estas afirmaciones sirven para adornar la
2. Farfulla pseudocientífica. Consistente en afirmaciones sobre el supuesto mecanismo de funcionamiento por el cual "los similares curan los similares" (incluyendo si es preciso alusiones tergiversadas a mecanismos fisiológicos reales como la vacunación o la hormesis), la "memoria del agua" o incluso el carácter "natural" de los preparados homeopáticos. Y también alusiones a estudios clínicos que supuestamente avalarían la eficacia de la homeopatía, sin tener en cuenta su calidad o que en ocasiones pueden incurrir en errores metodológicos de bulto.
3. Producto inocuo. Que es otra de las afirmaciones estrella de la homeopatía. Se nos dice una y otra vez que se trata de productos inocuos, que no causan efectos secundarios. Lo cual es bastante cierto: ni secundarios ni de ningún otro tipo (echen un vistazo a mi "placebocidiómetro", aquí al lado), salvo que uno padezca intolerancia a la lactosa o que el producto no haya sido diluido hasta dosis realmenteinexistentes homeopáticas y contenga cantidades apreciables de sustancias peligrosas.
4. Mensaje con afirmaciones contundentes. Basadas en la utilización irresponsable y subjetiva del verbo ‘ayudar’. Y es que, en efecto, la homeopatía nos promete curarlo prácticamente todo (incluyendo enfermedades y dolencias puramente ficticias), pero generalmente pone mucho cuidado en señalar su carácter "complementario" o de "ayuda". Pocos homeópatas que se respeten (y, sobre todo, que quieran seguir tranquilamente con su negocio) anunciarán abiertamente que la homeopatía sustituye a un tratamiento científico, o emplearán la palabra "curar". En la soledad de la consulta es otra cosa, pero en público hay que guardar las formas, que las autoridades a veces se ponen un poco quisquillosas. Y
5. Mensajeros y comunicadores al servicio del producto. Que nunca faltan. Las "batas blancas" de las que hablaba el Director de la OCU incluso se han oficializado, y los testimonios de famosos se extienden incluso a libros enteros que hablan del tema, que con más sentido de la propaganda que rigor nos venden el argumento de que literatos, escritores, políticos o futbolistas famosos saben muchísimo más que cualquier científico medianamente sensato.
Así que ya ven: probablemente Carlos Chordá tenga razón, y las asociaciones de consumidores deberían echar un vistazo a las pseudomedicinas (no solo la homeopatía; la lista también se cumple con la acupuntura, la quiropráctica, el reiki y cualquier otra engañifa por el estilo).
Y, por supuesto, hacerlo mejor que hasta ahora. Que no solo de pulseras holográficas viven los timadores.
FACUA-Consumidores en Acción ha denunciado a la empresa Power Balance España ante por atribuir propiedades seudomilagrosas a sus pulseras y otros productos como colgantes, tarjetas plásticas y pegatinas.
Las denuncias han sido remitidas, entre otros organismos, a la Dirección General de Salud Pública y Sanidad Exterior del Ministerio de Sanidad y Política Social y la Secretaría General de Salud Pública de la Junta de Andalucía. Power Balance tiene su sede social en la localidad malagueña de Marbella.
Una estupenda noticia que llega pocos días después de que también anunciara otra serie de denuncias contra otro fabricante de estas "pulseras de equilibrio". Y era de esperar, porque argumentos para denunciar a Power Balance hay más que de sobra.
Pero no se acabó ahí la cosa. Muy poco después, El País echaba otra piedra sobre las plácidas aguas de la venta de camelos holográficos con esta otra noticia:
Según el artículo,
el Instituto Nacional de Consumo (dependiente del ministerio de Sanidad) ha mandado una directiva a las Comunidades (que son quienes tienen competencia para prohibir o no su venta) alertando de que incurren en publicidad engañosa.
Algo ante lo que uno no sabe si decir eso de "más vale tarde que nunca" o bien aquello otro de "a buenas horas, mangas verdes", en vista de que, como cuenta ABC al informar de la noticia,
acompaña a más de 350.000 personas en España.
A 35 euros de precio de venta al público de la pulsera, pueden hacerse ustedes una idea del volumen que ha alcanzado el timo hasta la fecha.
La noticia, en fin, ha sido tan llamativa que incluso las noticias de La Sexta (eso sí, tras hacerse un poquito de rogar) han informado de ella, lo cual constituye en sí mismo otra noticia teniendo en cuenta los antecedentes de la cadena.
Eso en cuanto a la parte seria de la noticia. El alivio cómico, tan necesario en estos casos, lo ha puesto nada menos que la propia Power Balance, con un fantástico comunicado de prensa (pdf) en el que nos obsequia con perlas cultivadas como estas:
- Que POWER BALANCE nunca ha atribuido propiedades pesudomilagrosas ni harecomendado su producto con pretendidos fines sanitarios .
- Que, en cualquier caso, FACUA-Consumidores en Acción habría presentado demanda contra defectos en la publicidad emitida y en ningún caso contra el uso del producto.
- Que la tecnología de POWER BALANCE ni es un medicamento ni pretende serlo, por lo que no se considera sujeta a la regulación de la “Ley del Medicamento”, tal y como informa FACUA en su comunicado.
- Que POWER BALANCE lamenta que FACUA-Consumidores en Acción no se haya puesto en contacto con los responsables de la empresa a fin de aclarar previamente las discrepancias demandadas.
- Que POWER BALANCE realizará las acciones legales y comerciales que considere adecuadas y necesarias para proteger su tecnología, su marca y su prestigio.
En fin, les remito nuevamente a mi entrada de hace unos días (o, qué narices, a la propia web de la empresa) para que juzguen ustedes mismos si eso es cierto o si nos intentan vender de nuevo una nube de humo tan fantástica como las propiedades, ejem, milagrosas que atribuyen al chisme.
Aunque, en honor a la verdad, hay que reconocer que con el comunicado han conseguido algo que la pulsera promete pero no cumple: aliviar el estrés aprovechando las indudables cualidades relajantes de la carcajada.
En fin, todo esto lo sabrán ustedes de sobra, especialmente si son usuarios de menéame (y si no lo son, no sé a qué están esperando), donde la noticia ha cosechado un buen número de votos. Por cierto que, teniendo en cuenta que no es la primera vez que pasa algo parecido (gracias, gracias), habrá que concluir que los usuarios del elefantito son/somos especialmente críticos con este tipo de timos...
Así que vamos a darle un enfoque diferente. Al conocerse la noticia decía Carlos Chordá que
Tras la denuncia a las power balance (Y POR LO MISMO), la homeopatía. ¿A que no?
Me da a mí que va a ser que no, pero la idea no es tan descabellada. Recordemos que el otro día el Director General de la OCU decía en el blog de Kurioso que había una serie de signos que permiten reconocer a un producto milagro:
- Una verdad incuestionable. En el caso de la Power Balance su panfleto terapéutico comienza con el manido: “El cuerpo humano está formado por células….” y otras perlas irrefutables que sirven de punto de partida para adornar con realidad la farfulla siguiente.
- Farfulla pseudocientífica. El resto de la terminología esta diseñada para enredar a los cerebros más despistados o menos instruidos. Afirmaciones indemostrables basadas en estudios científicos hechos en ‘tierras remotas’.
- Producto inocuo. Importantísimo. Excepto que te comas la pulsera la inocuidad está garantizada y les protege de cualquier registro sanitario.
- Mensaje con afirmaciones contundentes. Basadas en la utilización irresponsable y subjetiva del verbo ‘ayudar’.
- Mensajeros y comunicadores al servicio del producto. Una ‘bata blanca’ en una farmacia o un deportista famoso que te vendan, utilizando su autoridad, la confianza en el producto.
¿Se podrían aplicar esos criterios a la homeopatía? Hagamos la prueba.
1. Una verdad incuestionable. Desde luego, la homeopatía parte de no ya una, sino muchas verdades incuestionables: que los seres humanos enfermamos, que nuestro organismo tiene (en ciertos casos) capacidad para sanarse a sí mismo, o que los medicamentos (también en ciertos casos) producen efectos adversos. Y, como contaba el director de la OCU, estas afirmaciones sirven para adornar la
2. Farfulla pseudocientífica. Consistente en afirmaciones sobre el supuesto mecanismo de funcionamiento por el cual "los similares curan los similares" (incluyendo si es preciso alusiones tergiversadas a mecanismos fisiológicos reales como la vacunación o la hormesis), la "memoria del agua" o incluso el carácter "natural" de los preparados homeopáticos. Y también alusiones a estudios clínicos que supuestamente avalarían la eficacia de la homeopatía, sin tener en cuenta su calidad o que en ocasiones pueden incurrir en errores metodológicos de bulto.
3. Producto inocuo. Que es otra de las afirmaciones estrella de la homeopatía. Se nos dice una y otra vez que se trata de productos inocuos, que no causan efectos secundarios. Lo cual es bastante cierto: ni secundarios ni de ningún otro tipo (echen un vistazo a mi "placebocidiómetro", aquí al lado), salvo que uno padezca intolerancia a la lactosa o que el producto no haya sido diluido hasta dosis realmente
4. Mensaje con afirmaciones contundentes. Basadas en la utilización irresponsable y subjetiva del verbo ‘ayudar’. Y es que, en efecto, la homeopatía nos promete curarlo prácticamente todo (incluyendo enfermedades y dolencias puramente ficticias), pero generalmente pone mucho cuidado en señalar su carácter "complementario" o de "ayuda". Pocos homeópatas que se respeten (y, sobre todo, que quieran seguir tranquilamente con su negocio) anunciarán abiertamente que la homeopatía sustituye a un tratamiento científico, o emplearán la palabra "curar". En la soledad de la consulta es otra cosa, pero en público hay que guardar las formas, que las autoridades a veces se ponen un poco quisquillosas. Y
5. Mensajeros y comunicadores al servicio del producto. Que nunca faltan. Las "batas blancas" de las que hablaba el Director de la OCU incluso se han oficializado, y los testimonios de famosos se extienden incluso a libros enteros que hablan del tema, que con más sentido de la propaganda que rigor nos venden el argumento de que literatos, escritores, políticos o futbolistas famosos saben muchísimo más que cualquier científico medianamente sensato.
Así que ya ven: probablemente Carlos Chordá tenga razón, y las asociaciones de consumidores deberían echar un vistazo a las pseudomedicinas (no solo la homeopatía; la lista también se cumple con la acupuntura, la quiropráctica, el reiki y cualquier otra engañifa por el estilo).
Y, por supuesto, hacerlo mejor que hasta ahora. Que no solo de pulseras holográficas viven los timadores.
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1 de abril de 2010
Power Balance: haciendo equilibrios con las leyes (o no)
No voy ahora a ponerme a escribir sobre las (inexistentes) propiedades de la famosa pulserita Power Balance, sobre todo porque ya lo ha hecho, y mucho mejor de lo que yo lo haría, Esther Samper en Medtempus, aunque en una cosa discrepo con ella: alguna utilidad sí que parece tener. Así que, en vez de eso, voy a acercarme a la web de los vendedores del chisme a ver cómo se les da eso tan difícil de cumplir la legislación vigente.
Y prometo que mis comentarios serán, sobre todo, muy equilibrados.
Dicen los vendedores que
De modo que
Lo cual me recuerda, me recuerda... ¡Ah, sí, ya sé lo que me recuerda! Esto:
Lo que pasa es que esto no está en la web de Power Balance, sino en el artículo 4 del Real Decreto 1907/1996, de 2 de agosto, sobre publicidad y promoción comercial de productos, actividades o servicios con pretendida finalidad sanitaria. Artículo que, por cierto, parece tenerle manía a la pulserita, porque también dice que se prohíben los mensajes publicitarios
Lo cual contrasta bastante con cosas como estas:
O como estas otras:
Aunque en este caso no sé si la galería de pardillos es un artilugio promocional o una especie de sala de trofeos.
El artículo 4 del Decreto termina diciendo que se prohíben los mensajes publicitarios
Y en el caso de la Power Balance parece que lo que ocurre es más bien lo contrario: las pruebas científicas dicen que no sirve más que para llenar el bolsillo de los vendedores (bueno, y también para lo que decía JR Mora).
Y, por cierto, si alguien cree que la Power Balance no está incluida en el ámbito del Decreto, que se lea el artículo 1 (las negritas son mías):
Claro que a lo mejor piensan ustedes que los redactores del Decreto le tenían especial manía a la Power Balance. Pero no son los únicos. Por lo visto también han pensado en ella, con mucho cariño, los responsables de la última reforma de la Ley de Competencia Desleal (que son, al fin y al cabo, los redactores de la Directiva 2005/29/EC, relativa a las prácticas comerciales desleales). Porque, vamos no me dirán ustedes que esta disposición del artículo 5 no les trae a la memoria la dichosa pulserita:
O, ya puestos, lo que dice el artículo 18 de la Ley General para la defensa de los consumidores y usuarios:
Todo esto, en fin, tras un repaso somero. Y quizá no tan equilibrado como decía yo al principio; probablemente sea demasiado benévolo. Porque, qué quieren que les diga, a mí en realidad todo esto de la pulserita me recuerda lo que dice el apartado 4 de otra norma....
Y prometo que mis comentarios serán, sobre todo, muy equilibrados.
Dicen los vendedores que
El cuerpo humano está formado por células que mantienen una actividad físico-mecánica y química, pero también eléctrica. Todas estas cargas eléctricas, presentes en todas las células y en todos los órganos, generan campos magnéticos. Estos campos electromagnéticos parecen formar una primera barrera de protección en torno a la célula que la mantiene protegida.
Power Balance es una frecuencia en sí, almacenada en un medio (el holograma), que restaura el equilibrio eletromagnético de tu cuerpo aislando a cada célula viva de los factores externos que le impiden funcionar al 100% de sus capacidades.
De modo que
Son numerosos los beneficios, pero el principal beneficio que describe a Power Balance ® es que brinda al cuerpo nuevamente un estado de armonía y equilibrio como lo tuvo antes de la contaminación por sustancias químicas, comidas rápidas, la falta de ejercicio y el estrés. Como consecuencia de ello, la mayoría de las personas experimentan diversos grados en el aumento del equilibrio, la fuerza, flexibilidad, resistencia, enfoque, coordinación y ritmo.
Lo cual me recuerda, me recuerda... ¡Ah, sí, ya sé lo que me recuerda! Esto:
queda prohibida cualquier clase de publicidad o promoción directa o indirecta, masiva o individualizada, de productos, materiales, sustancias, energías o métodos con pretendida finalidad sanitaria en los siguientes casos:
12. Que sugieran o indiquen que su uso o consumo potencian el rendimiento físico, psíquico, deportivo o sexual.
Lo que pasa es que esto no está en la web de Power Balance, sino en el artículo 4 del Real Decreto 1907/1996, de 2 de agosto, sobre publicidad y promoción comercial de productos, actividades o servicios con pretendida finalidad sanitaria. Artículo que, por cierto, parece tenerle manía a la pulserita, porque también dice que se prohíben los mensajes publicitarios
7. Que pretendan aportar testimonios de profesionales sanitarios, de personas famosas o conocidas por el público o de pacientes reales o supuestos, como medio de inducción al consumo.
Lo cual contrasta bastante con cosas como estas:
O como estas otras:
Aunque en este caso no sé si la galería de pardillos es un artilugio promocional o una especie de sala de trofeos.
El artículo 4 del Decreto termina diciendo que se prohíben los mensajes publicitarios
16. Y, en general, que atribuyan efectos preventivos o terapéuticos específicos que no estén respaldados por suficientes pruebas técnicas o científicas acreditadas y expresamente reconocidas por la Administración sanitaria del Estado.
Y en el caso de la Power Balance parece que lo que ocurre es más bien lo contrario: las pruebas científicas dicen que no sirve más que para llenar el bolsillo de los vendedores (bueno, y también para lo que decía JR Mora).
Y, por cierto, si alguien cree que la Power Balance no está incluida en el ámbito del Decreto, que se lea el artículo 1 (las negritas son mías):
1. Las Autoridades sanitarias y demás órganos competentes en cada caso, de acuerdo con el artículo 27 de la Ley General de Sanidad, las disposiciones especiales aplicables en cada caso y lo establecido en este Real Decreto, controlarán la publicidad y promoción comercial de los productos, materiales, sustancias, energías o métodos que se anuncian o presentan como útiles para el diagnóstico, prevención o tratamiento de enfermedades o desarrollos fisiológicos, adelgazamiento, modificación del Estado físico o psicológico, restauración, corrección o modificación de funciones orgánicas u otras pretendidas finalidades sanitarias, para que se ajusten a criterios de veracidad en lo que atañe a la salud y para limitar todo aquello que pueda constituir un perjuicio para la misma.
Claro que a lo mejor piensan ustedes que los redactores del Decreto le tenían especial manía a la Power Balance. Pero no son los únicos. Por lo visto también han pensado en ella, con mucho cariño, los responsables de la última reforma de la Ley de Competencia Desleal (que son, al fin y al cabo, los redactores de la Directiva 2005/29/EC, relativa a las prácticas comerciales desleales). Porque, vamos no me dirán ustedes que esta disposición del artículo 5 no les trae a la memoria la dichosa pulserita:
Actos de engaño.
1. Se considera desleal por engañosa cualquier conducta que contenga información falsa o información que, aun siendo veraz, por su contenido o presentación induzca o pueda inducir a error a los destinatarios, siendo susceptible de alterar su comportamiento económico, siempre que incida sobre alguno de los siguientes aspectos:
b) Las características principales del bien o servicio, tales como su disponibilidad, sus beneficios, sus riesgos, su ejecución, su composición, sus accesorios, el procedimiento y la fecha de su fabricación o suministro, su entrega, su carácter apropiado, su utilización, su cantidad, sus especificaciones, su origen geográfico o comercial o los resultados que pueden esperarse de su utilización, o los resultados y características esenciales de las pruebas o controles efectuados al bien o servicio.
O, ya puestos, lo que dice el artículo 18 de la Ley General para la defensa de los consumidores y usuarios:
1. El etiquetado y presentación de los bienes y servicios y las modalidades de realizarlo deberán ser de tal naturaleza que no induzca a error al consumidor y usuario, especialmente:
a) Sobre las características del bien o servicio y, en particular, sobre su naturaleza, identidad, cualidades, composición, cantidad, duración, origen o procedencia y modo de fabricación o de obtención.
b) Atribuyendo al bien o servicio efectos o propiedades que no posea.
c) Sugiriendo que el bien o servicio posee características particulares, cuando todos los bienes o servicios similares posean estas mismas características.
Todo esto, en fin, tras un repaso somero. Y quizá no tan equilibrado como decía yo al principio; probablemente sea demasiado benévolo. Porque, qué quieren que les diga, a mí en realidad todo esto de la pulserita me recuerda lo que dice el apartado 4 de otra norma....
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